Hacia una psicoterapia basada en neurociencia de la emoción

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Vivimos en una época donde se produce un cambio de paradigma, donde la revolución de la neurociencia ha trasformado nuestra forma de concebir la mente humana, y ha revelado la primacía del afecto en la condición humana.

En esta revolución la psicoterapia no es una excepción.

El poder curativo de las emociones es una recopilación de textos de los más notables neurocientíficos de la actualidad, incluidos psicoterapeutas tales como Ed Tronick, Alan Shore y Jaak Panksepp; el libro fue editado por Daniel Seigel, Diana Fosha, y Marion Solomon, quienes lideran este esfuerzo para darle un lugar a las emociones con una fuerte fundamentación neurocientífica en el entorno de la práctica clínica.

Todos los colaboradores parten de la premisa sobre el papel fundamental de las emociones profundas con base en el cerebro, el denominado enfoque de procesamiento hacia abajo (tronco encefálico, sistema límbico), resulta sumamente efectivo en el contexto de la psicoterapia tanto individual, como parejas e inclusive familiar.

La primera parte del libro se centra en la compresión de la base neurocientífica y evolutiva del enfoque clínico basado en la experiencia arraigada en las emociones y en el cuerpo, desde el papel de la emoción en la infancia hasta los derroteros evolutivos de la especie humana donde la emoción fue una herramienta esencial en nuestra evolución que nos permitió vincularnos entre nosotros y preservar la vida.

La segunda parte está dirigida específicamente al campo de la práctica clínica, fue escrita por renombrados psicoterapeutas, desde los más novedosos enfoques psicoterapéuticos con base neurocientífica, sus contribuciones profundizan en el papel de la emoción en el trabajo clínico con individuos, parejas y familias.

Sin emoción no hay acción, las bases de las Terapias de Equilibrio Afectivo

El poder curativo de las emociones
El poder curativo de las emociones

Los primeros autores profundizan en las bases neurocientíficas de la psicoterapia, Jaak Panksep, identifica las herramientas ancestrales, la comunicación bidireccional entre el cerebro y el cuerpo, las emociones son reguladas mediante el sistema nervioso autónomo, y además explora los “siete detonantes emocionales”, como él los denomina, los sistemas motivacionales conductuales principales que están en el centro de lo que nos anima: búsqueda, miedo, ira, deseo, cariño, pánico (estrés por separación) y juego.

Steven Porges describe su teoría polivagal de la emoción, la cual explica el procesamiento hacia abajo (cerebro reptiliano) y hacia arriba (hacia lo específicamente humano), para tener en claro que el modo en que interactuamos con los demás, incluso la respuesta emocional evocada en nosotros no puede considerarse independientemente de la neurocepción diferencial (percepción de la situación por parte del sistema nervioso), la cual determina que aspecto del SNA se conecta para mediar en la experiencia emocional.

Los expertos en desarrollo infantil, Colwyn Trevarthan y Ed Tronick, explican la preparación y complejidad neurobiológica de los bebés y sus relaciones con sus madres, cuidadores y compañeros.

Curiosamente la investigación muestra como los bebes son fundamentalmente activos y dotados de una inteligencia excepcional, con talento y gusto por las interacciones significativas, a partir de las cuales su cerebro y su cuerpo están programados para ponerse en marcha desde su primer día de vida, Tronick, específicamente aborda el enfoque de abajo hacia arriba en la interacción entre padres e infantes a través de la psicología relacional de la comunicación emocional en “diada”, ya sea bebe-madre o  paciente-terapeuta.

Allan Schore y Dan Seige comienzan a crear el puente necesario para conectar la neurociencia con la práctica clínica a medida que se exponen los respectivos conceptos de regulación e integración.

Schore se centra en el papel crucial del hemisferio derecho, especialmente de la corteza orbitofrontal derecha, en la regulación de la emoción generada subcorticalmente y en la activación del SNA, o sea, la importancia de regular la activación simpática de las emociones desreguladas.

Mientras que Seigel considera el poderoso papel de la corteza prefrontal en la integración transformadora de la emoción, además, Seigel incluye una discusión de los fenómenos de la resonancia y las neuronas espejo.

Aplicación de las Terapias de Equilibrio Afectivo

Los dos siguientes autores, Diana Fosha y Pat Ogden, se centran los ambientes terapéuticos individuales, aplicados desde sus particulares enfoques terapéuticos, la Psicoterapia Dinámica Experiencial Acelerada y la Psicoterapia Sensoriomotora.  En ambos enfoques las autoras intentan expandir los limites regulatorios y mejorar la resiliencia.

El trabajo de Fosha en la trasformación basada en la emoción y en la energía y la vitalidad que el procesamiento experiencial vehemente de las emociones proporciona al individuo, desde la desregulación (hacia abajo), hasta el procesamiento primero de las emociones y luego de la experiencia transformacional, hasta la tranquilidad del estado interior (hacia arriba).

Ogden por su parte nos muestra con elegancia cómo el cuerpo es un potente recurso para la regulación de la emoción.  En esta regulación, es básica la capacidad de transformar las estrategias de regulación de la activación del SNA comprometidas trabajando dentro y en los márgenes de la ventana de tolerancia a los afectos.

Las últimas tres contribuciones abordan la aplicación de las Terapias de Equilibrio Afectivo a las relaciones románticas primarias y la familia.

Marion Solomon reflexiona sobre la neurobiología del apego en las parejas y nos muestra la psicofisiología relacional en acción forjando un vínculo fisiológico, ya sea entre los miembros de la pareja que acude a terapia o entre el terapeuta y la pareja, tanto el nivel de activación de cada miembro de la pareja como sus propias experiencias somáticas, fomentando al mismo tiempo una actitud consciente hacia las emociones.

Susan Johnson describe la fenomenología de las emociones asociadas con las diferentes fases de trasformación, al trabajar con parejas, esto implica pasar de las emociones secundarias rígidas que las parejas usan para llevar a cabo su guerra a las emociones primarias asociadas con la pérdida o el abandono, a las “moderaciones” mediadas por la oxitocina y la aparición de la ternura y la compasión.

Por último, Dan Huges cierra con broche de oro en una colaboración sobre la terapia familiar basada en el apego, Huges tras notar que la emoción en la terapia familiar es distinta que en la individual, se centra en fomentar la comunicación constructiva de la emoción en lugar de su expresión.  Además, señala la profunda regulación que las cualidades intersubjetivas pueden aportar a la comunicación emocional, la empatía, el juego, la aceptación y la curiosidad, ayudan a reparar las disrupciones y a la sanar los traumas.

El tono académico de este libro está orientado a un público profesional que desea estar a la vanguardia con las ultimas y más aceptadas teorías neurocientíficas sobre la emoción y su aplicación a la psicoterapia, será un valioso activo para todo aquel terapeuta que se aprecie de estar actualizado, sin importar su enfoque teórico, ya sea dinámico o cognitivo-conductual.

El poder curativo de las emociones, me ha producido una grata sorpresa, no pensaba encontrar un enfoque tan revolucionario y de tal profundidad en sus abordajes, en verdad considero que se convierte en un texto de referencia obligado para todos aquellos profesionales que se interesen en el futuro de la neurociencia aplicada a la psicología clínica y campos relacionados.

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