¿Por qué las emociones me erizan la piel?

Las emociones intensas pueden erizarte la piel debido a complejos mecanismos fisiológicos y emocionales que desencadenan la piloerección como respuesta.

Por: Míriam Sánchez González

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¿Por qué las emociones me erizan la piel?

¿Qué son las emociones y cómo podemos clasificarlas?

La emoción, según la RAE es definida como la alteración del ánimo intensa y pasajera que va acompañada de cierta conmoción somática. Desde la psicología se define como una respuesta básica, transcultural y universal; que conlleva cambios fisiológicos, comportamentales y cognitivos.

Las emociones pueden clasificarse de varias formas y cada una de estas clasificaciones proporciona una perspectiva diferente sobre cómo entenderlas y categorizarlas. Una de estas maneras de categorizarlas es hacerlo desde un espacio bidimensional teniendo en cuenta su valencia (si es positiva, negativa o neutra) o su gradiente de intensidad; es decir, según si se manifiesta de una manera más débil o fuerte.

Las emociones fuertes son aquellas que tienen un impacto significativo en nuestro cuerpo y en nuestra mente debido a su intensidad. Pueden ser el miedo, la euforia, la ira… Estas emociones pueden desencadenar respuestas fisiológicas notables e intensas, como el aumento del ritmo cardíaco, la sudoración y otros cambios en el estado físico y mental. Entre estos otros cambios se encuentra la llamada “piloerección” o, coloquialmente conocida, piel de gallina.

Pero ¿por qué sucede esto? ¿por qué una emoción intensa es capaz de erizar nuestra piel?

Pongamos una situación hipotética a modo de ejemplo: imaginemos que nos encontramos ante un concierto de un grupo que nos gusta mucho y llega nuestra canción favorita acompañada de una puesta en escena impresionante. Como respuesta, se nos pone la piel de gallina. Además, tiempo después, cuando recuerdas esa situación vuelve a suceder: de nuevo se eriza el vello.

¿Alguna vez has experimentado esta sensación que describo? Te cuento por qué sucede, pero antes empecemos por el principio.

El fenómeno por el cual se eriza nuestro vello se llama “piloerección” y ocurre cuando los pequeños músculos situados en la base de los folículos pilosos se contraen. En consecuencia, a esto, el vello se eriza o se levanta y decimos que se nos pone “carne de gallina” por su parecido visual a la piel de un ave desplumada.

En los animales, sabemos que levantar o erizar el pelo sirve para parecer visualmente más grande ante un depredador. Esta respuesta es un vestigio evolutivo y tiene, por tanto, dos funciones principales: la primera se relaciona con la intimidación, el miedo y el instinto de supervivencia. “Si parezco más grande de lo que soy quizá el depredador se marche”. En segundo lugar, la otra función tiene que ver con el aislamiento térmico en climas gélidos. “Si aumento la capa aislante me afectará menos el frío”.

Aunque estas dos funciones son las principales, la piloerección también se relaciona con:

  • La respuesta del sistema nervioso simpático que se activa con estímulos presentes o evocados ante situaciones de estrés o emoción intensa. 
  • La liberación de neurotransmisores como la adrenalina, tras vivir una situación de alta carga emocional.
  • La acción de las áreas cerebrales emocionales y mnésicas, como la amígdala y el hipocampo.

Siguiendo el ejemplo anterior, volvamos al punto en el que comienza a sonar nuestra canción favorita en el concierto. La emoción nos invade y lo hace de una manera muy intensa: estamos experimentando alegría extrema, euforia, asombro, gratitud…

Nuestro organismo interpreta esta bomba emocional como una situación poco habitual y de peligro a la que debe responder de inmediato; comienza a liberar adrenalina, activa las áreas cerebrales emocionales y el sistema nervioso simpático. Entonces algo ocurre: aparecen las distintas respuestas fisiológicas, entre ellas la piloerección.

Y entonces, si es una respuesta inmediata, ¿por qué sucede también con el recuerdo?

De la misma manera que nuestro cerebro no es capaz de distinguir cuando un peligro es real, imaginado o anticipado, tampoco entiende de distinciones entre una respuesta emocional presente y una respuesta emocional evocada.

Cuando recordamos algo que nos ha impactado, nuestra memoria recuerda también la experiencia emocional intensa que vivió en aquella ocasión y evoca de nuevo la misma respuesta en presente. Este fenómeno está relacionado con varias funciones del cerebro y del sistema nervioso:

  1. La liberación de neurotransmisores y hormonas: recordar eventos impactantes puede provocar de nuevo la liberación de neurotransmisores como la adrenalina, que provoca respuestas fisiológicas como la piloerección. Este proceso es similar a la respuesta de lucha o huida que ocurre cuando nos enfrentamos a una amenaza o estrés.
  2. Los recuerdos impactantes suelen estar asociados a emociones fuertes como el miedo o la alegría. El cerebro almacena estos recuerdos en regiones como la amígdala y el hipocampo, ambas involucradas en el procesamiento emocional y la memoria. Al recordar el suceso, se reactivan dichas áreas y aparece de nuevo la respuesta fisiológica inicial.
  3. El funcionamiento del condicionamiento. Si un evento pasado causó una reacción fuerte, recordar ese evento puede desencadenar la misma respuesta debido al condicionamiento y a la asociación entre un estímulo y la respuesta fisiológica que acompaña. En este caso el estímulo sería el recuerdo y la respuesta fisiológica la piel de gallina.

Conclusiones

  • Las emociones fuertes son capaces de provocar, por sí mismas, respuestas fisiológicas.
  • Entre estas respuestas fisiológicas, encontramos el fenómeno de piloerección o piel de gallina. 
  • Este fenómeno se da a modo supervivencia y a modo respuesta
  • Nuestro organismo interpreta la bomba emocional como una situación poco habitual y de peligro a la que debe responder de inmediato
  • En el proceso intervienen varias estructuras o sustancias, como el sistema nervioso autónomo, las áreas cerebrales emocionales o la adrenalina.
  • Ante el recuerdo evocado también puede darse la misma respuesta fisiológica.

Fuentes y recursos de información

  1. Mojica-Londoño, A. G. (2017). Actividad electrodérmica aplicada a la psicología: análisis bibliométrico. Revista Mexicana de Neurociencia, 18(4), 46-56.  Disponible en: https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=75014
  2. Sánchez Aznar, N. (2016). Los aportes de la psicología al marketing: el rol de las emociones. Disponible en: https://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/162197/TFG_2015_S%E1nchez+AznarN.pdf;jsessionid=8081AC87914E197422D516E918B095D2?sequence=1
Míriam Sánchez González
Míriam Sánchez es psicóloga general sanitaria (núm. Col. CL05880) y experta en neuropsicología clínica. Graduada en psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca, continúa su formación especializándose en la rama sanitaria y en neuropsicología clínica.
Apasionada de su profesión y de las artes literarias, decide unir ambas modalidades y dar el salto a la publicación de artículos divulgativos. Ella describe el proceso como una “catarsis divulgativa”, explicado con sus palabras como “la necesidad de contar al mundo lo bonita y sorprendente que puede llegar a ser la psicología”.
Actualmente escribe periódicamente en redes sociales (vía instagram en su cuenta “la psicología hoy”: @la.psicologia.hoy) y en sitios web (“actualidad en psicología”) sobre temas variados de psicología.