El impacto de la expresión de la ira en la salud cardiovascular

Aquellas personas que aprenden a manejar su ira de manera saludable parecen experimentar una mejor respuesta cardiovascular.

Por: Redacción

Un hombre adulto expresando frustración.
Foto de Nicola Barts en Pixabay

Un estudio reciente, publicado en Physiology & Behavior, indica que la manera en que gestionamos la ira podría ser un factor oculto en la salud cardiovascular. Los hallazgos sugieren que las personas con un temperamento explosivo, especialmente aquellas que reprimen su ira, pueden experimentar respuestas cardiovasculares inusuales al estrés, respuestas que podrían aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.

Investigaciones previas han demostrado una correlación entre la ira y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares. Algunos investigadores creen que la forma en que las personas responden a la ira podría desempeñar un papel fundamental en estos riesgos para la salud. Al examinar cómo la ira afecta las respuestas cardiovasculares, los científicos esperan descubrir nuevas perspectivas sobre por qué la ira puede provocar estos problemas de salud.

Adam O’Riordan, profesor asistente de psicología en la Universidad de Texas en San Antonio y autor del estudio afirmó:

"Los tipos de personalidad asociados a la ira se han relacionado consistentemente con resultados adversos en la salud cardiovascular, siendo las respuestas atípicas al estrés una vía clave que conduce a la enfermedad. Estábamos particularmente interesados en identificar si la forma en que los individuos expresan su ira también era un factor importante para comprender esta relación"

Midiendo la ira y la respuesta cardiovascular

Para comprobar sus hipótesis, los investigadores analizaron datos de 669 participantes del estudio Midlife Development in the United States (MIDUS). Estos participantes se sometieron a una prueba de estrés controlada mientras se monitoreaban estrechamente su presión arterial y frecuencia cardíaca. Se examinaron dos facetas específicas de la ira: el temperamento iracundo (la tendencia a sentir ira espontánea y sin provocación) y la reacción a la ira (ira provocada por situaciones específicas, como un trato injusto o críticas). También se midió cómo cada participante expresaba típicamente su ira, categorizándolo como "ira reprimida" (suprimir la ira), "ira expresada" (dirigir la ira hacia afuera) o "control de la ira" (gestionar y regular la ira).

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Para simular el estrés psicológico, los participantes realizaron dos tareas conocidas por inducir respuestas de estrés: una tarea de aritmética mental y la tarea de Stroop. La tarea aritmética requería resolver problemas matemáticos bajo presión de tiempo, mientras que la tarea de Stroop consistía en identificar el color de una palabra que nombraba un color diferente (por ejemplo, la palabra "azul" escrita en tinta roja). Ambas tareas se administraron a través de una computadora, que registró las respuestas de los participantes y ajustó la dificultad según el rendimiento para mantener un nivel constante de estrés.

La presión arterial (tanto sistólica como diastólica) y la frecuencia cardíaca se monitorearon continuamente durante estas tareas utilizando un dispositivo Finometer, que midió las respuestas cardiovasculares latido a latido. Además, antes y después de las tareas de estrés, los participantes calificaron sus niveles de estrés en una escala del 1 al 10, ofreciendo información sobre su estrés percibido en respuesta a cada tarea.

Resultados: El impacto del temperamento y la expresión de la ira

Los hallazgos mostraron patrones distintos en cómo los rasgos relacionados con la ira y los estilos de expresión influyeron en las reacciones cardiovasculares. Las personas que sentían ira con frecuencia en muchas situaciones (clasificadas como con alto temperamento iracundo) tendieron a mostrar una respuesta "atenuada", es decir, su frecuencia cardíaca y presión arterial aumentaron menos de lo esperado bajo estrés. Sin embargo, estas personas informaron sentirse más estresadas, a pesar de que sus cuerpos mostraron una menor respuesta cardiovascular.

Curiosamente, el efecto del temperamento iracundo en la respuesta cardiovascular dependió de cómo el individuo expresaba su ira. Aquellos que con frecuencia reprimían su ira ("ira reprimida") mostraron aumentos aún menores en la presión arterial cuando experimentaban temperamento iracundo, lo que sugiere que reprimir la ira sin provocación podría atenuar aún más la respuesta cardiovascular.

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Los participantes que tendían a sentir ira como reacción a desencadenantes específicos, como la frustración o la injusticia, tuvieron diferentes respuestas cardiovasculares dependiendo de cómo expresaban su ira. Aquellos que típicamente expresaban la ira externamente o tenían un control limitado sobre su ira exhibieron una menor reactividad cardiovascular cuando sentían ira provocada. Por el contrario, aquellos que gestionaron su ira (alto control de la ira) mostraron respuestas cardiovasculares más fuertes, con mayores aumentos de la presión arterial y la frecuencia cardíaca durante las tareas de estrés.

Esta respuesta controlada sugiere que tener una forma saludable de gestionar la ira puede llevar a una reacción cardiovascular más "normal", lo que algunos investigadores creen que podría ser beneficioso para la salud cardíaca a largo plazo. Las respuestas cardiovasculares atenuadas, por otro lado, se han relacionado con posibles problemas de salud, incluyendo falta de motivación, dificultades psicológicas y factores de estilo de vida que pueden contribuir a la enfermedad cardiovascular.

Conclusiones y futuras investigaciones

Los hallazgos del estudio destacan que la forma en que las personas experimentan y expresan su ira puede tener efectos significativos en sus reacciones fisiológicas al estrés. Si bien el temperamento iracundo (ira rápida y sin provocación) se asoció con respuestas cardiovasculares más bajas en general, este efecto se intensificó en aquellos que suprimieron su ira. O’Riordan dijo:

"Los hallazgos clave de este estudio sugieren que, si bien los individuos varían en cuanto a cómo experimentan la ira, es extremadamente importante considerar cómo expresan esta ira. En particular, el efecto adverso del alto temperamento iracundo en la fisiología del estrés parece aumentar entre las personas que reprimen esta ira."

Si bien el estudio arroja luz sobre cómo la ira puede afectar al corazón, tiene algunas limitaciones. Las tareas de estrés utilizadas en el experimento, como los problemas matemáticos y la coincidencia de palabras de color, pueden no capturar completamente los escenarios de la vida real que normalmente provocan ira, como discusiones o un trato injusto.

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Las investigaciones futuras podrían explorar cómo las personas reaccionan en situaciones más realistas que inducen ira. Además, podría examinar cómo la exposición repetida al estrés afecta las reacciones cardiovasculares, ya que el estudio actual solo se centró en eventos de estrés únicos. Este tipo de investigación podría ayudar a revelar patrones en cómo los cuerpos de los individuos responden a situaciones estresantes recurrentes y mostrar si diferentes técnicas de control de la ira pueden promover una respuesta cardíaca más saludable.

Fuentes y recursos de información

O’Riordan, A., & Costello, A. M. (2024). Examining the moderating effects of anger expression style on the association between facets of trait anger and cardiovascular responses to acute psychological stress. Physiology & Behavior287, 114709. DOI: 10.1016/j.physbeh.2024.114709


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