Un reciente estudio aporta evidencia de que los adultos mayores que participan frecuentemente en actividades musicales podrían tener un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia. La investigación, publicada en International Journal of Geriatric Psychiatry, indica que escuchar música de forma constante se asoció con una reducción de hasta el 39 por ciento en el riesgo, mientras que tocar un instrumento regularmente se vinculó con una disminución del 35 por ciento. Estos hallazgos sugieren que las actividades relacionadas con la música podrían ser una manera accesible de apoyar la salud cognitiva en la adultez tardía.
Los investigadores se sintieron motivados a realizar este estudio debido al creciente desafío global para la salud que representan las poblaciones que envejecen y el correspondiente aumento en los casos de demencia. A medida que aumenta la esperanza de vida, también lo hace la prevalencia de afecciones relacionadas con la edad, como el deterioro cognitivo.
Dado que actualmente no existe cura para la demencia, la identificación de factores del estilo de vida que podrían ayudar a prevenir o retrasar su aparición se ha convertido en un foco principal de la investigación científica.
Si bien algunas investigaciones anteriores apuntaban a posibles beneficios cognitivos de la música, muchos de esos estudios eran limitados. A menudo involucraban grupos pequeños de participantes, incluían a personas que ya tenían problemas cognitivos o eran susceptibles al sesgo de selección.
Este nuevo estudio apuntó a superar estas limitaciones mediante el uso de un conjunto de datos amplio y a largo plazo de adultos mayores que estaban cognitivamente sanos al comienzo del período de investigación. El equipo también quería explorar cómo el nivel de educación podría influir en la relación entre la participación musical y los resultados cognitivos.
La investigación de Jaffa et al. utilizó datos de un estudio australiano a gran escala llamado ASPirin in Reducing Events in the Elderly (ASPREE) y su subestudio. El análisis final incluyó a 10,893 adultos de 70 años o más que vivían en la comunidad y no tenían un diagnóstico de demencia cuando se inscribieron. Estos participantes fueron seguidos durante una mediana de 4.7 años, y algunos seguimientos observacionales se extendieron más allá de ese período.
Aproximadamente tres años después de iniciado el estudio, los participantes respondieron preguntas sobre sus actividades sociales, incluida la frecuencia con la que escuchaban música o tocaban un instrumento musical. Sus respuestas variaron de "nunca" a "siempre".
Luego, los investigadores rastrearon la salud cognitiva de los participantes durante los años subsiguientes a través de evaluaciones anuales. Los diagnósticos de demencia fueron realizados por un panel de expertos con base en criterios rigurosos, mientras que también se identificó una condición conocida como deterioro cognitivo sin demencia (CIND), una forma menos grave de deterioro cognitivo.
Música y disminución del riesgo
Los hallazgos de Jaffa et al. indican una fuerte asociación entre la participación musical y un menor riesgo de demencia. Los individuos que informaron "siempre" escuchar música tenían un riesgo 39 por ciento menor de desarrollar demencia en comparación con aquellos que nunca, rara vez o algunas veces escuchaban música. Este grupo también mostró una reducción del 17 por ciento en el riesgo de desarrollar CIND.
Tocar regularmente un instrumento musical también se asoció con resultados positivos. Aquellos que tocaban un instrumento "a menudo" o "siempre" tenían un riesgo de demencia 35 por ciento menor en comparación con aquellos que rara vez o nunca tocaban. Sin embargo, tocar un instrumento no mostró una asociación significativa con una reducción en el riesgo de CIND.
Además, cuando los investigadores observaron a los individuos que participaron en ambas actividades, encontraron un beneficio combinado. Los participantes que frecuentemente escuchaban música y tocaban un instrumento tenían un riesgo 33 por ciento menor de demencia. Este grupo también mostró una reducción del 22 por ciento en el riesgo de CIND.
Impacto en las capacidades cognitivas
Más allá del riesgo de demencia o CIND, el estudio de Jaffa et al. también examinó los cambios en el rendimiento en pruebas cognitivas específicas a lo largo del tiempo. Escuchar música de forma constante se asoció con mejores resultados en la cognición global, que es una medida de las habilidades generales del pensamiento, así como en la memoria.
Tocar un instrumento no se vinculó con cambios significativos en los resultados en estas pruebas cognitivas. Ni escuchar ni tocar música parecieron estar asociados con cambios en la calidad de vida autoinformada o el bienestar mental de los participantes.
El equipo de investigación también exploró si el nivel de educación de una persona afectaba estas asociaciones. Los resultados sugieren que la educación puede jugar un papel, particularmente para escuchar música. La asociación entre escuchar música y un menor riesgo de demencia fue más pronunciada en individuos con 16 o más años de educación. En este grupo altamente educado, escuchar música siempre se vinculó con una reducción del 63 por ciento en el riesgo.
Los hallazgos fueron menos consistentes para aquellos con 12 a 15 años de educación, donde no se observó una asociación protectora significativa. Los investigadores señalan que este resultado en particular fue inesperado y puede justificar una mayor investigación para comprender los posibles factores subyacentes.
El estudio de Jaffa et al. tiene varias limitaciones que son importantes considerar. Debido a que es un estudio observacional, solo puede identificar asociaciones entre la música y la salud cognitiva; no puede establecer que la participación musical causa directamente una reducción en el riesgo de demencia.
Es posible que los individuos con cerebros más saludables simplemente sean más propensos a participar en la música, un concepto conocido como causalidad inversa. Los participantes del estudio también fueron generalmente más saludables que la población adulta mayor promedio, lo que puede limitar la amplitud con la que se pueden aplicar los hallazgos.
Además, los datos sobre la participación musical fueron autoinformados, lo que podría introducir imprecisiones. La encuesta no recopiló detalles sobre el tipo de música, la duración de las sesiones de escucha o interpretación, o si escuchar la radio involucraba música o contenido basado en conversaciones. Tales detalles podrían ser importantes para comprender los mecanismos detrás de las asociaciones observadas.
Estudios futuros podrían aprovechar estos hallazgos examinando resultados a más largo plazo y explorando qué aspectos específicos de la participación musical podrían ser más beneficiosos. Investigaciones con poblaciones más diversas también podrían ayudar a determinar si estas asociaciones se mantienen en diferentes grupos.
En última instancia, se necesitarían ensayos controlados aleatorios para determinar si alentar activamente la participación musical como una intervención puede mejorar directamente la función cognitiva y retrasar la aparición de la demencia en adultos mayores.
Fuentes y recursos de información
Jaffa, E., Wu, Z., Owen, A., Phyo, A., Woods, R., Orchard, S., T.‐J. Chong, T., Shah, R., Murray, A., & Ryan, J. (2025). What Is the Association Between Music‐Related Leisure Activities and Dementia Risk? A Cohort Study. International Journal of Geriatric Psychiatry, 40, (10). DOI: 10.1002/gps.70163









