El modelo de aprendizaje AGES: una forma probada desde la neurociencia

Aprendemos mejor cuando la experiencia educativa involucra a nuestro hipocampo, dicha área cerebral está involucrada cuando se incorpora nueva información en la memoria a largo plazo.

Carlos Vergara Cano

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La mayoría de los currículos académicos están diseñados para medir el aprendizaje de los participantes mediante calificaciones realizadas durante el curso y al finalizar este.

Sin embargo, prestan poca atención a cuanto realmente impactan el cambio de comportamiento o generan un aprendizaje a largo plazo.

Cuando se realizan evaluaciones del rendimiento de los estudiantes estas se enfocan en el promedio de sus calificaciones, las cuales son asignadas por el tutor, pero no tienen en cuenta, cuanto retienen los estudiantes o cual fue su aprendizaje significativo a largo plazo.

Con demasiada frecuencia después de un programa de aprendizaje o capacitación, los estudiantes vuelven a su cotidianidad para olvidar rápidamente la mayoría de los contenidos asimilados.

Igualmente, la efectividad de un curso tambien se mide según el índice de satisfacción de los estudiantes, pero que un curso sea agradable no necesariamente implica que sea efectivo.

A menos que un programa de aprendizaje genere un cambio, aprendizaje o una nueva habilidad, este resulta inútil.

Afortunadamente actualmente la neurociencia ha avanzado en la comprensión del aprendizaje y como lograr que este permanezca mediante de lo que se ha denominado la “activación del hipocampo”

¿Cómo se facilita el aprendizaje en el cerebro?

El cerebro aprende mejor cuando una experiencia involucra al hipocampo, una región del cerebro que está activa cuando se incorpora nueva información en la memoria a largo plazo. Cuanto mayor es el grado de activación del hipocampo, más duradero se codifica el aprendizaje.

La investigación ha encontrado que el hipocampo se activa cuando se cumplen cuatro condiciones: Atención, Generación, Emoción y Espacio, en una estructura que el NeuroLeadership Institute denomina por sus siglas en inglés como AGES (Attention, Generation, Emotion, Spacing).

Antes de entrar en detalles sobre este modelo es necesario comprender que ocurre en el cerebro.  Tanto el aprendizaje como el olvido ocurren mediante de lo que se conoce como el sistema de procesamiento de información.

Todos los estímulos entrantes, todo lo que el individuo ve, oye u huele, ingresan primero a la memoria a corto plazo (MCP).

La información se mantiene aquí por unos segundos antes de que sea requerida por la memoria de trabajo (MT) o descartada. A menos que el individuo realice un esfuerzo específico para notar y registrar dicha información, una gran parte de lo que el cerebro asimila del medio ambiente jamás es procesado o retenido.

Aquella parte de la información a la que se atiende se traslada de la MCP a la MT, la cual es la encargada de activar el sistema de procesamiento de información. Aquí es donde suceden el pensamiento consciente y el recuerdo.

En aproximadamente 5 a 20 segundos, la MT filtra y decide cómo procesar los estímulos. La información debe ser procesada antes de transferirse a la memoria a largo plazo (MLP).

Cuando la información ingresa a la MLP debe clasificarse, organizarse y almacenarse.

Luego y gracias a la repetición la MLP logra consolidar aprendizajes, como por ejemplo cuando se estudia en repetidas ocasiones un mismo tema o realizar las acciones necesarias para consolidar una nueva habilidad, como atarse los zapatos.

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Las tres principales tareas de la Memoria a Largo Plazo son:

  • Almacenamiento,
  • Eliminación y
  • Recuperación

La recuperación de la información puede tomar la forma de recuerdo o reconocimiento. En el recuerdo, la información se reproduce desde el mismo cerebro.  Con el reconocimiento, en cambio se sabe que la información se ha visto antes y se está familiarizada con ella.

El modelo de aprendizaje de AGES

El Neuroleadership Institute, es una organización dedicada al uso de la neurociencia para el desarrollo de habilidades blandas que potencien el liderazgo, ideó cuatro principios, derivados de años de investigación y cientos de estudios para facilitar que cualquiera recuerde conscientemente aquello que desee recordar.

Llaman al método, el modelo de aprendizaje AGES, que es un acrónimo de:

  • Atención: al aprender, debe mantener un enfoque único con atención completa y unitaria.
  • Generación: Tan solo escuchar con atención no es suficiente. Además, es necesario realizar un esfuerzo con la información que se desea retener.  Trasformar la información en algo significativo aumenta la probabilidad de retención.
  • Emoción: las emociones fuertes conducen a recuerdos fuertes. Si se puede construir una conexión emocional con lo aprendido, se aumenta la posibilidad de un mejor recuerdo.
  • Espacio (Spacing): para aumentar la capacidad de la memoria, es necesario tambien tener en cuenta el descanso, crear un espacio, aprender lleva tiempo.

Atención

La corteza parietal del cerebro es como un timón que dirige nuestro enfoque hacia una dirección específica, es la encargada de centrar la atención en un solo objetivo.

Cuanto más centrada sea la atención mejor será la capacidad para recordar todo aquello que nos propongamos aprender.

Esto significa, por tanto, que las personas aprenden mejor cuando tienen un único punto de enfoque, poniendo toda su atención en lo que están aprendiendo. La atención, en otras palabras, no debe dividirse.

Pero tambien implica que la multitarea es el archienemigo del aprendizaje.

Los estudios revelan como la multitarea no implica un procesamiento simultáneo, sino un cambio rápido entre tareas. Cada vez que cambiamos de enfoque, la atención salta de una tarea a otra, lo cual implica una baja en el rendimiento, y los estudios demuestran que la multitarea interfiere con la formación de nuevos recuerdos.

La investigación también ha demostrado que luego de 20 minutos perdemos el enfoque, esto se debe a que sostener la atención durante ese tiempo implica inhibirla de otros estímulos distractores.

Desafortunadamente dicho acto depende de la corteza prefrontal, un área que actúa como freno, pero que requiere de un gran gasto energético por lo cual se fatiga fácilmente.

La solución a esta situación es fácil, luego de 20 minutos de atención sostenida, debemos permitirnos un breve descanso para permitir que la corteza frontal se recargue.

Generación

No basta con prestar atención para aprender a menos que tambien exista la intención y esfuerzo para captar y registrar la información, la mayor parte de lo que capta el cerebro jamás es procesado.

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La generación es el proceso por el cual se crean conexiones con nuevas ideas. Los estudios revelan que las personas aprenden mejor cuando, en lugar de escuchar pasivamente, se toman su tiempo para asignar lo que están aprendiendo a su conocimiento preexistente, conectando las nuevas ideas con lo que ya sabían.

Cuando se logra conectar la nueva información con sus propios pensamientos, experiencias y conocimientos previos, se crea una red de asociaciones que mejoran el recuerdo al vincular nueva información a recuerdos previamente codificados en el cerebro.

La conclusión es que los estudiantes deberían pasar menos tiempo escuchando pasivamente la información y más tiempo generando sus propias asociaciones, evaluando el significado por sí mismos y comparando nuevas ideas con sus experiencias pasadas.

Una de las mejores formas de generar conexiones es asociarla con la experiencia personal, por ejemplo, pensando en cómo la información se aplica para sí mismo.

Los estudios sugieren que puede haber una red de memoria especial dedicada específicamente a la información social. Conectar nuevas ideas a pensamientos e interacciones sociales, entonces, puede ser una forma poderosa de expandir su red de asociaciones y maximizar el recuerdo posterior.

Una forma de captar las redes de aprendizaje social del cerebro es planificar como se enseñaría lo que se ha aprendido a un amigo o un familiar.

A medida que va adquiriendo nueva información, ideas plantéese cómo expondría ese conocimiento para que ellos lo comprendan.

Al tomar lo que aprende y conectarlo mentalmente a una futura interacción social, vincula la red de memoria social del cerebro con el nuevo contenido, lo que resulta en una mayor retención a lo largo del tiempo.

Emoción

La emoción y la memoria están fuertemente entrelazadas. Pero el nivel emocional debe ser el correcto.

Cuando vincula algo que desea recordar con una emoción, la amígdala, el centro emocional del cerebro, se activa y fortalece los recuerdos con un componente emocional adicional.

La razón por la que esto sucede es que la excitación emocional activa el hipocampo y acelera la formación de nuevos recuerdos.

Por supuesto, las emociones fuertes también pueden distraernos del contenido que estamos aprendiendo, y las emociones negativas en particular pueden desencadenar una respuesta de amenaza que interfiere con el aprendizaje.

Es evidente que, si estamos enojados o molestos por una situación personal, es posible que nos resulte más difícil concentrarnos en lo que estamos aprendiendo.

Es por eso que el estado óptimo para el aprendizaje es una cantidad moderada de emoción positiva, un estado que se ha demostrado que promueve la creatividad, el conocimiento y la percepción.

Entonces, ¿cómo se diseña un programa de aprendizaje que despierte un nivel moderado de emoción positiva?

La forma de optimizar el aprendizaje es entonces despertar un nivel moderado de emoción positiva, maximizando la novedad, el entretenimiento y la anticipación positiva, e incorporando experiencias sociales gratificantes en las que podamos conectarnos con otras personas.

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Espaciado

Saturar no funciona.  La realidad es que es un obstáculo para el aprendizaje a intentar adquirir una gran cantidad de información en una sesión maratónica y sin dormir.

Lo cual puede tener el efecto contrario, nuestra memoria no funciona como una grabadora en la que la información que se registra una vez se almacena automáticamente para siempre.

Al contario, creamos recuerdos con el tiempo.  Para adquirir y retener nuevos conocimientos, las conexiones neuronales deben transformarse. Para lograr esto, es necesario repasar los nuevos conocimientos varias veces durante un período de días.

Uno de los hallazgos más consistentes en la ciencia de la memoria es que las personas recuerdan mejor cuando el aprendizaje se espacia en el tiempo.

La mejor manera de maximizar la retención a largo plazo es dejar que trascurra algo de tiempo después de aprender nueva información y luego volver repasar dicha información.

Inclusive el espaciamiento dentro de una sola sesión de aprendizaje, creando dos sesiones más cortas con un descanso entre ellas, conduce a una memoria superior una semana después.

Pero este efecto se magnifica cuando la brecha entre el aprendizaje y el reencuentro incluye una o más noches de sueño.

Dormir entre sesiones es una manera poderosa de codificar nuevos conocimientos en forma de recuerdos estables a largo plazo, un proceso que funciona descartando información irrelevante y ayudando a integrar nueva información con el conocimiento preexistente.

Para una retención más óptima, se recomienda repasar la información al menos tres veces después de la primera exposición.

La codificación de la memoria funciona mejor cuando, en lugar de revisar pasivamente el material que ya ha aprendido, se pone a prueba la memoria, desafiándose a sí mismo a recuperar activamente lo que ha aprendido. Incluso si al principio no se recuerda mucho, el acto de intentar evocar fortalecerá las conexiones neuronales y ayudará a consolidar el aprendizaje en la memoria a largo plazo.

La ciencia es clara. Cuando se trata de diseñar programas de aprendizaje, la investigación ha arrojado pautas claras sobre qué funciona y qué no. Al tomar medidas para garantizar que se incorporen los cuatro elementos de la propuesta AGES, se puede ayudar a crear las condiciones para un aprendizaje optimo y duradero.

Carlos Vergara Cano

Psicólogo y Administrador en Servicios de Salud graduado en la Universidad de Antioquia, con experiencia en intervención individual y grupal con niños, adultos y familias. Experiencia en investigación cuantitativa, evaluación, diagnóstico e intervención psicológica con niños, adultos y familias. Intervención grupal con niños, adolescentes y padres de familia, Planeación y formulación de Políticas Públicas en Salud