Un estudio reciente, publicado en Development and Psychopathology, revela una importante conexión entre la depresión posparto materna y el desarrollo de síntomas depresivos en los niños. Se encontró que las madres con síntomas depresivos tienden a mostrar menos respuestas de apoyo a las emociones positivas de sus bebés. Esto, a su vez, se asocia con una mayor probabilidad de que los bebés presenten síntomas depresivos en la etapa de la niñez temprana. Este hallazgo destaca la socialización materna como un mecanismo clave en la transmisión intergeneracional de la depresión.
La transmisión intergeneracional de la depresión
Antes de profundizar en el estudio, es crucial comprender qué se entiende por síntomas depresivos. Estos abarcan una amplia gama de experiencias emocionales, cognitivas y físicas. Emocionalmente, pueden incluir tristeza persistente, desesperanza o vacío, a menudo acompañados de una pérdida de interés o placer en actividades que antes disfrutaban.
Cognitivamente, la depresión puede manifestarse como dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar detalles, junto con sentimientos de inutilidad o culpa excesiva. *Físicamente, se pueden observar fatiga, cambios en el apetito o el peso, trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia), y dolores inexplicables. La severidad y duración de estos síntomas varían, pero generalmente interfieren con el funcionamiento diario y la calidad de vida.
Estudios previos han demostrado la transmisión intergeneracional de los síntomas depresivos, especialmente entre madres e hijos. Se ha observado que los niños expuestos a los síntomas depresivos maternos durante el primer año de vida tienen una mayor probabilidad de desarrollar síntomas internalizantes (como ansiedad, depresión y retraimiento social) entre los 2 y los 19 años. Sin embargo, hasta ahora, los mecanismos precisos que subyacen a esta transmisión no estaban completamente claros.
Para arrojar luz sobre este tema, la Dra. Gabrielle Schmitt y sus colegas llevaron a cabo un estudio que investigó cómo se transmiten los síntomas depresivos de las madres a los niños pequeños. Su hipótesis era que las madres con síntomas depresivos elevados durante el primer año después del parto mostrarían menos respuestas de apoyo a las emociones positivas de sus bebés. Como consecuencia, los bebés que recibían menos apoyo para sus emociones positivas mostrarían más síntomas depresivos en la niñez temprana.
El estudio incluyó a 128 madres y sus bebés, reclutados en Toronto, Canadá, como parte de un estudio longitudinal más amplio sobre el desarrollo infantil temprano. Se recogieron datos en tres momentos: en la infancia temprana (alrededor de los 6-7 meses), en la infancia tardía (alrededor de los 12 meses) y en la niñez temprana (alrededor de los 20 meses). Para la recolección de datos se utilizaron encuestas online a través de Qualtrics y grabaciones de vídeo de las interacciones madre-hijo durante 30 minutos. Las interacciones se dividieron en tres episodios de 10 minutos: interacción libre, interacción con juguetes e interacción sin juguetes.
Un reflejo de la interacción madre-hijo
Los resultados mostraron que el 22% de las madres presentaba niveles clínicos de depresión posparto. En promedio, las madres mostraron el doble de respuestas de apoyo que de respuestas no-apoyo a las emociones positivas de sus bebés, sin que esta respuesta variara según el sexo del bebé. Crucialmente, se observó que las madres con síntomas depresivos posparto elevados tendían a mostrar menos respuestas de apoyo a las emociones positivas de sus bebés. A su vez, los bebés que recibieron menos respuestas de apoyo mostraron más síntomas depresivos en la etapa de la niñez temprana.
Un análisis estadístico sugirió que el número de respuestas de apoyo que un bebé recibe media el vínculo entre los síntomas depresivos de las madres y los de sus hijos, lo que refuerza la hipótesis inicial del estudio.
La importancia de la intervención temprana
Los autores concluyeron que la socialización materna del afecto positivo infantil es un mecanismo importante en la transmisión intergeneracional de los síntomas depresivos. Estos resultados enfatizan la necesidad de intervenciones preventivas en las etapas tempranas del desarrollo.
Es importante tener en cuenta una limitación del estudio: tanto los síntomas depresivos de los niños como los de las madres fueron reportados por las propias madres, lo que deja margen para el sesgo de reporte y podría haber influenciado los resultados.
A pesar de ello, este estudio proporciona información valiosa sobre los posibles mecanismos detrás de la transmisión transgeneracional de la depresión, destacando la importancia crucial de intervenciones tempranas y de apoyo a las madres.
Fuentes y recursos de información
Schmitt, G., Jamieson, B., Lim, D., & Atkinson, L. (2024). Intergenerational transmission of depressive symptoms: Maternal socialization of infant positive affect as a mediator. Development and Psychopathology, 1–11. 10.1017/s0954579424001615