Cómo los cantos tradicionales de diversas culturas pueden inducir calma

Cantos de diversas culturas comparten características acústicas distintivas, incluyendo entonación y variación en el tono.

Cómo los cantos tradicionales de diversas culturas pueden inducir calma
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Un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que los cantos de diversas tradiciones culturales y religiosas comparten un conjunto distintivo de características acústicas que podrían explicar su uso extendido en rituales destinados a calmar la mente y el cuerpo.

La investigación indica que estas expresiones vocales tienden a exhibir una entonación plana y baja, mínima variación en el tono y una preferencia por sonidos vocálicos medio-centrales. La exposición a estos cantos parece potenciar la relajación y el bienestar emocional, sugiriendo que la estructura de los cantos pudo haber evolucionado culturalmente para fomentar la tranquilidad psicológica.

El canto como práctica vocal universal

El canto es una práctica vocal arraigada en numerosas culturas y tradiciones espirituales, a menudo vinculada a la meditación, la oración o la sanación. A pesar de su alcance global, el canto ha recibido atención científica limitada, especialmente en comparación con otras formas de expresión vocal como el habla o la música.

Investigaciones previas han demostrado que ciertos tipos de música y vocalizaciones, como las canciones de cuna, tienden a poseer características universales alineadas con sus funciones emocionales o sociales. Sin embargo, no estaba claro si los cantos compartían rasgos acústicos consistentes entre diferentes tradiciones, o si estos rasgos jugaban un papel en la influencia de cómo se sienten los oyentes.

Las bases acústicas de la calma

Los investigadores, liderados por Valentina Canessa-Pollard de la Universidad de Chichester, se propusieron investigar si los cantos de diferentes partes del mundo poseen firmas acústicas compartidas y, en caso afirmativo, si estas características influyen en cómo las personas experimentan la relajación o los cambios emocionales. Les interesaba particularmente si el canto podía caracterizarse como una forma vocal que evolucionó culturalmente para apoyar la autorregulación y la estabilidad emocional. Canessa-Pollard explica:

"Llegué al canto primero como persona, luego como científica. Hace años me topé con un pequeño canto comunitario y lo encontré útil; esa experiencia se quedó conmigo a través de mi formación en psicología y bioacústica. Seguí preguntándome por qué tradiciones tan diferentes podían sentirse igualmente calmantes y si había 'ingredientes' acústicos compartidos detrás de ese efecto. Este estudio permitió a nuestro equipo probar esa corazonada uniendo psicoacústica, ciencia afectiva y práctica contemplativa."

Análisis acústico y su impacto emocional

La investigación de Canessa-Pollard y su equipo se llevó a cabo en cuatro etapas. Inicialmente, se centraron en analizar las propiedades acústicas de cantos recogidos de siete tradiciones culturales y religiosas principales, incluyendo el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el islam, el paganismo y prácticas indígenas. En total, los investigadores seleccionaron 242 grabaciones de cantos solistas de alta calidad, realizadas por practicantes experimentados, y las compararon con más de 700 grabaciones de habla y canciones de una amplia gama de contextos lingüísticos y culturales.

El análisis reveló que los cantos difieren consistentemente del habla y el canto en varios aspectos clave. Los cantos típicamente utilizan una entonación más plana, lo que significa que el tono cambia muy poco con el tiempo. Además, se entregan en un rango vocal cómodo y relativamente bajo, con un mínimo de vibrato o variación rápida del tono.

Adicionalmente, los cantos tendían a presentar un rango estrecho de sonidos vocálicos, centrándose en vocales medio-centrales como el sonido "schwa", que se producen con mínimo esfuerzo y tensión muscular. Estos patrones acústicos sugieren que el canto puede estar diseñado, ya sea intencionalmente o a través de la evolución cultural, para facilitar un estado de calma tanto para el cantante como para el oyente. Canessa-Pollard comentó:

"Nos sorprendió la gran convergencia que hubo entre las tradiciones en un pequeño conjunto de ingredientes acústicos, incluso cuando el lenguaje y el contexto variaban."

Posteriormente, Canessa-Pollard investigó cómo estos cantos influían en los estados emocionales de los oyentes. Sesenta y un participantes, todos hablantes nativos de inglés sin problemas de audición, escucharon extractos cortos de cantos, canciones y grabaciones de habla y calificaron cómo cada uno les hacía sentir en diez escalas diferentes, incluyendo relajación, alerta e intensidad emocional.

Los resultados indicaron que los cantos recibieron calificaciones significativamente más altas de relajación y calificaciones más bajas de alerta que tanto las canciones como el habla. Los participantes también reportaron sentirse más conmovidos emocionalmente por los cantos que por el habla, aunque no necesariamente más que por las canciones.

Para investigar más a fondo qué características específicas hacían que los cantos fueran relajantes, Canessa-Pollard alteró ciertas propiedades acústicas de un subconjunto de cantos. Los investigadores modificaron grabaciones para cambiar el tono, el tempo y la variación del tono, y pidieron a un nuevo grupo de participantes que los calificaran.

Los resultados mostraron que el tempo tuvo el efecto más fuerte. Los cantos presentados a su ritmo original —típicamente alrededor de 60 latidos por minuto— fueron calificados como los más relajantes y agradables. Los cantos que se aceleraron o ralentizaron demasiado se percibieron como menos calmantes. Los cambios en el tono y la variación del tono tuvieron efectos mucho más débiles en cómo se experimentaron los cantos.

Finalmente, Canessa-Pollard sintetizó cantos completamente nuevos desde cero, utilizando solo sonidos vocálicos repetidos y variando las características acústicas identificadas anteriormente. Esto les permitió eliminar cualquier influencia del lenguaje o la familiaridad cultural. Estos cantos sintéticos confirmaron los hallazgos anteriores. Nuevamente, los cantos tocados a un tempo moderado y con un ligero vibrato fueron calificados como los más relajantes.

Las vocales medio-posteriores como la "o" y la "u" también tendieron a provocar calificaciones más altas de relajación y agrado, mientras que los cantos sin vibrato o con un vibrato exagerado fueron calificados como menos calmantes.

"A pesar de las diferencias culturales, muchos cantos comparten rasgos acústicos simples y repetibles (por ejemplo, tempo constante, entonación relativamente plana, rango de tono estrecho, vocales sostenidas y frases predecibles) que se asocian con que las personas se sientan más relajadas. El mensaje para los no especialistas es que los cantos pueden ser una forma de bajo costo de reducir la excitación y apoyar la calma."

El estudio de Canessa-Pollard, aunque presenta evidencia convincente sobre características acústicas compartidas en los cantos y su papel en la promoción de la relajación, tiene algunas limitaciones. La mayoría de los participantes en los experimentos de escucha fueron individuos de habla inglesa de países occidentales.

Esto plantea la posibilidad de que sesgos culturales hayan influenciado sus respuestas, aunque se descartó la familiaridad con los cantos en sí. Además, no se recopilaron datos fisiológicos en este estudio, confiando en cambio en sentimientos autoinformados de relajación y respuesta emocional. La inclusión de medidas objetivas como la variabilidad de la frecuencia cardíaca, los patrones de respiración o la actividad cerebral en trabajos futuros podría ayudar a aclarar cómo los cantos afectan el cuerpo y el cerebro en tiempo real.

"Nuestros resultados son principalmente relajación autoinformada en lugar de criterios de valoración clínicos, y el trabajo es transversal", señala Canessa-Pollard. "El contexto cultural, las creencias personales y la experiencia del canto probablemente moderen los efectos, y nuestras grabaciones no pueden capturar todos los matices del mundo real (por ejemplo, la acústica en vivo, el entorno ritual)."

Para el futuro, Canessa-Pollard añade:

"Planeamos trabajo experimental que manipule las características acústicas para probar la causalidad e incluya medidas fisiológicas (por ejemplo, variabilidad de la frecuencia cardíaca, conductancia de la piel). También estamos explorando cómo los protocolos breves de canto podrían adaptarse para los programas de bienestar y compararse con otras prácticas de baja intensidad (por ejemplo, trabajo de respiración, zumbido)."

"Estamos comprometidos con la ciencia abierta y continuaremos compartiendo materiales y resúmenes en formatos accesibles"

Fuentes y recursos de información

Canessa-Pollard, V., Anikin, A., & Reby, D. (2025). Chants across seven traditions share acoustic traits that enhance subjective relaxation. Proceedings of the National Academy of Sciences, 122, (35). DOI: 10.1073/pnas.2506480122