Factores socioeconómicos que influyen en el diagnóstico del TDAH

La inteligencia, los síntomas y la etnia materna pueden influir en la edad a la que se diagnostica TDAH en niños.

Por: Redacción

Una niña disfruta recogiendo flores en un prado iluminado por el sol, encarnando la alegría pura y la inocencia.
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Un nuevo estudio publicado en el British Journal of Clinical Psychology ha arrojado luz sobre cómo las características individuales y los factores demográficos pueden afectar el momento en que se diagnostica el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Utilizando datos de una gran muestra de niños en Ontario, los investigadores descubrieron que los niños con puntajes de inteligencia más altos, ciertos tipos de síntomas y antecedentes socioeconómicos más elevados tenían más probabilidades de ser diagnosticados con TDAH a una edad más tardía. Además, la etnia materna no blanca también se correlacionó con un diagnóstico tardío, lo que subraya posibles disparidades en el proceso de diagnóstico.

Las Disparidades en el Diagnóstico del TDAH

El TDAH es una condición neuroconductual caracterizada por patrones persistentes de desatención, hiperactividad e impulsividad que interfieren con el funcionamiento diario. Las personas con TDAH pueden tener dificultades para mantenerse enfocadas, completar tareas o controlar las acciones impulsivas, lo que puede generar desafíos en contextos académicos, sociales y personales. Los síntomas del TDAH suelen aparecer en la infancia, a menudo antes de los 12 años, y pueden continuar en la adolescencia y la adultez, afectando el rendimiento escolar, laboral y las relaciones interpersonales.

Este estudio se realizó para abordar las preocupaciones sobre el subdiagnóstico de TDAH en grupos específicos, particularmente en niñas y en individuos con altas habilidades cognitivas. Históricamente, el TDAH se ha diagnosticado con mayor frecuencia en niños, lo que puede llevar a pasar por alto el trastorno en las niñas.

Investigaciones anteriores sugieren que las niñas a menudo presentan los síntomas del TDAH de manera diferente, tendiendo hacia la desatención y síntomas internalizados en lugar de los comportamientos más disruptivos que se observan con frecuencia en los niños.

Estas diferencias podrían enmascarar los síntomas del TDAH, especialmente en las niñas de alto rendimiento, lo que conduce a un diagnóstico tardío o incluso a que pase desapercibido. El nuevo estudio tuvo como objetivo comprender si la capacidad cognitiva y el tipo de síntoma influyen en la edad del diagnóstico y examinar si otros factores, como los antecedentes socioeconómicos y la etnia, también contribuyen a las disparidades.

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Los investigadores utilizaron datos de la Red de Trastornos del Neurodesarrollo de la Provincia de Ontario, que incluye información sobre 1380 niños diagnosticados con TDAH. Para su análisis, seleccionaron 568 niños que habían completado las evaluaciones necesarias.

Sus métodos incluyeron dos análisis principales: primero, analizaron si el sexo y la capacidad cognitiva del niño predecían la edad a la que fueron diagnosticados; y segundo, examinaron cómo los síntomas específicos del TDAH y los detalles demográficos influían en el momento del diagnóstico.

Las habilidades cognitivas de los niños se evaluaron utilizando pruebas de inteligencia estandarizadas, mientras que los síntomas del TDAH se midieron con la escala de Fortalezas y Debilidades de los Síntomas del TDAH y Comportamientos Normales. Los factores demográficos incluyeron el ingreso familiar, la educación del cuidador y la etnia del niño y de los padres.

Inteligencia, Síntomas y Contexto Socioeconómico

Los hallazgos del estudio destacaron una relación significativa entre los puntajes de inteligencia y la edad del diagnóstico. Los niños con puntajes de CI más altos fueron diagnosticados más tarde que aquellos con puntajes más bajos, lo que concuerda con investigaciones anteriores que indican que los niños con mayores habilidades cognitivas podrían enmascarar mejor los síntomas del TDAH, especialmente los síntomas de desatención, que son menos disruptivos.

Cabe destacar que, si bien los investigadores esperaban que este efecto pudiera diferir entre niños y niñas, encontraron que los puntajes de CI más altos se asociaron con una edad de diagnóstico posterior en ambos sexos.

Sin embargo, no hubo una diferencia significativa en la edad del diagnóstico entre niños y niñas en la muestra. Esto puede sugerir que las niñas que finalmente reciben un diagnóstico presentan síntomas más prominentes que coinciden con la presentación tradicional del TDAH asociada con los niños, lo que potencialmente las hace más notorias.

Los investigadores también observaron que los niños que mostraban comportamientos más hiperactivos e impulsivos tendían a recibir diagnósticos más tempranos.

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Por el contrario, los síntomas de desatención por sí solos no se correlacionaron con la edad del diagnóstico, lo que respalda la idea de que los comportamientos disruptivos tienen más probabilidades de llamar la atención de los padres, maestros o profesionales de la salud.

Los síntomas de internalización, como la ansiedad o la depresión, mostraron una tendencia hacia diagnósticos más tardíos, particularmente en las niñas, pero el tamaño de la muestra limitó las conclusiones sólidas sobre este aspecto.

El estudio reveló vínculos interesantes entre los factores demográficos y el momento de los diagnósticos de TDAH. Un nivel socioeconómico más alto, indicado por los ingresos familiares y la educación de los padres, se asoció con diagnósticos más tardíos.

Este hallazgo es contrario a algunos estudios realizados en Estados Unidos que han sugerido que los niños de entornos socioeconómicos más bajos reciben un diagnóstico más tardío debido a problemas de acceso.

Los investigadores sugieren que el sistema de salud pública de Canadá, que proporciona un acceso más equitativo a los servicios que el de Estados Unidos, podría explicar por qué el nivel socioeconómico más alto se correlaciona con un diagnóstico más tardío en este contexto.

Los niveles de educación parental más altos también se correlacionaron con edades de diagnóstico más tardías, posiblemente reflejando que estas familias son más conscientes de los aspectos matizados del TDAH, lo que podría llevar a un diagnóstico más tardío pero más preciso.

Adicionalmente, la etnia materna jugó un papel en la edad del diagnóstico. Los niños cuyas madres se identificaron como no blancas tendieron a ser diagnosticados a una edad más tardía que aquellos con madres blancas.

Si bien los hallazgos del estudio no extendieron esta demora a la etnia propia del niño, los investigadores señalan que los factores maternos, como las actitudes culturales hacia el TDAH y la atención médica, podrían afectar cuándo y cómo los padres buscan un diagnóstico para sus hijos.

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Los estudios transculturales han demostrado que el TDAH puede ser subreconocido en los grupos de minorías étnicas, lo que lleva a retrasos en el diagnóstico y el tratamiento. Esta diferencia en el reconocimiento puede estar relacionada con variaciones culturales en la comprensión de los síntomas del TDAH o barreras en la comunicación con los proveedores de atención médica.

Conclusiones

Si bien este estudio proporciona información importante, los autores señalan algunas limitaciones. Primero, la muestra incluyó solo a niños con diagnósticos clínicos de TDAH, lo que significa que no consideró a aquellos que pueden tener TDAH pero que permanecen sin diagnosticar.

En general, el estudio enfatiza la importancia de reconocer que el momento del diagnóstico del TDAH puede verse influenciado por la inteligencia del niño, la presentación conductual y el contexto demográfico. Al identificar estos factores, los clínicos pueden estar mejor equipados para detectar el TDAH en una gama más diversa de niños, lo que podría reducir los impactos negativos de los diagnósticos tardíos o perdidos en ciertos grupos.

Fuentes y recursos de información

Hare, C., et al. (2024). Sex and intelligence quotient differences in age of diagnosis among youth with attention‐deficit hyperactivity disorder. British Journal of Clinical Psychology. DOI: 10.1111/bjc.12485


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