Un nuevo estudio publicado en JAMA Network Open aporta evidencia experimental que respalda la idea de que reducir el uso de pantallas en el tiempo libre puede mejorar la salud mental de niños y adolescentes. Este análisis secundario del ensayo clínico aleatorizado SCREENS, reveló que la disminución del tiempo dedicado a medios digitales de ocio produjo mejoras notables en el bienestar psicológico.
Los participantes mostraron una reducción en las dificultades conductuales, particularmente en síntomas internalizados como problemas emocionales y de relación con pares, junto con un aumento en las conductas prosociales. En resumen, pequeños descansos de los medios digitales pueden tener beneficios significativos.
La creciente preocupación por el uso de pantallas
En los últimos años, ha aumentado la preocupación por los posibles efectos negativos del uso de pantallas digitales en la salud mental de los jóvenes. Con niños y adolescentes cada vez más dependientes de dispositivos para el entretenimiento y la comunicación, los investigadores buscaron explorar si limitar el tiempo de pantalla en el ocio podría tener beneficios tangibles. Si bien estudios previos encontraron asociaciones pequeñas pero significativas entre un tiempo de pantalla elevado y una mala salud mental, no podían establecer causalidad debido a su dependencia de datos autoinformados y la falta de control experimental.
El profesor Jesper Schmidt-Persson, de la Universidad de Copenhague, destaca la incertidumbre previa:
"Nos interesaba el vínculo entre el uso de medios de pantalla y la salud mental porque los estudios observacionales realizados seguían siendo inconclusos. Algunos estudios encontraron vínculos entre el uso de medios de pantalla y una peor salud mental, mientras que otros no encontraron asociaciones."
Para abordar esta incertidumbre, se diseñó el ensayo clínico aleatorizado SCREENS para evaluar los efectos de reducir el uso de pantallas en el tiempo libre sobre la salud mental de niños y adolescentes.
El estudio reclutó a 89 familias danesas (181 niños de 6 a 17 años) a través de una encuesta sobre hábitos de uso de medios digitales. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a un grupo de intervención o un grupo de control. Las familias del grupo de intervención debieron entregar sus teléfonos inteligentes y tabletas durante dos semanas y limitar el uso de otros medios digitales de ocio a tres horas semanales.
Las actividades escolares quedaron excluidas de esta limitación. Para facilitar la comunicación, se proporcionaron teléfonos básicos con capacidad solo para llamadas y mensajes de texto. Se ofrecieron pequeños incentivos económicos para fomentar el cumplimiento.
Las mejoras significativas en la salud mental
Para medir los resultados en salud mental, se utilizó el Cuestionario de Fortalezas y Dificultades (Strengths and Difficulties Questionnaire, SDQ), que evalúa fortalezas y desafíos conductuales en diferentes subescalas: síntomas emocionales, problemas de conducta, hiperactividad, problemas con pares y conductas prosociales. Los padres completaron el cuestionario antes y después de la intervención de dos semanas.
Los resultados mostraron mejoras en la salud mental entre los niños del grupo de reducción de pantalla en comparación con el grupo de control. En promedio, los niños del grupo de intervención experimentaron una reducción de 1,67 puntos en la escala de dificultades totales, lo que corresponde a un tamaño del efecto moderado. Este efecto fue más pronunciado para los síntomas internalizados, incluyendo desafíos emocionales y dificultades en las relaciones con los pares. El profesor Schmidt-Persson enfatizó: "Me pareció particularmente interesante que pudiéramos observar un tamaño del efecto moderado significativo después de solo dos semanas."
Además, la intervención mejoró las conductas prosociales, como ayudar a los demás y mostrar consideración por los sentimientos de los demás. Los hallazgos sugieren que la reducción del tiempo de pantalla permitió más interacciones sociales cara a cara y una participación familiar más significativa, lo que probablemente contribuyó a estos cambios positivos. Incluso se observaron mejoras similares en adultos de las familias participantes en estudios previos.
A pesar de los resultados positivos, el estudio presenta algunas limitaciones. El diseño abierto implicó que los padres sabían si su familia estaba en el grupo de intervención, lo que podría sesgar las respuestas en el cuestionario. Además, el tamaño relativamente pequeño de la muestra y las altas tasas de cumplimiento podrían limitar la generalizabilidad de los resultados. Es importante considerar que los participantes pudieron estar inusualmente motivados para reducir el uso de pantallas.
El estudio se centró en reducir el uso general de medios digitales sin diferenciar entre tipos de actividades (educativas frente a de entretenimiento). Las investigaciones futuras podrían investigar cómo las actividades específicas de medios digitales impactan la salud mental y si los beneficios de la reducción de la pantalla persisten durante períodos más largos. Además, los estudios dirigidos a poblaciones de alto riesgo con mayores dificultades conductuales podrían ayudar a aclarar los efectos de la intervención.
Kristin Hadfield, profesora asistente de psicología en el Trinity College, aclara que, si bien es un avance significativo, se necesita más investigación para determinar qué tipo de uso de pantalla afecta la salud mental, y para quiénes, ya que usar la pantalla para videollamadas familiares, ver documentales o aprender a programar no se considera negativo.
Un llamado a la moderación y la investigación continua
El estudio proporciona evidencia de los beneficios a corto plazo de la reducción del tiempo de pantalla, pero también subraya la necesidad de más investigaciones. Es crucial diferenciar entre tipos de actividades digitales, estudiar los efectos a largo plazo, y enfocarse en poblaciones de alto riesgo para comprender completamente la relación entre el tiempo de pantalla y la salud mental en niños y adolescentes. La moderación en el uso de pantallas, combinada con una mayor participación en actividades sociales y familiares, parece ser clave para el bienestar psicológico de los jóvenes.
Fuentes y recursos de información
Schmidt-Persson J, Rasmussen MGB, Sørensen SO, et al. (2024). Screen Media Use and Mental Health of Children and Adolescents: A Secondary Analysis of a Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open. 2024;7(7). DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2024.19881