8 fascinantes Maneras en que la Música Transforma Nuestro Cerebro

¿Cuál es el impacto de la música en el cerebro y cómo puede transformar nuestra mente y emociones de maneras sorprendentes?

Carlos Vergara Cano

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8. Fascinantes Maneras en que la Música Transforma Nuestro
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La música se constituye como una fuente inagotable de inspiración que toca múltiples aspectos de nuestras vidas. La usamos en diversas circunstancias, ya sea como banda sonora en el trabajo, acompañando nuestras sesiones de estudio, como compañera en nuestras aventuras deportivas, durante largos viajes en coche o simplemente cuando ansiamos un rato de relajación o un cambio en nuestro estado de ánimo.

Pero ¿cuál es el auténtico impacto de la música en nuestro cerebro, según los rigurosos estudios científicos?

Indudablemente, la música despliega un influjo poderoso en nuestra mente, dejando su huella en diversas áreas cerebrales, como se puede ver en la figura de abajo:

La música en la mente
La música en la mente

En este artículo, nos adentraremos en un viaje fascinante a través de las profundidades de nuestra mente, explorando las múltiples formas en que la música transforma nuestro cerebro. Desde su capacidad para moldear nuestras emociones y percepciones hasta su papel como compañera en el ejercicio y la recuperación de enfermedades cardíacas, descubriremos los intrincados hilos que conectan la música y la mente humana.

1. La música puede influir en como percibimos los rostros

La música, más que un simple acompañamiento sonoro, ejerce un asombroso poder sobre la forma en que percibimos el mundo que nos rodea, especialmente cuando se trata de rostros y emociones.

No se trata únicamente de una impresión subjetiva; hay un cambio genuino en la química de nuestro cerebro que se desencadena al sintonizar con los diferentes tonos musicales, incluso si se trata de fragmentos breves de melodías alegres o melancólicas.

Un estudio revelador (Logeswaran, 2009), arrojó que después de escuchar una breve pieza musical, los participantes tendían a interpretar la expresión de un rostro neutro de manera que concordara con la emocionalidad de la música que estaban escuchando en ese momento.

Este fenómeno se manifestó de manera destacada en rostros que mantenían una expresión neutral, lo que sugiere que la música tiene la capacidad de moldear nuestra percepción emocional.

Pero aquí radica otro matiz interesante en cómo la música nos afecta emocionalmente: hay dos formas en que esto sucede, la percepción y la sensación de las emociones. En ocasiones, podemos comprender las emociones que una composición musical intenta comunicar sin necesariamente experimentar esas emociones por completo.

Esto podría explicar por qué a algunas personas les resulta melancólico escuchar música alegre, más que la música de tono más sombrío. Es decir, podemos "ver" las emociones en la música sin necesariamente "sentirlas" (Kawakami, 2013).

En situaciones de la vida cotidiana, cuando escuchamos música, por lo general no enfrentamos amenazas reales que justifiquen emociones extremas.

Como resultado, somos capaces de percibir el matiz emocional que encierra la música sin permitir que nuestras emociones se desborden en respuesta a ese sentimiento implícito.

2. La música ambiental puede mejorar la creatividad

La música ambiental, una compañera constante en la vida de muchos, se revela como un aliado en la tarea creativa, siempre y cuando encontremos el equilibrio adecuado. Trabajar con música de fondo es una práctica que disfrutan numerosos individuos, pero es importante reconocer que el volumen de esta música puede tener un impacto significativo en nuestra productividad, especialmente cuando se trata de tareas creativas.

Resulta que existe un punto de equilibrio, un nivel de volumen óptimo que puede elevar la creatividad a nuevas alturas. Un volumen demasiado bajo puede ser igual de perjudicial que uno excesivamente alto; la clave reside en encontrar la justa medida (Mehta, 2012).

Este nivel de volumen moderado actúa como un catalizador de la creatividad, estimulando a las musas del talento creativo a desplegar su magia. A niveles moderados, la música ambiental amplía la complejidad del procesamiento cognitivo, fomentando la generación de ideas abstractas y, por lo tanto, una mayor creatividad. Es como si nuestra mente, en ese punto óptimo, encontrara el espacio perfecto para dar rienda suelta a su creatividad.

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Sin embargo, cuando el volumen se eleva en exceso, las musas de la creatividad pueden sentirse abrumadas y, en lugar de inspirarnos, optan por retirarse. Los altos niveles de ruido ambiental dificultan nuestro procesamiento cognitivo eficiente, y como resultado, nuestro pensamiento creativo se ve deteriorado. Nos enfrentamos a una lucha constante por procesar información de manera efectiva, lo que inhibe nuestra habilidad para generar ideas innovadoras.

3. El tipo de música que elegimos puede predecir nuestra personalidad

La música no solo es un pasatiempo, sino un espejo de nuestra esencia, una ventana hacia nuestra personalidad. Un estudio revelador (Rentfrow, & Gosling, 2006), que involucró a parejas del mismo sexo y de sexos opuestos, otorgó a los participantes seis semanas para conocerse entre sí. Sorprendentemente, cuando los resultados emergieron, un tema se alzó como el protagonista de sus conversaciones: la música.

La música se había convertido en la herramienta preferida para desentrañar la personalidad de los demás. Inspirados por esta revelación, la investigación encaminó sus esfuerzos hacia una pregunta fascinante: ¿puede la música ser un indicativo fiable de la personalidad de una persona?

Para responder a esta pregunta, se les solicitó a los participantes juzgar la personalidad de otros únicamente basándose en una lista de las diez canciones favoritas de cada individuo. Cinco rasgos de personalidad actuaron como las dimensiones de evaluación:

  • Apertura a la experiencia.
  • Extraversión.
  • Amabilidad.
  • Responsabilidad.
  • Estabilidad emocional.

Los resultados de este estudio arrojaron conclusiones asombrosas. Algunos rasgos de personalidad, como la apertura a la experiencia, la extraversión y la estabilidad emocional, se podían predecir con notoria precisión basándose en los hábitos de escucha musical. La música se convertía en un lenguaje silencioso que transmitía estos aspectos de la personalidad de forma inequívoca.

Sin embargo, no todo fue tan predecible. Rasgos como la responsabilidad resultaron más esquivos, resistiéndose a ser desvelados a través de las preferencias musicales. La personalidad, en su inmensa complejidad, a veces esconde sus secretos más profundos incluso en las melodías que amamos.

Así que la próxima vez que compartas tu lista de canciones favoritas, ten en cuenta que podrías estar revelando más de lo que imaginas sobre quién eres realmente. La música, en su diversidad y misterio, puede ser un reflejo genuino de nuestra personalidad, un vínculo sutil que nos conecta con los demás a través de las notas y los ritmos que amamos.

4. La música puede distraernos más de lo que creemos cuando conducimos

La música, ese compañero fiel de nuestros viajes en automóvil, no siempre es un aliado para una conducción segura, como revela un estudio que se centró en el efecto de la música en el desempeño al volante, particularmente en conductores jóvenes y adolescentes (Brodsky & Slor, 2013).

En este experimento, los conductores se sometieron a pruebas mientras escuchaban tres tipos de banda sonora: su propia elección de música, una selección musical segura elegida por los investigadores o el silencio.

Los conductores que optaron por su propia música cometieron más errores y exhibieron un estilo de conducción más agresivo en comparación con aquellos que condujeron en silencio. Este hallazgo plantea interrogantes sobre el poder de la música que nos gusta y cómo puede distraernos de la tarea crítica de conducir de manera segura. Sin embargo, quizás el hallazgo más sorprendente fue que la música proporcionada por los investigadores resultó ser más efectiva que el silencio en términos de promover una conducción segura. Esto sugiere que la música menos familiar o menos interesante podría ser una elección más sabia al volante, ya que parece no ejercer la misma distracción que nuestra música favorita

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5. La formación musical puede mejorar significativamente las capacidades motoras y de razonamiento

El mundo de la música no solo encierra notas y melodías, sino un abanico de posibilidades para enriquecer las capacidades de nuestros niños. Un estudio revelador (Forgeard, Norton, & Schlaug, 2008) nos descubre el impacto positivo de la formación musical en los más jóvenes, demostrando que el aprendizaje de un instrumento musical puede ser un regalo que perdura en su desarrollo.

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Este estudio se enfocó en niños que habían invertido tres años o más en aprender a tocar un instrumento musical. Los resultados arrojaron luces sobre cómo esta experiencia mejoró significativamente sus habilidades de discriminación auditiva y motricidad fina en comparación con aquellos que no habían recibido formación musical.

Pero la sinfonía de beneficios no se detiene ahí. Los jóvenes músicos también se destacaron en evaluaciones de vocabulario y habilidades de razonamiento no verbal. Estas últimas implican la comprensión y el análisis de información visual, la identificación de relaciones, similitudes y diferencias entre formas y patrones. En otras palabras, el aprendizaje musical parece nutrir la mente en diversas dimensiones cognitivas.

Es fascinante observar cómo aprender a tocar un instrumento no solo despierta la pasión por la música, sino también cultiva una amplia gama de habilidades esenciales para el desarrollo de los niños.

Es un recordatorio poderoso de la importancia de considerar la educación musical para nuestros pequeños. Si tienes hijos, quizás sea hora de pensar (si aún no lo has hecho) en brindarles la oportunidad de explorar el maravilloso mundo de la música y desatar su potencial en áreas que van más allá de lo que el oído percibe.

6. La música clásica puede mejorar la atención visual

El mundo de la música clásica, con su sofisticación y belleza atemporal, va más allá de deleitar nuestros oídos; también se convierte en una aliada en la mejora de la atención visual. Un estudio llevado a cabo con pacientes que habían experimentado un ictus reveló un interesante vínculo entre la música clásica y la capacidad de mantener la atención en el mundo que nos rodea (Norton, Zipse, Marchina & Schlaug, 2009).

Para investigar este fenómeno, se utilizaron variables de control, incluyendo sonidos neutros y el silencio, como puntos de comparación. Sorprendentemente, el silencio resultó ser la opción menos eficaz, con puntajes más bajos en términos de atención visual.

Aunque es importante mencionar que este estudio se realizó con una muestra pequeña, lo que podría afectar la robustez de sus resultados, la correlación que encontraron entre la música y la mejora en otros sentidos, como la visión, plantea preguntas intrigantes. ¿Cómo es que la música, en particular la música clásica, puede tener un impacto positivo en la atención visual de quienes han experimentado un ictus?

Este hallazgo nos invita a explorar más a fondo la maravillosa sinfonía de conexiones que existen entre los sentidos y cómo la música puede influir en nuestra percepción y cognición de maneras sorprendentes. La música clásica, con su elegancia y profundidad, nos recuerda que su influencia trasciende la esfera auditiva y puede enriquecer nuestra vida de formas inesperadas.

7. La música un medicamento eficaz contra las enfermedades del corazón

Una exhaustiva revisión de 23 estudios, que involucró a casi 1500 pacientes, nos desvela un dato reconfortante: la música tiene el poder de ejercer una influencia positiva en la salud cardiovascular. Escuchar música demuestra ser una herramienta eficaz para reducir la frecuencia cardíaca, disminuir la presión arterial y aliviar la ansiedad en pacientes que luchan contra enfermedades del corazón (Bradt, Dileo, & Potvin, 2013).

Esta sinfonía curativa que emana de la música nos recuerda que la medicina no solo reside en píldoras y tratamientos tradicionales, sino que también puede encontrarse en los acordes y las melodías que calman nuestros corazones. La música, con su capacidad única para conectar con las emociones y la mente, se convierte en un recurso valioso en la lucha contra las enfermedades cardíacas, proporcionando alivio y esperanza a quienes las enfrentan.

8. La música ayuda a ejercitarnos

La música, ese inagotable impulso, se revela una vez más como un compañero inseparable en nuestras actividades diarias, incluso cuando nos adentramos en el mundo del ejercicio. La relación entre música y actividad física no es un descubrimiento reciente; su influencia se extiende a través del tiempo, con registros que se remontan a 1911. Un investigador estadounidense, Leonard Ayres, dejó claro este vínculo al observar cómo los ciclistas pedaleaban más rápido mientras disfrutaban de su música favorita en comparación con el silencio.

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La explicación de este fenómeno radica en el cambio de enfoque que experimenta nuestro cerebro cuando la música llena nuestros oídos. Esta distracción de la mente aleja la sensación de fatiga y dolor que a menudo se presenta durante el ejercicio. Cuando nuestro cuerpo anuncia su deseo de detenerse y descansar, envía señales al cerebro. Sin embargo, la música, como competidora de estas señales, motiva a continuar con la actividad física, especialmente en ejercicios de intensidad moderada.

Además, estudios adicionales han demostrado que los ciclistas que escuchan música requieren un 7% menos de oxígeno en comparación con aquellos que realizan la misma actividad en silencio. Esto sugiere que la música no solo combate la fatiga mental, sino que también optimiza la eficiencia del esfuerzo físico (Jabr, 2013).

De manera que, al igual que el ejercicio nos brinda bienestar y salud, la música se suma como un elemento que añade un toque de éxito a nuestras actividades. Ya sea en una tranquila caminata matutina, una sesión de yoga o una rutina de entrenamiento intensiva, el ritmo de la música se convierte en una fuente inagotable de motivación para impulsarnos hacia nuestros objetivos de bienestar físico y mental.

La magia de la música en el cerebro

Para concluir, nos gustaría invitarte a explorar un fascinante video de TEDed, donde Anita Collins nos sumerge en el enigmático mundo de la música y su profundo impacto en el cerebro. A través de una representación gráfica, el video desvela las numerosas áreas del cerebro que se activan de manera vigorosa cuando nos entregamos a la interpretación musical.

Anita Collins desglosa la maravillosa sinfonía que se desata en nuestras mentes mientras los músicos crean su arte, revelando los auténticos fuegos artificiales que se despliegan en nuestras mentes en esos momentos. Además, explora algunos de los efectos positivos a largo plazo que esta actividad tiene en nuestra cognición y bienestar.

Este vídeo, con su enfoque didáctico y gráfico, arroja luz sobre la verdadera magia que encierra la música y cómo esta, de manera constante, nutre nuestra mente y alma. Te animamos a descubrir la maravillosa sinergia entre la música y el cerebro, y a explorar los efectos profundos y duraderos que esta pasión puede traer a nuestras vidas.

Puedes activar los subtítulos.

Fuentes y recursos de información

  1. Bradt, J., Dileo, C., & Potvin, N. (2013). Music for stress and anxiety reduction in coronary heart disease patients. Cochrane Database of Systematic Reviews, 2021(9). DOI: 10.1002/14651858.CD006577.pub3.
  2. Brodsky, W., & Slor, Z. (2013). Background music as a risk factor for distraction among young-novice drivers. Accident Analysis & Prevention, 59, 382–393. DOI: 10.1016/j.aap.2013.06.022
  3. Forgeard, M., Winner, E., Norton, A., & Schlaug, G. (2008). Practicing a musical instrument in childhood is associated with enhanced verbal ability and nonverbal reasoning. PLoS ONE, 3(10). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0003566
  4. Jabr, F. (2013, March 20). Let’s get physical: The psychology of effective workout music. Scientific American. https://www.scientificamerican.com/article/psychology-workout-music/    
  5. Kawakami, A., Furukawa, K., Katahira, K., & Okanoya, K. (2013). Sad music induces pleasant emotion. Frontiers in Psychology, 4.  DOI: 10.3389/fpsyg.2013.00311
  6. Logeswaran, N., & Bhattacharya, J. (2009). Crossmodal transfer of emotion by music. Neuroscience Letters, 455(2), 129–133.  DOI: 10.1016/j.neulet.2009.03.044 
  7. Mehta, R., Zhu, R. (Juliet), & Cheema, A. (2012). Is noise always bad? exploring the effects of ambient noise on creative cognition. Journal of Consumer Research, 39(4), 784–799.  DOI: 10.1086/665048
  8. Norton A, Zipse L, Marchina S, Schlaug G.  (2009).  Melodic Intonation Therapy: Shared Insights on How it is Done and Why it Might Help.  Ann N Y Acad Sci. 2009 Jul;1169:431-6. doi: 10.1111/j.1749-6632.2009.04859.x.  
  9. Rentfrow, P. J., & Gosling, S. D. (2006). Message in a ballad. Psychological Science, 17(3), 236–242.  DOI: 10.1111/j.1467-9280.2006.01691.x
Carlos Vergara Cano

Psicólogo y Administrador en Servicios de Salud graduado en la Universidad de Antioquia, con experiencia en intervención individual y grupal con niños, adultos y familias. Experiencia en investigación cuantitativa, evaluación, diagnóstico e intervención psicológica con niños, adultos y familias. Intervención grupal con niños, adolescentes y padres de familia, Planeación y formulación de Políticas Públicas en Salud