Nuevas investigaciones destacan que algunas actividades sedentarias, como leer o realizar manualidades, son mejores para la salud cerebral que otras, como ver televisión o jugar videojuegos. Un estudio con 397 adultos mayores encontró que las actividades mentalmente estimulantes y socialmente enriquecedoras favorecen la memoria y las habilidades cognitivas, mientras que el tiempo pasivo frente a pantallas se relaciona con el declive cognitivo.
Esta perspectiva resulta crucial, ya que el 45% de los casos de demencia están vinculados a factores de estilo de vida modificables. Los investigadores sugieren sustituir las actividades pasivas por otras más estimulantes para proteger la salud cerebral, incluso durante los periodos de descanso festivos.
La importancia del estímulo mental y la interacción social
Leer y la interacción social mejoran la función cerebral, a diferencia del tiempo pasivo frente a pantallas. Se estima que el 45% de los casos de demencia podrían reducirse mediante cambios en el estilo de vida. Incluso pequeños cambios, como intercalar momentos de lectura o actividad física con la televisión, benefician al cerebro. El estudio, realizado por la Universidad de Australia del Sur, analizó los patrones de actividad de 24 horas en adultos mayores de 60 años, revelando que el tipo de actividad sedentaria influye significativamente en la salud cognitiva.
Al analizar diferentes comportamientos sedentarios, se encontró que las actividades sociales o mentalmente estimulantes, tales como leer, escuchar música, rezar, hacer manualidades, tocar un instrumento musical o conversar, son beneficiosas para la memoria y las habilidades cognitivas. Sin embargo, ver televisión o jugar videojuegos resultaron perjudiciales. Se propone la existencia de una jerarquía en los efectos de las actividades sedentarias sobre la función cognitiva: algunas presentan efectos positivos, mientras que otras tienen efectos negativos.
Este hallazgo es valioso para reducir el riesgo de deterioro cognitivo, especialmente considerando que al menos el 45% de los casos de demencia podrían prevenirse mediante cambios en el estilo de vida. En Australia, aproximadamente 411.100 personas viven con demencia (una de cada mil).
A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud estima que más de 55 millones de personas padecen demencia, con casi 10 millones de casos nuevos cada año. La Dra. Maddison Mellow, investigadora de la UniSA, destaca que no todas las actividades sedentarias son iguales en términos de memoria y capacidad cognitiva.
El equilibrio entre actividad física y actividades cognitivas
La Dra. Mellow enfatiza que, si bien la actividad física es un factor protector importante contra la demencia, el estudio explora si se puede mejorar la salud cerebral sustituyendo un comportamiento sedentario por otro. Se descubrió que los comportamientos sedentarios que promueven la estimulación mental o la interacción social –como leer o conversar con amigos– son beneficiosos para la función cognitiva, mientras que otros, como ver televisión o jugar videojuegos, tienen un efecto negativo.
Por lo tanto, el tipo de actividad es crucial. Aunque el mensaje de "moverse más y sentarse menos" sigue siendo válido para la salud cardiometabólica y cerebral, se necesita un enfoque más matizado en relación con el vínculo entre los comportamientos sedentarios y la función cognitiva.
Ante la proximidad de las vacaciones y el deseo de disfrutar de maratones de películas o series, la Dra. Mellow aconseja priorizar el movimiento placentero que eleve la frecuencia cardíaca, ya que esto beneficia todos los aspectos de la salud. Sin embargo, incluso pequeños cambios de cinco minutos pueden ser beneficiosos.
Si se desea disfrutar de una maratón, se recomienda intercalar momentos de actividad física o una actividad sedentaria más cognitivamente estimulante, como leer. De esta forma, se pueden desarrollar hábitos más saludables gradualmente.
Un análisis exhaustivo de la actividad diaria
El estudio, llevado a cabo por un equipo de investigadores de la UniSA, la Universidad de Leicester y la Universidad de Newcastle, utilizó datos de 397 adultos mayores (65,5 ± 3,0 años, 69% mujeres, 16,0 ± 3,0 años de educación) de Adelaida y Newcastle, Australia. Se registraron los comportamientos de uso del tiempo mediante la Multimedia Activity Recall for Children and Adults (MARCA), la función cognitiva se midió utilizando el Addenbrooke's Cognitive Examination III (ACE-III) y la Cambridge Neuropsychological Test Automated Battery (CANTAB), y también se registraron la presión arterial sistólica y diastólica, el colesterol total y la relación cintura-cadera.
El análisis reveló asociaciones significativas entre la composición de las actividades (basada en la intensidad y el tipo de actividad) y la función cognitiva y la salud cardiometabólica. Los resultados indican que el tipo de actividad sedentaria es crucial para la función cognitiva, mientras que para la salud cardiometabólica cualquier tipo de actividad física resulta beneficiosa.
Fuentes y recursos de información
Mellow, M. L., et al. (2024). Should We Work Smarter or Harder for Our Health? A Comparison of Intensity and Domain-Based Time-Use Compositions and Their Associations With Cognitive and Cardiometabolic Health. The Journals of Gerontology, Series A: Biological Sciences and Medical Sciences, 79(11). DOI: 10.1093/gerona/glae233