El trastorno bipolar también conocido como depresión maníaca o trastorno bipolar afectivo, afecta a 1 de cada 100 adultos en algún momento de sus vidas.
Su síntoma más evidente son cambios en el humor poco usuales, los cuales se caracterizan por su condición extrema.
Alguien que experimente este trastorno tendrá periodos de gran energía acompañados en ocasiones de euforia, los cuales pueden durar semanas o meses, luego experimentara una depresión muy profunda, estos estados de manía y depresión son cíclicos, los cuales en ocasiones se mezclan entre sí.
Los altibajos son significativamente mayores de lo que la mayoría de las personas experimentaría en sus vidas normalmente.
Es algo diferente que sentirse lleno de energía en la mañana para luego estar decaido en la tarde. Durante los episodios severos la persona puede quedar totalmente incapacitada para hacer frente a su vida cotidiana.
Este trastorno suele iniciar en la adolescencia entre los 15 y 25 años, rara vez lo hace después de los 40 años de edad. Afecta por igual a hombres y mujeres.
Manía
Durante la fase maniaca, la cual puede durar de días a meses, los sujetos que sufren del trastorno bipolar pueden presentar uno o más de estos 15 comportamientos o sentimientos:
- Sentirse eufórico: muy excitado o exaltado,
- Sentirse inquieto,
- comportamiento agresivo,
- sentirse extremadamente irritable,
- hablar muy deprisa o en exceso
- involucrarse en actividades de riesgo,
- aumento del deseo sexual el cual puede llevar a relaciones sexuales con múltiples parejas indiscriminadamente,
- pensamiento acelerado, caracterizado por la imposibilidad de mantener un único pensamiento o idea,
- falta de concentración,
- sentir mucha energía,
- gastar demasiado dinero en cosas innecesarias,
- menor necesidad de sueño,
- sentimiento de arrogancia,
- presenta juicios erróneos,
- abuso de medicamentos, drogas o alcohol.
Depresión
La fase depresiva puede incluir una o más de las siguientes 15 comportamientos o sentimientos:
- falta de interés en la vida o estado de ánimo bajo diariamente,
- sentimiento de desesperanza o culpa,
- cambios de apetito,
- estado emocional vacío,
- culpa excesiva,
- ideación suicida,
- considerarse a sí mismo inútil, sentimiento de minusvalía,
- cansancio crónico,
- olvido,
- problemas para dormir o dormir en exceso,
- aumento o pérdida de peso,
- problemas de concentración,
- perdida de placer en actividades que alguna vez disfrutaba,
- perdida de la autoestima,
- alejarse de los amigos o las actividades que alguna vez disfruto.
El trastorno bipolar se caracteriza por cambios anímicos patológicos que van desde la manía hasta la depresión.
Ciclos
El trastorno bipolar se clasifica generalmente de acuerdo con los diferentes tipos de ciclos entre la fase maníaca y depresiva.
- Algunos individuos experimentan mayormente fuertes fases maníacas y cortos periodos de depresión.
- Otros tienen mayormente fases depresivas y cortos periodos de manía.
- Los síntomas de depresión y manía pueden ocurrir juntos, lo cual se llama estado mixto.
- Algunos otros alternan rápidamente entre los dos ciclos.
En algunos casos, las personas con el trastorno bipolar pueden experimentar delirios y alucinaciones.
En la fase maníaca el delirio se caracteriza por la grandiosidad, podrían creer que son la persona más importante del mundo como el presidente, que tienen poderes especiales o son ricos.
En la la fase depresiva los delirios son de culpa o minusvalía, podrían creen que están arruinados y sin dinero o que han cometido un crimen terrible.
Personas con desorden bipolar que tienen estos síntomas son a veces incorrectamente diagnosticadas con esquizofrenia, otra enfermedad mental grave.
Tratamiento
Al igual que con otros problemas de salud mental, la causa del trastorno bipolar no es bien conocida.
Sin embargo, lo más probable es que se deba a una combinación de factores genéticos y ambientales, tales como el estrés y traumas infantiles, se sabe que se presenta con mayor frecuencia en parientes de personas que padecen dicho trastorno.
Las personas con trastorno bipolar están en alto riesgo de cometer suicidio, por lo cual suelen requerir atención inmediata si expresan por cualquier medio dicha intención, si el paciente rehúsa recibir ayuda puede ser necesario recurrir a la hospitalización para garantizar la protección de la vida.
El objetivo principal del tratamiento de este trastorno es:
- Hacer que los episodios sean menos frecuentes e intensos.
- Ayudar a mejorar el desempeño y disfrute de la vida en el hogar y el trabajo.
- Prevenir la autoagresión y el suicidio.
El tratamiento de este trastorno se realiza combinando psicoterapia y fármacos. La psicoterapia puede incluir estrategias para el seguimiento del estado de ánimo, estrategias de afrontamiento generales, enfatizando la importancia de las rutinas diarias, grupos de apoyo para el paciente y sus familiares.
La psicoterapia puede ayudar a desarrollar habilidades tales como:
- Hacerle frente a los síntomas que están presentes, incluso mientras se estén tomando medicamentos.
- Dormir bien y mantenerse alejado de las drogas psicoactivas.
- Tomar los medicamentos correctamente y saber cómo manejar los efectos secundarios.
- Estar atento al retorno de los síntomas y saber qué hacer cuando éstos reaparezcan.
- Averiguar qué desencadena los episodios y cómo evitar dichos desencadenantes.
En cuanto a la medicación se utilizan los denominados estabilizadores del estado de ánimo tales como el litio, los cuales ayudan a evitar los altibajos y los cambios extremos en el estado de ánimo, en algunos casos se utilizan antidepresivos, anticonvulsivos y antipsicóticos.
Otros tratamientos para el trastorno bipolar han sido la terapia electroconvulsiva (TEC) para tratar la fase depresiva o maníaca del trastorno bipolar si no responde a los medicamentos.
Las personas que reciben el tratamiento de este trastorno por lo general serán capaces de enfrentar los síntomas a largo plazo, aunque ello no quiere decir que sea tarea fácil.
Un estudio al respecto encontró que después del tratamiento del 98% de los síntomas mejoraba después de dos años, sin embargo, el mismo estudio también halló que el 40% de las personas presentaba una recaída en el término de otros dos años. (Tohen et al., 2003).