¿Cómo influye nuestra crianza en la forma en que tratamos a nuestras mascotas?

El estilo parental de las personas en su infancia puede influir en su forma de tratar a sus perros.

Por: Redacción

Niña abrazando a un Chow Chow adulto sentado en un campo de hierba
Foto de Matheus Bertelli en Pexels.com

Investigaciones recientes han revelado una fascinante conexión entre los estilos de crianza experimentados durante la infancia y las estrategias de cuidado que empleamos con nuestros perros en la edad adulta. Un estudio realizado en Reino Unido, publicado en la revista Animals, establece una asociación significativa: quienes experimentaron una crianza permisiva en su infancia tienden a aplicar el mismo estilo con sus canes.

La creciente importancia de los perros en nuestras vidas

Se estima que existen alrededor de 700 millones de perros en el mundo, de los cuales aproximadamente 470 millones son mascotas. Su presencia en nuestros hogares es cada vez mayor: casi la mitad de los hogares estadounidenses tienen un perro, mientras que en Corea del Sur y Filipinas, los porcentajes rondan el 31% y el 50% respectivamente, cifras que han aumentado considerablemente en las últimas décadas.

Este cambio significativo en la tenencia de perros también ha traído consigo una evolución en la forma en que interactuamos con ellos. Mientras que en épocas pasadas la relación humano-perro se centraba principalmente en las necesidades humanas, hoy en día los perros se integran plenamente a las familias y participan activamente en la vida familiar.

De hecho, se observa una creciente tendencia a mostrar hacia ellos conductas de cuidado que antes se reservaban exclusivamente para los niños. Estudios han demostrado, por ejemplo, que tanto la interacción con los hijos como la interacción con el perro familiar producen aumentos similares en los niveles de oxitocina y activación cerebral en las madres.

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Explorando la transmisión intergeneracional del estilo parental

Motivados por esta observación, los investigadores Chih Hsin Kuo y Sharon Kessler se propusieron analizar si los estilos de crianza recibidos durante la infancia influyen en la forma en que cuidamos a nuestros perros. Específicamente, buscaron evidencias de una transmisión intergeneracional entre el estilo parental experimentado y el estilo parental aplicado a los perros. Además, se indagó el papel de la orientación hacia los animales en esta relación.

Una mirada a las experiencias de los cuidadores caninos

El estudio incluyó a 391 cuidadores de perros que completaron una encuesta online a través de la plataforma Testable. La mayoría de los participantes (96%) eran mujeres mayores de 25 años. Aproximadamente la mitad procedían de Estados Unidos y el Reino Unido, y el 35% tenía hijos en sus hogares. Para enriquecer los datos, se realizaron también 10 entrevistas a través de Microsoft Teams.

Para recopilar la información, se utilizaron varios instrumentos: el Cuestionario de Estilos y Dimensiones Parentales para evaluar los estilos de crianza recibidos durante la infancia; una adaptación de este cuestionario para perros (versión Dog-Friendly) para evaluar el estilo parental hacia los canes; y, finalmente, una escala para medir la orientación hacia los animales no humanos.

Reflejos de la infancia en la relación con el perro

Los resultados confirmaron la hipótesis de una transmisión intergeneracional de estilos parentales. Los participantes que habían experimentado un estilo de crianza permisiva en la infancia tendían a aplicar el mismo estilo con sus perros. La única excepción se observó en los participantes asiáticos, donde esta asociación no se manifestó.

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Recordemos que la crianza permisiva se caracteriza por una alta calidez y receptividad, pero bajas demandas y disciplina; los padres tienden a ser indulgentes, evitando reglas estrictas y permitiendo una gran libertad en la toma de decisiones.

Por otro lado, quienes experimentaron una crianza autoritaria en su infancia fueron menos propensos a ser permisivos con sus perros. La crianza autoritaria, a diferencia de la permisiva, combina la calidez y el apoyo con reglas claras y altas expectativas, fomentando la independencia a través de una disciplina consistente y una comunicación abierta.

En cuanto a la orientación hacia los animales, la más común fue la orientación proteccionista, seguida de la orientación humanista. La orientación proteccionista se centra en el control, la disciplina y la utilización del animal para tareas específicas, mientras que la orientación humanista prioriza el vínculo afectivo, el cuidado y la integración del perro en la familia como un miembro más.

El papel mediador de la orientación hacia los animales

Los autores del estudio realizaron análisis estadísticos para determinar si la orientación hacia los perros media la relación entre los estilos parentales recibidos y los aplicados a los canes. Es decir, se exploró la posibilidad de que los estilos parentales de la infancia moldeen la orientación hacia los animales, lo cual, a su vez, influye en el estilo parental con los perros.

Los resultados respaldaron esta hipótesis. La orientación proteccionista redujo la probabilidad de un cuidado autoritario hacia los perros, mientras que las orientaciones humanista y proteccionista incrementaron la probabilidad de un cuidado permisivo.

Los autores concluyen que se detectaron "efectos de transmisión intergeneracional y entre especies para la crianza permisiva, en el sentido de que los participantes que experimentaron crianza permisiva probablemente la usaron con sus perros, e indicaron durante las entrevistas que estaban replicando deliberadamente sus propias experiencias de recibir una crianza receptiva".

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Del mismo modo, la orientación hacia los animales jugó un papel mediador crucial, ya que las actitudes proteccionistas disminuían la probabilidad de que los participantes que experimentaron una crianza autoritaria la replicaran con sus perros, y una actitud humanista aumentaba la probabilidad de compensar una crianza autoritaria siendo permisivos con sus perros.

Conclusiones e implicaciones del estudio

Este estudio arroja luz sobre la conexión entre los estilos de crianza experimentados en la infancia y la forma en que tratamos a nuestros perros en la adultez. Sin embargo, es importante destacar las limitaciones del estudio. La dependencia de los autoinformes puede introducir un sesgo de respuesta, y el diseño del estudio no permite establecer conclusiones causales.

A pesar de estas limitaciones, el trabajo de Kuo y Kessler, aporta una valiosa contribución a nuestra comprensión de la compleja interacción entre humanos y animales de compañía, destacando la influencia perdurable de nuestra crianza en nuestras relaciones interpersonales y transespecíficas.

Fuentes y recursos de información

Kuo, C. H., & Kessler, S. (2024). Intergenerational Transmission of Human Parenting Styles to Human–Dog Relationships. Animals14(7), 1038–1038. https://doi.org/10.3390/ani14071038


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