Desconexión interpersonal: el daño que han causado las redes sociales en nuestra forma de interactuar con los demás

Las redes sociales han revolucionado la forma en que interactuamos, pero también han traído consigo consecuencias negativas que pueden afectar nuestra capacidad de socializar.

Filanderson Castro Bedoya

Actualizado el

Surgimiento de la red

¡El que ahora no esté en redes sociales, no existe! eso dicen algunas personas y no es gratuito que se haya llegado hasta el punto de que esa afirmación no suene tan descabellada.

Consideradas como un fenómeno mundial, las redes sociales digitales se convirtieron en la herramienta comunicativa por excelencia, desde su aparición en 1995 a través de Randy Conrads y classmates.com, se han creado cientos de plataformas que buscan enlazar y fomentar las relaciones sociales o laborales entre personas de cualquier lugar del globo.

Con la capacidad de utilizar fotos, audios, videollamadas, localización exacta, entre otras características prácticas, las redes sociales alcanzaron un auge inimaginable, constituyendo hoy en día una de las áreas que más capital acumula en todo el mundo además de ser el elemento número uno en uso del tiempo diario de la media poblacional mundial.

Anteriormente el acceso a internet era muy limitado y solo algunas personas, principalmente de recursos altos, tenían el privilegio de contar con el servicio, sin embargo, con los avances tecnológicos y el abaratamiento de los costos de distribución del servicio, una gran cantidad de personas pueden acceder hoy a internet, incluso de forma gratuita.

Esto, sumado al boom de los dispositivos móviles y la expansión de herramientas tecnológicas simples para el usuario, establecieron el punto clave para que las redes sociales alcanzaran gran popularidad de una manera asombrosa.

Socialización desenfrenada

La expansión masiva y el alcance de estas herramientas de interacción crearon los primeros patrones de comportamiento en sus usuarios; en principio se desbordaron en una cadena de “hipersocialización” donde solo era importante el agregar nuevas personas, entablar conversaciones, conseguir nuevas amistades, ligar, conocer y darse a conocer sin reparar mucho en las características de los individuos previo al contacto comunicativo.

Así, cada individuo podía administrar en un solo momento, una gran cantidad de conversaciones activas, una cantidad considerable de contactos agregados y compartir información en simultanea entre grupos de personas o entre plataformas, no importaba mucho el como se lograba esto ¡Todos querían tener la mayor cantidad de charlas y “amigos”!

En este punto, la mayor cantidad del tiempo que los usuarios pasaban en las plataformas se consumía en el proceso comunicativo entre individuos, dejando un espacio más corto para la revisión de información personal, visualización de videos, noticias, entre otros, lo más importante era “chatear”, agregar personas y brindar muestras de “afecto digital” como la publicación de frases o imágenes en los perfiles de los demás para mantener activos esos nuevos lazos interpersonales, creando un habito en el uso de dichas redes, ocupando de 4 a 8 horas al día en el uso de dichas plataformas.

Consecuencias Inesperadas

Hasta este punto todo iba muy bien, o bueno eso se creía, dejando de lado los casos fortuitos que puede generar el entablar un intercambio interpersonal con un desconocido, las redes sociales marchaban a la perfección y cada día se especializaban más, brindando más y mejores herramientas a los usuarios en su frenesí social, sin embargo, había consecuencias que quizás no estaban aún presupuestadas y que de una u otra forma fueron facilitadas por los mecanismos mismos de las redes sociales.

Con el paso del tiempo los lazos sociales adquiridos por medio de las redes fueron volviéndose más selectivos, el usuario enfrentándose a esa cantidad de posibilidades de comunicación, empezó a elegir con más detenimiento con quien comunicarse y con quien no, en la medida de un éxito basado en probabilidades y características predefinidas.

Ya no se generaban charlas con todos los individuos posibles, sino que aspectos como la apariencia física, los gustos musicales, hobbies, trabajo, lugar de residencia entre otros, comenzaron a tomar una elevadísima relevancia, entrando en una especie de “mercado social” donde cada uno elige lo que se quiere llevar.

La errónea solución de las plataformas

Los administradores de dichas plataformas comenzaron a ver el fenómeno y no dudaron en comenzar a propiciar dichos encuentros interpersonales selectivos, apoyados en los nuevos descubrimientos de inteligencia artificial y Big Data.

De esta manera cada usuario de la red social es guiado en su búsqueda de relacionamiento interpersonal a otros usuarios que compartan tantas variables como sean posibles con dicho usuario, creando lazos entre similares e incluso, en términos de datos, iguales.

Destrucción de la esencia de las redes sociales

Con la implementación de IA en las redes y la personalización de la interacción surgieron varios problemas que, analizados a fondo, destruyen la esencia de lo que una legitima interacción interpersonal significa.

Identificación de problemas

No se sabe con certeza si los creadores o administradores de las plataformas son conscientes de dichos problemas o simplemente lo ignoran, me permito ilustrar a continuación 3 de ellos:

El primero de ellos consiste en la creación de círculos de retroalimentación, que nos envían información o usuarios del mismo tipo (gusto afines a nosotros como mismo tipo de música, misma universidad, misma ciudad, mismas interacciones, personas en común, grupos en común) una y otra vez, tratando de que cada elemento sugerido o visualizado sea de nuestro agrado, evitando que se nos presente la novedad informativa o de personalidad, sumiéndonos en una previsible cotidianidad que conlleva al deterioro de la capacidad de entretener de las plataformas, pero que nos mantiene allí debido al habito creado de pasar varias horas en la red.

El segundo problema, consecuencia del primero, es el de desconexión interpersonal, luego de generar costumbre y tedio en los usuarios, estos terminan por evitar la socialización directa, disminuyendo considerablemente su actividad comunicativa y de expresión con los demás, por ejemplo, se puede evidenciar una disminución en el número de chats, en la calidad de las conversaciones o el tiempo que se dedica a la conversación, así mismo una disminución en el número y calidad de las publicaciones respecto a otros usuarios, evadiendo la interacción y estancándonos en la revisión y publicación continua de información individual e irrelevante para la creación de lazos interpersonales.

El tercer problema surge a la hora de acomodar las conductas de interacción en las redes sociales a la “vida real, al estar expuestos continuamente a una base de datos gigante de personas y haber tenido la extenuante habitualidad del acceso fácil a la comunicación con infinidad de individuos, la interacción en la cotidianidad se ve coartada por la tendencia creada en la red social, generando una disminución en el interés de conocer a otras personas, de iniciar conversaciones e interactuar con quienes nos rodean en los espacios públicos.

Esta fase de “asocialización” es la última consecuencia y representa un riesgo enorme si se tiene en cuenta que la perdida de lazos sociales representa una causalidad riesgosa como generadora de trastornos ansioso-depresivos que se verían aun más potencialmente peligrosos ante la falta de redes de apoyo y la evasión de transmitir o entablar una relación social, en este caso, con un profesional de la salud.

En conclusión

Las redes sociales son herramientas increíbles, permiten la interacción entre individuos que de otra manera resultaría imposible, el compartir nuestro día a día, informarnos, vender y comprar objetos o apoyar causas de forma masiva son solo algunas de las razones por las cuales estas redes son utilizadas cada día por miles de millones de personas.

Esta es una pequeña aproximación a algunas de las múltiples consecuencias negativas que ha propiciado el uso excesivo de las redes sociales en nuestra manera de interactuar con los demás, sin embargo hay muchas otras variables que se deben tener en cuenta para comprender la influencia de estas sobre el comportamiento humano, estimulación de los mecanismos de recompensa cerebrales, el juego de la autoestima, manipulación propagandística entre otros aspectos que deberían tomarse en cuenta a la hora de visualizar potenciales consecuencias psicológicas en sus usuarios.

Para finalizar, debemos analizar las tendencias de comportamiento que tenemos en dichas redes, con quienes nos relacionamos y cuantas personas que se consideraban importantes en nuestras vidas se han convertido en un contacto más (claro indicador de “mercado social”). Siempre procurando compartir con individuos diversos, que no necesariamente tengan nuestros gustos y posturas, crear una constante novedad y por sobre todo, tener muy claro que a pesar de que estas herramientas tecnológicas pueden brindarnos muchos beneficios, nunca reemplazarán la experiencia cambiante e impredecible de interactuar con los demás más allá de las pantallas.

Filanderson Castro Bedoya

Psicólogo de la Universidad de Antioquia – Colombia con énfasis en el desarrollo personal y empresarial, relaciones de pareja y psicología en general, me desempeño como columnista aficionado de algunos medios de comunicación colombianos, soy un fiel amante de la música, la tecnología, los viajes y la fotografía.

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