El aprendizaje del miedo Alterado en niños con experiencias traumáticas

El trauma infantil podría ser según una investigación un camino hacia el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).

Imagen abstracta que representa los miedos de la infancia.

Un estudio reciente publicado en Psychological Medicine revela una conexión significativa entre el trauma infantil y la alteración del aprendizaje del miedo, lo que podría constituir un factor clave en el desarrollo del trastorno por estrés postraumático (TEPT) en la adolescencia.

La investigación muestra que niños que han sufrido traumas presentan respuestas fisiológicas exacerbadas ante estímulos amenazantes durante tareas de condicionamiento al miedo. Esta mayor reactividad se asocia, a su vez, con un incremento en los síntomas de TEPT con el paso del tiempo.

La Prevalencia del Trauma Infantil y sus Consecuencias

El trauma infantil es, lamentablemente, un fenómeno frecuente. En Estados Unidos, casi la mitad de los niños experimentan algún tipo de adversidad en su infancia. Estas experiencias, que incluyen el abuso físico y sexual, la violencia doméstica y la violencia comunitaria, se relacionan con una amplia gama de problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad y el TEPT.

Dada la gran incidencia del trauma infantil y su impacto, la investigación se centra en comprender cómo estas experiencias contribuyen al desarrollo de problemas de salud mental, con el objetivo final de diseñar intervenciones preventivas.

La Dra. Laura Machlin, autora principal del estudio realizado durante su etapa postdoctoral en la Universidad de Harvard, destaca la falta de consenso previo sobre la relación entre experiencias traumáticas y las respuestas al miedo.

Su investigación, realizada con una amplia muestra longitudinal de niños, buscó determinar si los niños con mayor exposición a traumas, controlando otros factores, mostraban diferencias en su aprendizaje de estímulos amenazantes. Además, se investigó si estas alteraciones en la respuesta al miedo se correlacionaban con un mayor riesgo de desarrollar síntomas psicopatológicos a largo plazo.

El estudio incluyó a 215 niños de entre 10 y 13 años, participantes de un estudio longitudinal a mayor escala. Los investigadores se interesaron especialmente en los diferentes niveles de adversidad experimentados por los niños, incluyendo tanto el trauma (abuso o exposición a la violencia) como la privación (negligencia o falta de apoyo emocional). El objetivo era establecer si el trauma y la privación estaban vinculados a cambios en el aprendizaje del miedo y cómo estos cambios podrían relacionarse con el desarrollo de problemas de salud mental a lo largo del tiempo.

El Condicionamiento al Miedo y la Respuesta Fisiológica

Al inicio del estudio, los niños y sus padres completaron cuestionarios y entrevistas sobre las experiencias de trauma y privación de los menores, así como sobre sus síntomas de salud mental actuales. Unas semanas después, los niños participaron en una tarea de condicionamiento al miedo, una prueba psicológica ampliamente utilizada para medir la capacidad de los participantes para distinguir entre estímulos amenazantes y no amenazantes.

En esta tarea, se expuso a los niños a dos estímulos diferentes: uno seguido consistentemente de un estímulo desagradable (una descarga eléctrica leve o un ruido fuerte, por ejemplo) y otro que no lo era. Se registraron las respuestas fisiológicas de los niños, específicamente su conductancia cutánea (una medida de la actividad de las glándulas sudoríparas, utilizada como indicador de miedo o excitación).

Dos años después de las pruebas iniciales, se volvieron a evaluar los síntomas de salud mental de los niños para determinar si las respuestas al aprendizaje del miedo habían predicho cambios en los síntomas de TEPT, ansiedad o comportamientos externalizantes (como agresión o incumplimiento de normas).

El Trauma y el Aprendizaje del Miedo y el TEPT

Los resultados aportan información crucial sobre la relación entre el trauma infantil, el aprendizaje del miedo y la salud mental. Los niños que habían experimentado más traumas mostraron una mayor conductancia cutánea ante el estímulo amenazante durante la tarea de condicionamiento al miedo.

Esto indica una mayor reactividad fisiológica al estímulo asociado al peligro, sugiriendo una mayor sensibilidad a las amenazas potenciales. Esta respuesta exacerbada no se observó en niños que habían experimentado privación sin trauma, lo que sugiere que el trauma, específicamente, es el factor determinante de estos cambios en el aprendizaje del miedo.

Asimismo, se encontró una relación entre la respuesta aumentada al miedo y un incremento en los síntomas de TEPT durante el período de seguimiento de dos años. Es decir, los niños que habían experimentado más traumas y mostraron una respuesta fisiológica más intensa al miedo tenían más probabilidades de desarrollar o empeorar los síntomas de TEPT a medida que crecían.

Curiosamente, el estudio no halló una relación similar entre la alteración del aprendizaje del miedo y otros tipos de problemas de salud mental, como la ansiedad o los comportamientos externalizantes. Esto sugiere que los cambios en el aprendizaje del miedo observados en niños traumatizados pueden estar específicamente relacionados con el TEPT y no con la psicopatología en general.

Limitaciones del Estudio e Implicaciones para la Intervención

A pesar de sus importantes hallazgos, el estudio presenta algunas limitaciones. La muestra no era clínica, es decir, aunque los niños informaron síntomas de TEPT y otros problemas de salud mental, no fueron diagnosticados formalmente con estas afecciones. Investigaciones futuras podrían beneficiarse de la inclusión de niños con diagnóstico clínico de TEPT para verificar si los hallazgos se mantienen en poblaciones con afectación más grave.

A pesar de estas limitaciones, el estudio proporciona evidencia importante de que la alteración del aprendizaje del miedo puede ser una vía por la cual el trauma infantil conduce al desarrollo del TEPT. Este descubrimiento podría contribuir al desarrollo de intervenciones dirigidas a reducir los problemas de salud mental relacionados con el trauma en adolescentes.

Fuentes y recursos de información

Machlin, L., et al. (2024). Alterations in fear learning as a mechanism linking childhood exposure to violence with PTSD symptoms: a longitudinal study. Psychological Medicine, 1–9. DOI: 10.1017/s0033291724001569