Cómo la exposición a la luz puede afectar el estado de animo

Los ritmos diarios estables de exposición a la luz solar se asocian con una menor probabilidad de síntomas depresivos.

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Un nuevo estudio publicado en el Journal of Affective Disorders ha descubierto que las interrupciones en los patrones diarios de actividad y exposición a la luz están relacionadas con un mayor riesgo de depresión. Los investigadores analizaron datos de más de 6800 adultos estadounidenses y descubrieron que las personas con ritmos diarios inestables y mayores fluctuaciones en la actividad y la exposición a la luz tenían más probabilidades de experimentar síntomas depresivos. Por otro lado, aquellos con patrones diarios más consistentes tenían un riesgo significativamente menor de depresión.

El estudio se realizó para comprender mejor cómo las interrupciones en los ciclos diarios naturales del cuerpo contribuyen a los problemas de salud mental. Investigaciones anteriores han demostrado que las personas con depresión a menudo presentan ciclos sueño-vigilia irregulares, actividad diurna reducida y alteraciones en su ritmo circadiano; el reloj interno que regula el sueño, el estado de alerta y varios procesos biológicos durante un período de 24 horas.

Comprender los ciclos circadianos y la salud mental

Sin embargo, la mayoría de los estudios anteriores se centraron en un solo aspecto de estos patrones diarios, como la duración del sueño o la exposición a la luz nocturna. Los investigadores quisieron explorar múltiples aspectos del ritmo diario, incluyendo tanto los niveles de actividad como la exposición a la luz, para ver cómo su estabilidad y fluctuaciones se relacionan con el riesgo de depresión. Dada la creciente prevalencia de la depresión y los factores del estilo de vida moderno que contribuyen a la interrupción de los ritmos diarios, su objetivo era proporcionar información que pudiera orientar futuras estrategias de prevención y tratamiento.

Monitoreo de la actividad y la exposición a la luz

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) recopilados entre 2011 y 2014. Se incluyeron en el análisis un total de 6852 adultos. Los participantes llevaron un monitor de actividad en la muñeca durante siete días consecutivos, que registró tanto el movimiento como la exposición a la luz.

Utilizando estos datos, los investigadores evaluaron tres aspectos clave del ritmo diario:

  • Estabilidad interdiaria: mide la consistencia de los patrones de actividad y exposición a la luz de una persona día a día.
  • Variabilidad intradiaria: mide cuán fragmentados e irregulares son estos patrones dentro de un solo día.
  • Amplitud relativa: mide la fuerza del ritmo diario de una persona, comparando sus períodos más activos y menos activos.

Los síntomas de depresión se evaluaron utilizando el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9), una herramienta de detección ampliamente utilizada para los síntomas depresivos.

Ritmos diarios y riesgo de depresión

Los resultados mostraron fuertes asociaciones entre las interrupciones del ritmo diario y el riesgo de depresión. Las personas con mayor variabilidad intradiaria (es decir, cuya actividad o exposición a la luz fluctuaba de manera impredecible a lo largo del día) tenían significativamente más probabilidades de experimentar síntomas depresivos. Por el contrario, las personas con mayor estabilidad interdiaria y amplitud relativa (es decir, tenían una rutina diaria más regular y predecible y una clara distinción entre los períodos activos e inactivos) tenían un riesgo mucho menor de depresión.

Específicamente, los individuos en el tercil más alto de estabilidad del ritmo tenían una probabilidad significativamente menor de depresión en comparación con aquellos con los ritmos más irregulares. Los hallazgos fueron consistentes tanto para los ritmos de actividad-reposo (patrones de movimiento diario) como para los ritmos de exposición a la luz, lo que sugiere que mantener un patrón diario estable y estructurado en ambos ámbitos puede ser importante para la salud mental.

Factores demográficos y biológicos

El estudio también identificó diferencias en cómo estos factores afectaban a diferentes grupos de personas. Los adultos más jóvenes fueron particularmente sensibles a los patrones de actividad fragmentados, mientras que los hombres se vieron más afectados por los ritmos irregulares de exposición a la luz que las mujeres. Además, las personas con un índice de masa corporal más bajo parecían beneficiarse más de los ritmos fuertes de exposición a la luz en términos de reducción del riesgo de depresión. Estos hallazgos sugieren que la relación entre las interrupciones del ritmo diario y la depresión puede variar según los factores demográficos y biológicos.

A pesar de sus fortalezas, el estudio tiene algunas limitaciones. Debido a que fue transversal, no pudo determinar si las interrupciones del ritmo causan depresión o si la depresión conduce a patrones diarios más irregulares. Además, el estudio se basó en un período de monitoreo de siete días, que puede no capturar completamente los patrones a largo plazo en el ritmo diario de un individuo. El uso de una escala de depresión autoinformada también introduce la posibilidad de sesgo de respuesta.

Las futuras investigaciones podrían explorar estas asociaciones utilizando estudios longitudinales para rastrear los cambios en los ritmos diarios y la salud mental a lo largo del tiempo. También sería valioso investigar si las intervenciones que estabilizan la actividad diaria y la exposición a la luz pueden reducir el riesgo de depresión.

Fuentes y recursos de información

Liao, Y., Zhang, W., Chen, S., Wu, X., He, K., Wang, M., Lan, Y., & Qi, F. (2025). Associations between rest–activity/light-exposure rhythm characteristics and depression in United States adults: A population-based study. _Journal of Affective Disorders_, 369, 1004-1012. DOI: 10.1016/j.jad.2024.10.073