La crianza de los hijos
Pareciera ser que hoy en día es un reto muy grande la crianza de los hijos, debido a las nuevas exigencias y conductas de los infantes, por lo cual existe un gran numero de padres preguntándose ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?, si bien, cada padre tendrá una manera distinta de hacerlo, se ha comprobado que existen maneras mas eficaces que otras.
De entrada tenemos dos conceptos, en primer lugar las prácticas de crianza que se definen como aquellos comportamientos específicos empleados para interactuar con los hijos, mientras que el estilo de crianza, es el clima emocional con el cual los padres crían a sus hijos, estos indudablemente van a estar influenciados por el temperamento del niño, el cual puede exigir mas de los cuidadores ( en el caso de ser un niño que llora mucho, hace berrinches, o un niño que juega, pero acata órdenes) y por la educación de los padres, donde el tipo de crianza recibido tendrá gran repercusión al momento de ser padres. (Chosak, 2015)
Por lo que respecta a los estilos de crianza, uno de los modelos explicativos mas conocidos es el empleado por Diana Baumirand, quien encontró una triada de variables como lo eran: el control, comunicación e implicación afectiva, los cuales interactuaban y definía el estilo de crianza que emplean los cuidadores (Torío, Peña, & Rodriguez, 2008). A continuación se hace un explicación de los distintos estilos de crianza:
Estilo autoritario
En primer lugar tenemos el estilo autoritario, en el cual las reglas en el hogar son demasiado estrictas, cuando el niño no las cumple se aplican castigos severos , ya que estos padres creen que solo a través de este tipo de consecuencias los hijos pueden entender, además de que estos tienen muy poca oportunidad de expresar sus sentimientos y opiniones, lo cual llega a generar un sentimiento de miedo, mas que de respeto por los progenitores.
A los padres que se rigen por este estilo los podemos identificar por frases como: “porque yo lo digo”, “no quiero escuchar nada más, cállate“, “yo se lo que es bueno para ti y punto”, en consecuencia podemos observar que estos niños si bien, son obedientes, pero suelen sentirse culpables, tener ansiedad, depresión y muchas de las veces conductas agresivas en otros contextos.
Estilo Permisivo
Al estilo permisivo también se le conoce como “papás amigos”, al contrario del anterior, aquí los padres se muestran muy amorosos y cercanos con sus hijos. sin embargo, no establecen ningún tipo de regla o limite, y el papá el le da todo. Los podemos ver en las plazas comerciales, cuando el niño esta llorando porque su dulce se ha caído, y automáticamente se le da uno nuevo para evitarle el malestar, o en una juguetería haciendo una rabieta, el padre le compra lo que desea con tal de que no llore o se enoje.
Esto indudablemente en un futuro genera mucha frustración en el individuo, pues este se enfrentan a un mundo real donde si existen límites, los cuales no aprendió a soportar, además de tener poca capacidad para aceptar su responsabilidad, así como de creer que lo merece todo.
Estilo Democrático
En este estilo los padres establecen reglas y límites razonables, aunque siempre están dispuestos a escuchar a sus hijos ante lo que sienten y piensan. Ya que esperan conductas acorde a su edad y capacidad, en este estilo el padre no es visto como una autoridad, si no como una guía o un modelo a seguir, pues él mismo conoce sus emociones y sentimientos, les da valor e importancia, lo cual le trasmite al niño seguridad, pues se le explica las reglas, diciéndole el porqué de las cosas, creando patrones de conducta a su beneficio y si este se equivoca mas allá de un castigo, se genera un diálogo con estos, donde se les explica las consecuencias de sus actos, para generar un aprendizaje
El resultado en este tipo de estilo de crianza es una buena relación padres e hijos, así como grandes capacidades del niño de pensar, sentir y poder tolerar las dificultades de una manera adecuada y funcional, haciendo que pueda conectar y relacionarse de una manera adecuada con los otros.
¿Qué debo hacer?
Primero que nada, se debe reflexionar sobre la manera de educar a los hijos; ¿en verdad lo hago por qué pienso que es lo mejor? o ¿cuanto de la manera que fui educado influye en mi forma de hacerlo con mis hijos? Podemos partir de esa primicia, debido a que no somos seres aislados, compartimos mucho con los otros, y muchas de las veces tenemos creencias sobre como educar a los hijos, no porque sean nuestras, si no por nuestra historia y contextos nos lo dictan.
Si bien el discurso apela a que en mis tiempos esas cosas no se veían, “ antes los hijos hacían caso a la primera”, no obstante, los tiempos indiscutiblemente han cambiado, nuestros niños están expuestos a mas estímulos, a contextos donde la dinámica social se vive diferente, por ende la conducta es distinta. Muchos padres vienen de una generación donde la forma de educar era autoritaria, y cuando crecieron se convirtieron en adultos que se prometieron no ser como sus padres, sin embargo el camino se traza distinto.
Hablar de una crianza democrática puede asustar a algunos, pues se piensa que es no poner límites, o que los niños hagan lo que quieran, mas bien es no poner reglas autoritarias, es todo lo contrario, es amar y ser firmes a la vez, es poder tener congruencia como padre con lo que se dice y con lo que se hace, los niños están aprendiendo a regular lo que sienten, y a la vez tienen dificultad para poder controlar sus emociones y conductas, la tarea de los padres es servir como guía de autorregulación en lo que el menor instaura en él estas capacidades.
Se ha demostrado que el estilo de crianza basado únicamente en castigos y premios, no logra hacer que los niños hagan las conductas por un beneficio, como aprender el valor del respeto, la empatía,etc.. sino por el beneficio que viene después, además que este tipo de reforzadores pierde eficacia con el tiempo. Esto no significa que no podamos dar regalos, o algún beneficio a nuestros hijos. Mas bien, no usarlos como único recurso, pues existen otras alternativas que nos ayudarán a que las conductas deseadas se logren y que él pueda ser un individuo capaz de hacer las cosas porque entiende que son para su propio bien.
Es por esto que tenemos que ser firmes, pero amorosos con lo que decimos y hacemos, esto entendido como no cambiar lo establecido, pues si quieres que tu hijo siga las órdenes, no puedes cambiar estas cada vez que la situación no te favorezca, además de no dar reglas sin explicarle el porque, a los niños les costará menos el acatar una orden si comprenden el porqué.
Por otro lado, a los niños muy pequeños les cuesta muchas de las veces seguir las normas y reglas, si es el caso, pueden crear juntos reglas y beneficios, donde estén tanto lo que se debe hacer y lo que se puede obtener, esto para que el menor no lo vea como un castigo, si no mas bien como un deber que tanto tú como él deben hacer.
Por ejemplo: mamá debe darle de comer al hijo, y en el apartado de beneficios, mamá puede leer 30 minutos a las 6 de la tarde, hijo debe recoger sus juguetes, por lo tanto puede jugar después de hacer la tarea, si un día el no hace su deber, puedes explicarle que el beneficio que viene con el deber no estará, y el ayudarle a reflexionar sobre la situación.
Reconoce y valida las emociones
Otra de las cosas que tenemos que tomar en cuenta y que será nuestra guía, es aprender a valorar los sentimientos de los niños, pues ellos siempre buscarán llamar nuestra atención y afecto, lo cual puede ser de una manera positiva o de una manera incorrecta, por ejemplo haciendo rabietas, enojándose o no haciendo caso, es por esto que debemos de aprender a ver más allá de la conducta. para esto puedes emplear la hipótesis, por ejemplo, haciendo un berrinche, le puedes decir, “me da la impresión de que estás enojado…”, “creo que te sientes triste porque…”
Reconocer lo que siente, no significa que si estás ocupado tengas que correr a atenderlo, mas bien, que escuches lo que te quiere decir, “ si hijo, entiendo que estas enojado porque peleaste con tu amigo, dame 10 minutos en lo que termino de servir la mesa y me cuentas todo”, en esas sencillas palabras estás reconociendo lo que siente, explicándole que estarás para él pero que antes de esto estabas haciendo algo, lo cual le permite sentirse visto y respetado, pues de otro modo si estás haciendo muchas cosas a la vez lo único que pensará es que es poco escuchado.
Jamás devalúes lo que siente
La realidad es que, nos cuesta entender como adultos que los niños ven el mundo como niños, cuando el regresa de la escuela triste porque su mejor amigo no quiso jugar con él, y tú le dices : “hijo, eso nos son problemas, que tontería, problemas los míos” estás mandado el mensaje, “lo que tu digas no es importante“, lo cual lo único que genera es que él se aleje y sienta que no puede contar contigo. Otra forma de validar lo que siente, es a través de los sentidos, tócalo, abrázalo, y sobre todo, míralo a los ojos, es lo mas valioso.
Mas allá del culpables, busca soluciones.
A veces cuando los niños se equivocan, los padres tienden a usar frases como “te lo dije” “siempre es lo mismo “, lo cual más que ayudarlos a entender la situación, los hace sentir mal.
Lo que puedes hacer es que, ante un error, busques con tu hijo una solución, juntos dialoguen sobre lo que pasó, como se sintieron ambos, y pregúntale que podría hacer él. En caso que le cueste, puedes preguntar ¿Qué haría tu mejor amigo en este caso? ¿Por qué crees que estuvo mal? Etc. Hasta que él pueda reflexionar sobre lo que sucedió y por ende logre entender mas la situación y el aprendizaje sea mayor.
Y, sobre todo, Permítete equivocar como padre …
Los padres creen erróneamente que admitir que se han equivocado frente a sus hijos es signo de debilidad. Sin embargo, es todo lo contrario, si has seguido todos los pasos, eres firme pero amoroso, reconoces lo que siente, entonces aceptar frente a tu hijo cuando actuaste mal le permite conectar contigo mas de lo que imaginas.Los niños toman como guía de referencia a sus padres, si están recibiendo tanto de ti, mas aparte permites decirle perdón y equivocarte, él sabrá que no esta frente alguien perfecto, y que puede aspirar a ser como tu, ya que se vincula con una persona real y le estas mostrando que ante un error, el hablar y pedir perdón es la solución.
RERENCIAS
Chosak, S. (2015). Your Living Legacy: How Your Parenting Style Shapes the Future for You and Your Child. Sarasota, FL: First Edition Design Publishing.
Borocio, R. (2016). Disciplina con amor Cómo poner límites sin ahogarse en la culpa. Guía para padres y maestros (Vol. II). Mexico: Editorial Pax Mexico.
Stassen Berger, K. (2015). PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO. INFANCIA Y ADOLESCENCIA (Vol. 9ª). Madrid, España: Editorial Médica Panamericana.
Torío, S., Peña, J., & Rodriguez, M. d. (2008). ESTILOS EDUCATIVOS PARENTALES. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA Y REFORMULACIÓN TEÓRICA. Teoría de la educación. Revista interuniversitaria, 20, 151-178.