Un reciente estudio publicado en el British Journal of Social Psychology sugiere que las personas percibidas como amables y serviciales también son consideradas más atractivas físicamente.
Este efecto, observado en diversos escenarios y tipos de relaciones, destaca cómo las acciones bondadosas pueden moldear la percepción de la belleza física. El estudio, realizado por Natalia Kononov y Danit Ein-Gar, abre una fascinante perspectiva sobre la interacción entre la conducta prosocial y la atracción interpersonal.
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La influencia de la personalidad en la atracción
La apariencia física suele ser lo primero que notamos al conocer a alguien nuevo. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que los rasgos de personalidad influyen significativamente en los juicios de atractivo.
Si bien características positivas como la amabilidad o el humor pueden hacer que alguien parezca más atractivo, algunos rasgos podrían tener un peso mayor que otros.
Kononov y Ein-Gar centraron su investigación en el comportamiento prosocial: actos de bondad, cooperación y ayuda. Su hipótesis era que las personas podrían sentirse motivadas a asociarse con individuos prosociales, percibiéndolos como más atractivos debido a un deseo inconsciente de conectar con quienes muestran amabilidad.
Como afirma la Dra. Kononov:
“A menudo, usamos la belleza metafóricamente para describir cualidades internas admirables, diciendo que alguien es ‘bello por dentro’. Tenía curiosidad por ver si esta percepción tiene una base en la realidad: si la bondad y la generosidad, cualidades asociadas con la belleza interior, realmente influyen en cómo percibimos el atractivo físico de alguien. Nuestros hallazgos sugieren que esta asociación no es solo metafórica; los actos bellos, de hecho, nos llevan a ver a las personas como más bellas.”
Un análisis exhaustivo de la percepción de la belleza
La investigación incluyó diez estudios con más de 4000 participantes. El equipo diseñó una variedad de escenarios para evaluar si el comportamiento prosocial influía en la percepción del atractivo físico. Los participantes observaron actos prosociales en la vida real, leyeron descripciones de acciones amables o imaginaron escenarios que implicaban comportamientos de ayuda.
Para garantizar la exhaustividad de los hallazgos, los investigadores consideraron varios factores: compararon las percepciones de atractivo cuando los participantes vieron a personas actuando con amabilidad versus un contexto neutral; exploraron cómo la consistencia del comportamiento prosocial podía afectar el atractivo de manera diferente a los actos únicos; y examinaron si la influencia de la amabilidad en la belleza percibida era más fuerte que la de otros rasgos positivos como el humor o la inteligencia.
Se mostraron imágenes de personas junto con descripciones de comportamientos prosociales o neutrales, y luego se calificó su atractivo físico en una escala estandarizada. En algunos estudios, los participantes solo leyeron sobre el sujeto sin ver imágenes, permitiendo a los investigadores determinar si los efectos del comportamiento prosocial se extendían más allá de las impresiones visuales.
La amabilidad, un potenciador de la atracción
Los investigadores descubrieron una relación consistente entre las acciones prosociales y calificaciones más altas de atractivo físico. Las personas descritas como que participaban en comportamientos amables o serviciales fueron calificadas como más bellas que las que no fueron descritas de esta manera.
Este hallazgo fue cierto tanto para observadores masculinos como femeninos que evaluaban objetivos de cualquier género, sugiriendo un atractivo amplio de la prosocialidad para mejorar el atractivo físico.
La Dra. Kononov destaca que:
“Un aspecto interesante de nuestros hallazgos es que el efecto de la prosocialidad en el atractivo fue consistente entre géneros. La amabilidad y la generosidad hicieron que tanto hombres como mujeres parecieran más atractivos, independientemente de quién estaba siendo evaluado o quién estaba haciendo la evaluación. Este atractivo universal por género destaca cuán ampliamente la amabilidad puede moldear las percepciones de belleza.”
El efecto fue más fuerte cuando la amabilidad formaba parte del comportamiento habitual de la persona, en lugar de un acto aislado. Sorprendentemente, la influencia de la prosocialidad en las calificaciones de atractivo fue mayor que la de otros rasgos positivos, como el humor o la inteligencia.
Esto sugiere que la amabilidad y la ayuda desempeñan un papel único en la configuración de las percepciones físicas más allá de un "efecto halo" general, donde los rasgos positivos mejoran ampliamente otras evaluaciones.
Kononov comento:
“Pensamos que la prosocialidad jugaría un papel significativo, pero no esperábamos que superara a rasgos como la inteligencia y el humor, Es interesante porque, si bien las personas a menudo ven el humor y la inteligencia como rasgos muy atractivos, la amabilidad puede tener un impacto más fuerte en lo atractivo que alguien parece. Este hallazgo sugiere que la amabilidad podría ser más central en nuestra percepción de la belleza de lo que solemos asumir.”
El deseo de conexión, un motor de la atracción
Además, el estudio encontró que la motivación para formar relaciones también influyó en este efecto. En contextos donde una relación era posible, las personas veían a los individuos prosociales como más atractivos; sin embargo, cuando la formación de una relación no era factible, el efecto de la amabilidad en la belleza percibida disminuía.
Esto destaca que la tendencia a encontrar a las personas amables más atractivas se basa en parte en un deseo de conexión, en lugar de simplemente admirar el comportamiento prosocial a distancia.
La amabilidad incluso atenuó los juicios de imperfecciones físicas. Cuando una persona fue descrita como prosocial, los participantes fueron menos propensos a centrarse en defectos menores, como cicatrices u otras irregularidades físicas, en comparación con individuos no prosociales.
Esto sugiere que la amabilidad puede mejorar el atractivo no solo aumentando las impresiones positivas, sino también reduciendo la atención a las imperfecciones.
A pesar del enfoque exhaustivo del estudio, existen algunas limitaciones. La muestra provino principalmente de participantes con sede en Estados Unidos, lo que puede limitar la aplicabilidad de los hallazgos a otros contextos culturales.
Dado que la amabilidad y la ayuda pueden adoptar diferentes formas en diferentes culturas, vale la pena investigar si la relación entre el comportamiento prosocial y la percepción de la belleza varía en diferentes partes del mundo.
Otra limitación es que el estudio se centró principalmente en las percepciones iniciales de los participantes, en lugar de cómo estas impresiones pueden evolucionar con el tiempo.
Las investigaciones futuras podrían explorar si el impacto positivo de la prosocialidad en el atractivo perdura en las relaciones a largo plazo, o si otros rasgos, como la fiabilidad o la lealtad, podrían eventualmente desempeñar un papel más significativo en los juicios de atractivo.
La Dra. Kononov concluye afirmando que:
“Una limitación a considerar es que nuestro estudio se centra en las percepciones, aunque es interesante considerar los efectos potenciales que estas percepciones pueden tener en el comportamiento. Además, nuestros hallazgos capturan una tendencia general que podría variar en diferentes contextos sociales y culturales, por lo que sería valiosa una investigación adicional para comprender cómo estas dinámicas podrían cambiar en entornos diversos.”
Fuentes y recursos de información
Kononov, N., & Danit Ein‐Gar. (2024). Prosocial behaviour enhances evaluation of physical beauty. British Journal of Social Psychology. DOI: 10.1111/bjso.12800