Los niños que hablan tarde
La adquisición y desarrollo de lenguaje en niños pequeños es sin duda un tema fascinante, dentro de este campo existe un grupo de niños caracterizados por no presentar las habilidades lingüísticas esperadas para la edad, a estos, se les conoce en la literatura inglesa como “late talkers”, en el idioma español han recibido muchos nombres, entre ellos; inicio tardío del lenguaje, retraso inicial de lenguaje o hablantes tardíos.
La definición y el periodo de edad varía de acuerdo a diferentes autores, para la Asociación Americana del Lenguaje-Habla y Audición (ASHA, por sus siglas en inglés) los hablantes tardíos son aquellos niños que presentan un retraso en el inicio del lenguaje sin ninguna otra discapacidad o retraso en el desarrollo (2020), el periodo que comprendido es de los 2-4 años. Para Rescorla (2002), las características son un vocabulario expresivo menor a 50 palabras y ausencia de combinaciones de dos palabras, el periodo referido es de los 18-35 meses.
Serra (2002) describe el retraso inicial o simple, equivalente a “late talkers”, como aquellos niños que comienzan a decir las primeras palabras entre 18-20 meses y las combinaciones se dan dentro de los siguientes seis meses, sin tener afectada la comunicación ni la comprensión.
Por su parte, Jackson-Maldonado (2004) optó por el término de retraso inicial de lenguaje, cuyas características son iniciar tardíamente la producción de palabras y no combinar frases a los 24 meses de edad, además que no existe una causa aparente que justifique ese retraso.
La identificación de los niños hablantes tardíos
La primera sospecha suele venir de los padres, quienes se percatan que su pequeño no ha comenzado a hablar o tiene pocas palabras en comparación con lo que se espera para la edad.
Otro momento suele darse en los servicios de pediatría, donde los médicos pueden advertir alguna sospecha sobre el lenguaje. Los niños que asisten a estancias maternales o de educación inicial (servicios prestados a menores de tres años) pueden ser identificados por este personal. Entonces, ¿esta sospecha inicial es suficiente para que un niño sea evaluado?
No todos los casos de hablantes tardíos necesariamente requerirán evaluaciones más especializadas del profesional del lenguaje (logopedia, fonoaudiología, o comunicación humana).
Aunque existe controversia y desacuerdos sobre qué niños deben o no ser referidos a una evaluación de lenguaje, el Consorcio CATALISE (Bishop et al, 2017), un equipo multidisciplinario de especialista, recomienda algunos puntos a considerar de acuerdo a la edad de los niños:
En todos los grupos de edad:
- Preocupación de los padres / profesionales.
- Falta de progreso en el lenguaje o la educación.
- Hablantes tardíos con pobre comprensión del lenguaje.
- Mal uso del gesto.
- Antecedentes familiares de dificultades del lenguaje.
Indicadores de mayor riesgo en el grupo con edad de 1 y 2 años:
- No hay balbuceo.
- No responde al habla y / o sonidos.
- Mínimo / ningún intento de comunicación.
Indicadores atípicos entre los 2 y 3 años:
- Interacción mínima.
- Sin intención comunicativa.
- No hay palabras.
- Reacción mínima al lenguaje hablado.
- Regresión / estancamiento del desarrollo del lenguaje.
En el grupo comprendido entre los 3 y 4 años:
- Usar expresiones de dos palabras solamente.
- No entender instrucciones simples.
- En gran parte ininteligible para los familiares cercanos.
- El niño se siente frustrado por la capacidad de comunicación limitada.
La intervención en los niños hablantes tardíos
Las investigaciones realizadas durante las últimas décadas han demostrado que la mayoría de los niños hablantes tardíos alcanzarán a sus compañeros en cuanto a las habilidades lingüísticas se refiere, estos niños son conocidos como “Late Bloomers”, sin embargo, aquellos que no logran ese desarrollo podrían continuar teniendo dificultades lingüísticas persistentes que repercutirán en su desempeño académico y otras ámbitos de su vida.
No es posible determinar que niños continuarán con problemas y cuáles se recuperarán espontáneamente, por lo tanto, se debe tener mucha cautela al momento de tomar decisiones sobre evaluar o no a un niño pequeño, afortunadamente ya se cuenta con mucha información disponible y al alcance de todos.
Los niños identificados en este periodo de edad pueden ser candidatos a diferentes enfoques de intervención, uno de ellos es “esperar y ver” donde los niños son monitoreados constantemente sin ingresar a un programa específico de intervención de lenguaje.
En otro nivel existen los enfoques de intervención general de lenguaje, estimulación focalizada y enseñanza en contexto que, de acuerdo a las necesidades del menor, se pueden implementar (Finestack and Fey, 2017).
En resumen podemos decir que es muy importante estar atentos cuando estamos frente a un niño con habla tardía, existen lineamientos específicos que sugieren las medidas que podemos tomar de acuerdo a la edad del menor, si el niño no presenta dificultades en la comunicación, en la comprensión, el uso de gestos, interacción y la respuesta al lenguaje, se sugiere establecer algunos objetivos que se esperaría que el menor fuera adquiriendo y monitorear su desempeño en los siguientes meses, en caso que no suceda así, se deberá optar por otras alternativas de evaluación e intervención.