¿Qué significa ser impulsivo/a?
Moeller (2001) define la impulsividad como la predisposición a actuar rápido, a presentar reacciones no planificadas, en respuesta a estímulos internos y externos sin tener en cuenta las consecuencias para el individuo o terceros.
La impulsividad es un rasgo de personalidad según algunos modelos psicológicos, por el cual se busca una satisfacción inmediata a través de actos que pueden ser peligrosos o poco beneficiosos a medio o largo plazo, no siempre será un problema ser impulsivo/a, sin embargo, algunos estudios han encontrado que es un factor que interfiere en los cambios en la obesidad.
Las personas con un alto rasgo impulsivo viven más en el presente, sin tener en cuenta momentáneamente los acontecimientos del pasado, sin anticipar el futuro, y analizando la información que llega de una forma rápida, reaccionando inmediatamente.
Son personas que no se sienten capaces de cambiar sus comportamientos, buscadoras de experiencias y novedades, con dependencia del refuerzo a pesar de que se asocie a malestar posterior.
En lo referente a la alimentación, serán personas que comen de forma rápida, “sin masticar” y sin reflexión, personas que se dejan llevar por las cualidades del alimento y no por la necesidad de la ingesta.
Serán personas con horarios inestables y que no planifican la compra, finalizando en muchas ocasiones en la compra de comida rápida. Serán personas que en otros aspectos también muestran esa impulsividad (compras, beber agua, fumar, beber alcohol…) y/o que muestran dificultades en el control emocional (ira, ansiedad, estrés…)
¿Qué relación hay entre impulsividad y alimentación?
Las personas con obesidad suelen hablar de la dificultad que encuentran a la hora de controlar la alimentación, bien sea por comer más cantidad de comida de la que desearían, por elegir alimentos calóricos más frecuentemente de lo que querrían o bien por picotear continuamente entre comidas.
Ésta dificultad para el autocontrol se puede explicar desde dos puntos de vista, uno en el que la impulsividad implica una escasa planificación y otro en el que existe un malestar previo y la impulsividad lleva a calmarlo rápidamente a pesar de las consecuencias.
En relación a la primera explicación, la impulsividad como rasgo de personalidad implicaría que no se planifican bien los cambios necesarios ni las dificultades que afrontar, obstaculizando el mantenimiento de los objetivos a largo plazo, y sintiendo que constantemente se falla o se lucha en contra del contexto. Habitualmente en este punto es cuando se dice “no tengo fuerza de voluntad”, y finalmente se abandona el objetivo con una sensación de fracaso, de que no es posible o no es el momento.
En relación a la segunda explicación, la persona con obesidad presenta una serie de dificultades o malestar constante (ansiedad, depresión, estrés crónico, insatisfacción…), y el alivio a través de la comida se ha convertido en una “solución” inmediata y aprendida.
En este caso, el malestar junto a una personalidad impulsiva, pueden llevar a comer para disminuir las emociones negativas a corto plazo, a falta de otros recursos reguladores más adaptativos.
En ambos casos, cuantas más ocasiones las personas se hayan enfrentado a estas dificultades sin lograr el objetivo, peor sensación de capacidad de logro se tendrá, lo que unido a la impulsividad puede llevar a buscar soluciones más radicales e inmediatas, que parecen más sencillas, pero que finalizan de igual modo.
Algunos consejos para manejar la impulsividad en obesidad
Prepárate antes de comenzar el cambio de hábitos. Ya lo decía Einstein, “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Busca ayuda y/o valora lo que ha fallado o dificultado el cambio en ocasiones pasadas, y aprende a manejar esos aspectos en primer lugar.
Practica la consciencia. La impulsividad implica hacer ciertos actos sin ser conscientes de lo que ocurre o de las consecuencias, empieza a ser consciente de tus actos, de tus decisiones y cambia una de ellas para que te acerque a la meta.
Plantéate objetivos realistas y a corto plazo. Mantén la meta final en mente, pero ten presentes las metas más inmediatas y conseguibles, motívate y refuérzate con ello.
Aprende y busca estrategias de regulación emocional. Si el malestar se presenta constantemente y la comida es el único alivio que se te ocurre, acabarás por comer, haz una lista de estrategias alternativas que puedan ayudarte en momentos de intensidad emocional negativa.
Culpa no, responsabilidad sí. Elabora una lista de las consecuencias negativas de ceder al impulso, y si finalmente sucede, no te culpabilices, responsabilízate, reestructura el objetivo y continúa en ello.
Incluye en tu cambio el apoyo psicológico. La impulsividad es un rasgo de personalidad, pero se puede abordar, por otro lado, conocer y actuar sobre el origen del malestar, antes de pasar a las consecuencias del mismo, servirá para llevar a cabo un cambio más profundo y efectivo.

Soy Cinthya González, Psicóloga Sanitaria.
En mi formación he incluido distintas vertientes de terapia, lo que me permite tener una perspectiva integradora, siempre basada en la evidencia científica.
Además de trabajar con problemáticas generales en consulta, estoy especializada en TCA y Obesidad, área que me apasiona.