¿Podría el baile ser la clave para combatir la depresión en el Parkinson?

Participantes con depresión experimentaron mejoras emocionales y cambios cerebrales medibles tras practicar danza.

El baile puede aliviar la depresión en la enfermedad de Parkinson
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Un nuevo estudio publicado en el Journal of Medical Internet Research ha descubierto que la participación regular en clases de baile puede ayudar a aliviar la depresión en personas con enfermedad de Parkinson. La investigación muestra que tanto las puntuaciones del estado de ánimo como la actividad cerebral en una región involucrada en la regulación de las emociones mejoraron durante un período de ocho meses de práctica de baile. Estos hallazgos sugieren que el arte de la danza puede ofrecer una forma no médica de apoyar el bienestar emocional en esta población.

La enfermedad de Parkinson y la depresión

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a millones de personas en todo el mundo, y es conocido por su impacto en el movimiento. Sin embargo, muchas personas con Parkinson también experimentan síntomas no motores, siendo la depresión uno de los más prevalentes e impactantes.

La depresión disminuye significativamente la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad. Los tratamientos estándar para la enfermedad de Parkinson, como la medicación y la estimulación cerebral profunda, se centran principalmente en los síntomas motores.

Si bien existen medicamentos para la depresión, pueden tener efectos secundarios y su eficacia puede disminuir con el tiempo. Además, algunos antidepresivos pueden interactuar negativamente con los medicamentos para la enfermedad de Parkinson. Por lo tanto, existe una necesidad significativa de encontrar formas alternativas no farmacológicas para controlar la depresión en esta población.

El baile como intervención terapéutica

Investigaciones anteriores han insinuado los beneficios del baile para las personas con Parkinson, mostrado mejoras en las habilidades motoras, como el equilibrio, así como cambios positivos en el estado de ánimo y la calidad de vida en general. El baile es una actividad accesible y de bajo costo que tiene profundas raíces en muchas culturas. Programas específicos, como Dance for Parkinson’s Disease (DfPD), han sido diseñados para adaptarse a diferentes niveles de capacidad motora, enfatizando la creatividad y la expresión artística.

Las investigaciones anteriores se han basado principalmente en medidas conductuales, y los pocos estudios que analizaron la actividad cerebral estuvieron limitados por el pequeño tamaño de la muestra o por períodos de intervención cortos. Ningún estudio había examinado a fondo los efectos a largo plazo de las clases de baile comunitarias en la actividad cerebral relacionada con la emoción en personas con Parkinson.

Para su estudio, los investigadores observaron a un grupo de individuos que participaban en clases semanales de 75 minutos de Dance for Parkinson’s Disease en Toronto, Canadá. Estas clases, impartidas en la Escuela Nacional de Ballet, están estructuradas para incluir ejercicios sentados, movimientos espejados, actividades en pareja y secuencias coreografiadas. La coreografía específica utilizada en el estudio implicaba interacciones entre los bailarines, fomentando la participación social.

Se reclutó a los participantes de estas clases comunitarias en curso. De 34 voluntarios, 23 tenían enfermedad de Parkinson y 11 eran individuos sanos, sirviendo como grupo de comparación. Los individuos con Parkinson tenían edades comprendidas entre 52 y 76 años, con diferentes períodos de tiempo desde el diagnóstico.

El estudio abarcó ocho meses, con datos recopilados en múltiples puntos de tiempo. Para medir la depresión, los participantes completaron la Escala de Depresión Geriátrica (GDS), un cuestionario bien establecido, antes y después de una clase de baile en tres ocasiones separadas (marzo, abril y junio).

Para examinar la actividad cerebral, un subgrupo de 15 voluntarios (incluidos personas con Parkinson e individuos sanos) participaron en sesiones de imágenes cerebrales utilizando resonancia magnética funcional (fMRI). Debido a la naturaleza longitudinal del estudio y los desafíos para mantener una participación constante, solo 7 personas con Parkinson completaron las dos exploraciones de fMRI necesarias y los cuestionarios GDS correspondientes. Estos individuos fueron escaneados en cuatro momentos diferentes (septiembre, diciembre, enero y abril).

Durante las exploraciones de fMRI, se indicó a los participantes que se visualizaran a sí mismos bailando la coreografía aprendida mientras escuchaban la música asociada con el baile. Esta técnica, utilizada previamente para estudiar la actividad cerebral en bailarines profesionales, permitió a los investigadores examinar las respuestas cerebrales relacionadas con la experiencia del baile.

Los investigadores se centraron en una región cerebral específica llamada giro cingulado subcalloso (SCG). Esta área es conocida por desempeñar un papel en la regulación emocional y ha sido implicada en la depresión. Es un objetivo para la estimulación cerebral profunda en la depresión resistente al tratamiento. Los investigadores midieron los cambios en las señales dependientes del nivel de oxígeno en sangre (BOLD) en el SCG, que reflejan la actividad cerebral.

El análisis de las puntuaciones de la Escala de Depresión Geriátrica reveló mejoras significativas en el estado de ánimo y los síntomas de depresión relacionados con la participación en el baile. Específicamente, las puntuaciones de depresión disminuyeron después de cada clase (en marzo y abril) y también mejoraron durante todo el período de ocho meses.

Los datos de fMRI de las 7 personas con Parkinson que completaron las sesiones de imágenes mostraron un patrón correspondiente. Las señales BOLD en el giro cingulado subcalloso disminuyeron en el curso del estudio, indicando una actividad reducida en esta región del cerebro.

Es importante destacar que la disminución de la actividad cerebral en el SCG se correlacionó significativamente con la reducción de las puntuaciones de depresión informadas en la GDS. Esto significa que los individuos que mostraron las mayores mejoras en su depresión autoinformada también mostraron las mayores disminuciones en la actividad en esta área clave del cerebro.

Si bien estos hallazgos son alentadores, los investigadores también reconocieron ciertas limitaciones de su estudio. En particular, este estudio fue observacional, lo que significa que los participantes no fueron asignados aleatoriamente a un grupo de baile o un grupo sin baile. La ausencia de un grupo de control de personas con Parkinson que no participaron en el baile hace que sea más difícil atribuir definitivamente las mejoras observadas únicamente a la intervención.

Es posible que otros factores, no relacionados, hayan contribuido a los cambios positivos. Futuras investigaciones podrían fortalecer estos hallazgos al incluir un grupo de control de personas con Parkinson que no participan en el baile, permitiendo una comparación más directa y conclusiones más sólidas sobre los efectos específicos de esta actividad.

Esta investigación se basa en el estudio de tres años de duración de Bearss y DeSouza, que demostró que el entrenamiento de baile puede mejorar el control motor, mejorar el estado de ánimo e impulsar el funcionamiento diario de las personas con enfermedad de Parkinson.

De cara al futuro, los investigadores están interesados en explorar el potencial del baile para una gama más amplia de afecciones de salud mental, como la ansiedad. También planean investigar sus efectos a largo plazo en la salud cerebral y la progresión de la enfermedad de Parkinson. Se mencionan planes para ampliar la investigación a otras poblaciones clínicas, incluyendo pacientes con trastorno depresivo mayor y ansiedad, así como investigar el impacto del baile en los ciclos del sueño en pacientes con Parkinson.

Fuentes y recursos de información

Bearss, K., Barnstaple, R., Bar, R., & DeSouza, J. (2024). Impact of Weekly Community-Based Dance Training Over 8 Months on Depression and Blood Oxygen Level–Dependent Signals in the Subcallosal Cingulate Gyrus for People With Parkinson Disease: Observational Study. JMIRx Med, 5, e44426. DOI: 10.2196/44426