Cuando hablamos de mediocridad en el ámbito laboral y también en el académico nos referimos a la poca capacidad de algunas personas para aspirar, apreciar o incluso para admirar la excelencia y la creatividad de los que están a su alrededor.
El síndrome de la mediocridad inoperante activa (MIA) representa uno de los perfiles más dañinos en el entorno laboral y académico, estando caracterizado por esa incapacidad para apreciar el trabajo de las demás, pudiendo llegar a defenestrar a todo compañero o compañera que pudiera llegar a destacar dentro de su misma empresa.
En el presente artículo explicaremos con mayor detenimiento en qué consiste el síndrome del mediocre inoperante activo y cuáles son los tres niveles en los que se divide.
¿Qué es el síndrome del mediocre inoperante activo (MIA)?
Hablando de este tema se nos podría venir a la mente al típico jefe que encarga grandes de trabajo innecesario a las personas que están bajo su mando y que suele poner obstáculos frente a cualquier acto creativo y/o exitoso de cualquiera de los trabajadores.
El síndrome del mediocre inoperante activo fue definido inicialmente por el catedrático y psiquiatra español José Luis González de Rivera, estando caracterizado por esa incapacidad para apreciar el trabajo de las demás, pudiendo llegar a defenestrar a todo compañero o compañera que pudiera llegar a destacar dentro de su misma empresa o centro académico.
Al hablar del síndrome del mediocre inoperante activo se nos puede venir a la cabeza la idea del hombre-masa sobre la que habló José Ortega y Gasset al referirse a aquellas personas que carecen de una iniciativa propia y que, por ello, no suelen aportar nada al progreso de la sociedad ni de la historia y viven de las innovaciones aportadas por los hombres selectos.
No obstante, habría que destacar una diferencia clave entre el hombre-masa y el mediocre inoperante activo, ya que el primero, aunque carece de proyectos y no aporta nada innovador no suele molestarse en tirar por tierra el trabajo del resto como sí lo hace el segundo (Baños, 2022).
Algunas de las principales características de las personas con el síndrome del mediocre inoperante activo son las siguientes:
- Cuando ocupa un cargo de cierta relevancia, encarga a los que están bajo su cargo grandes cantidades inecesarias de trabajo.
- Suele ser especialmente proclive a la envidia hacia sus compañeros, especialmente hacia los más creativos e innovadores.
- Nunca reconoce los méritos de los demás, pudiendo llegar a atribuir los éxitos de sus compañeros a factores externos (p. ej., relación con una persona influyente o una injusticia del sistema).
- Jamás hace una valoración positiva de los demás y tratará de ocultar cualquier tipo de valoración positiva de algún compañero.
- Además, tratará de difundir cualquier tipo de rumor negativo sobre los demás.
El Trastorno por Mediocridad Inoperante Activa (síndrome MIA): clasificación de los diferentes subgrupos de este síndrome
Como habíamos dicho anteriormente, el síndrome por mediocridad inoperante activa está dividido en 3 subgrupos clasificados de menor a mayor gravedad, siendo el tipo 3 el más problemático para la persona que presenta todas las características y para quienes están a su alrededor, especialmente aquellas personas que pudieran estar trabajando bajo el mandato de un mediocre inoperante activo.
Tipo 1: forma simple (vacío)
En este caso estaríamos hablando de la manifestación más simple del síndrome del mediocre inoperante activo que, al ser la de mayor levedad, normalmente suele ser difícil de detectar.
Cuando hablamos de la forma simple nos referimos a una persona promedio que suele carecer de iniciativa, fijándose en lo que hacen otras personas para ver cómo proceder y, aunque no posea una gran creatividad dentro de sus capacidades, suele adaptarse a la hora de seguir un rumbo en su vida que esté bien trazado de forma adaptativa y además suele acomodarse en la sociedad materialista en la que vive, siendo un buen consumidor (González de Rivera, 1997).
Cabe destacar que esta forma más simple del mediocre inoperante activo tiene solución con un poco de entrenamiento y aprendizaje que pueda servir para ser consciente de la situación en la que se encuentra y también para poder adquirir una serie de herramientas que puedan servir para empezar a trabajar la creatividad en diferentes campos.
Tipo 2: mediocridad inoperante (fatuo)
De acuerdo con González de Rivera (1997) este tipo de casos son aquellos en los que existe una mayor gravedad que en el anterior al presentarse una serie de complicaciones que son susceptibles de obstaculizar que haya una óptima adaptación, ya que además de carecer de iniciativa y ser poco creativos tienden a frenar en el progreso de otras personas que están a su alrededor (p. ej., sus compañeros de trabajo).
Tipo 3: mediocridad inoperante activa (malvado)
El tercer tipo, según González de Rivera (1997), sería el de mayor gravedad de los tres, la mediocridad inoperante activa. Aquí estaríamos hablando de una variante maligna debido a que puede llegar a provocar una serie de efectos perniciosos al tener estos individuos un comportamiento bastante invasivo para sus compañeros de trabajo.
Además, las personas clasificadas dentro de la categoría de MIA tienen una fuerte tendencia a aumentar su actividad inoperante tan característica de este síndrome que suele ir acompañada por unos fuertes deseos de influencia, fama y control sobre los que están a su alrededor en diferentes contextos.
Por ejemplo, en el ámbito académico, cuando estamos ante una persona con un síndrome inoperante activo podemos ver conductas como la adopción de poses de maestro y que tiende a menospreciar el trabajo de sus compañeros, a pesar de no ser el alumno más destacado ni contar con un mayor nivel de conocimientos que sus compañeros; es más, puede que incluso ocurra justo lo contrario.
En el ámbito laboral, sería aquella que, aprovechándose de su poder en algún puesto relevante dentro de la empresa para la que trabaja, trata de entorpecer el trabajo de otros compañeros que suelen ser brillantes y con altos niveles de creatividad introduciendo todo tipo de regulaciones a nivel burocrático, poniendo pegas y obligando a los trabajadores a cumplir con más horas de trabajo para continuar desarrollando los diferentes proyectos a pesar de que inicialmente fueran adecuados para los objetivos de la empresa.
Por otro lado, una persona mediocre inoperante activa tiende a ser envidiosa hasta tales niveles que los progresos de los que están a su alrededor, en lugar de alegrías, le causan desdicha.
En los casos más extremos, incluso podría llegar a buscar la manera de destruir esos progresos por todos los medios. Además, tratará de ocultar valoraciones positivas acerca de sus compañeros de trabajo y difundirá todo rumor negativo con respecto a los demás que llegue a sus oídos, incluso aunque sepa que no son ciertos.
Fuentes y recursos de información
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- Baños, P. (2022). La encrucijada mundial. Barcelona: Ariel.
- González de Rivera, J. L. (1997). El Trastorno por Mediocridad Inoperante Activa (síndrome MIA). Psiquis, 18(6), 229-231.