4 factores silenciosos que roban el placer femenino según estudio

La vergüenza sexual impacta negativamente la excitación, el deseo y el desempeño sexual femenino.

Vergüenza sexual: Una barrera oculta para la intimidad y la satisfacción de la mujer
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Una nueva revisión, publicada en Sexes, plantea que la vergüenza sexual disminuye la excitación y el deseo, afectando negativamente el desempeño sexual. Esta vergüenza está influenciada por factores biológicos, psicológicos y culturales.

Las dificultades sexuales afectan a muchas mujeres en todo el mundo. Algunos estudios sugieren que entre el 30% y el 50% de las mujeres reportan problemas con su función sexual. Estos problemas incluyen la disminución del deseo y la excitación, dificultades o incapacidad para experimentar el orgasmo y dolor.

La cantidad de mujeres que experimentan estas dificultades es probablemente aún mayor de lo que informan los estudios, debido al estigma social asociado con el reconocimiento y la notificación de problemas sexuales.

El papel de la vergüenza sexual

Muchos factores pueden causar dificultades sexuales en las mujeres, y la vergüenza es uno de ellos. La vergüenza sexual es un sentimiento profundamente internalizado de culpa, vergüenza o incomodidad relacionado con la propia sexualidad. Generalmente, está moldeada por normas culturales, religiosas o sociales.

En las mujeres, puede manifestarse como una imagen corporal negativa, dificultad para hablar sobre los deseos o evitar experiencias sexuales por temor al juicio. Algunas mujeres experimentan culpa después de la actividad, incluso en relaciones consensuales o comprometidas, debido a creencias aprendidas de que el sexo es inapropiado o incorrecto.

Además, la vergüenza puede suprimir el deseo, generar ansiedad sobre la intimidad o disociación durante los encuentros sexuales. Las mujeres con altos niveles de vergüenza sexual tienden a tener dificultades para establecer límites o comunicar sus necesidades, por temor al rechazo o la crítica. Con el tiempo, esto puede afectar la autoestima, el bienestar emocional y la capacidad de formar relaciones saludables y satisfactorias.

Exploración de la vergüenza sexual y la sexualidad femenina

Las investigadoras Camilla Graziani y Meredith L. Chivers analizaron la literatura existente sobre el papel de la vergüenza en las dificultades sexuales de las mujeres y propusieron un modelo teórico que describe las posibles relaciones entre los factores involucrados. Basaron su revisión en artículos ya publicados, estudios empíricos y disertaciones obtenidas a través de búsquedas de palabras clave en Google Scholar, incluyendo términos como mujeres, vergüenza, vergüenza sexual, funcionamiento sexual, disfunción sexual, excitación, deseo, orgasmo y dolor.

Las autoras definen la vergüenza como una emoción autoconsciente que implica la devaluación global del yo. En esencia, la vergüenza ataca el deseo de un individuo de ser amado, valorado y visto como merecedor y deseable. Surge de evaluaciones negativas reales o percibidas por otros. La vergüenza sexual se superpone con este concepto general de vergüenza en el sentido de que es un sentimiento visceral de disgusto y auto humillación dirigido hacia el propio cuerpo físico, ser e identidad sexual, e incluye creencias y sentimientos de inferioridad, insuficiencia e impotencia, que resultan en la percepción de uno mismo como defectuoso.

Factores que contribuyen a la vergüenza sexual femenina

Las investigadoras identificaron una serie de factores que contribuyen a la experiencia de vergüenza sexual en las mujeres. Estos factores incluyen:

  • Mensajes socioculturales sobre la sexualidad femenina.
  • Imagen corporal.
  • Imagen del propio cuerpo.
  • Esquemas sexuales propios.
  • Dolor sexual.
  • Enfermedades crónicas.
  • Trauma sexual.
  • Experiencias de abuso infantil y violencia sexual en la adultez.
  • Trastorno de estrés postraumático.

Los mensajes socioculturales sobre la sexualidad femenina, arraigados en narrativas religiosas, familiares y de los medios, dan forma a las expectativas que pueden hacer que las mujeres se sientan avergonzadas de sus deseos o comportamientos sexuales. Las autoras analizan cómo estos mensajes moldean las normas internalizadas de las mujeres, lo que lleva a la vergüenza cuando sus deseos o comportamientos se desvían de las expectativas sociales.

La imagen corporal, o cómo una mujer percibe su apariencia física, influye en la confianza sexual. Una imagen corporal negativa puede provocar sentimientos de vergüenza e incomodidad durante la intimidad, e incluso evitar experiencias sexuales.

De manera similar, las preocupaciones sobre la imagen del propio cuerpo (la percepción que tiene una mujer de la apariencia y función de sus genitales) pueden contribuir a la vergüenza cuando los estándares de belleza sociales o la información errónea sobre la anatomía normal crean dudas sobre sí misma. Los esquemas sexuales de las mujeres (representaciones cognitivas de la propia sexualidad) influyen en la capacidad de sentir deseo y participar en actividades sexuales satisfactorias, y los esquemas negativos refuerzan la vergüenza.

Los trastornos crónicos de dolor sexual, como la dispareunia y el vaginismo, pueden generar vergüenza al hacer que las mujeres se sientan inadecuadas o temerosas de no poder cumplir con las expectativas sexuales percibidas. Además, las enfermedades crónicas como la diabetes y la endometriosis pueden alterar la función sexual, y las dificultades resultantes pueden aumentar los sentimientos de vergüenza y la pérdida de la identidad sexual.

Las mujeres que han experimentado un trauma sexual pueden internalizar la vergüenza, asociando la actividad sexual con culpa, miedo y angustia. Los sobrevivientes de abuso infantil a veces luchan contra distorsiones cognitivas relacionadas con la vergüenza, lo que puede afectar su capacidad para formar relaciones saludables. La violencia sexual en la adultez puede conducir a una vergüenza persistente, particularmente cuando las víctimas enfrentan el estigma social o internalizan la culpa por la agresión. Finalmente, los síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT), como la hipervigilancia y la evitación, refuerzan aún más la vergüenza sexual al hacer que la intimidad se sienta insegura o emocionalmente angustiante.

A su vez, la vergüenza sexual reduce la excitación y el deseo, lo que lleva a un peor funcionamiento.

Las autoras del estudio concluyeron:

"Este análisis llama la atención sobre los impactos poderosos y negativos de la vergüenza en el funcionamiento sexual de las mujeres en las áreas de excitación, deseo, orgasmo y dolor. Además, presentamos un modelo que teoriza cómo la vergüenza impacta los procesos afectivos y atencionales en el funcionamiento sexual de las mujeres. Nuestra síntesis de la investigación hasta la fecha identifica los factores biopsicosociales e interpersonales complejos y multifactoriales que contribuyen a la vergüenza y la asociación entre esta y los resultados negativos del funcionamiento sexual para las mujeres."

La investigación de Graziani y Chivers propone un modelo teórico integral de la vergüenza y su papel en la sexualidad femenina. Sin embargo, cabe señalar que este modelo es teórico y se deriva de la síntesis de hallazgos de investigaciones existentes. Las predicciones específicas del modelo podrían requerir pruebas en investigaciones empíricas.

Fuentes y recursos de información

Graziani, C. & Chivers, M. (2024). Sexual Shame and Women’s Sexual Functioning. Sexes, 5, (4), 739-757. DOI: 10.3390/sexes5040047