Un estudio reciente, publicado en el Journal of Psychiatric Research, arroja luz sobre la experiencia de la hiperactivación en personas con insomnio. Los resultados indican que quienes padecen insomnio experimentan niveles significativamente más altos de hiperactivación —un estado de tensión o inquietud persistente— en comparación con individuos sin dificultades del sueño, especialmente por las mañanas.
Además, se observó que esta activación aumenta de forma más pronunciada durante la noche en respuesta a una mala calidad del sueño. Estos hallazgos abren nuevas vías para el desarrollo de tratamientos que se centren en mejorar la calidad del sueño para reducir así la hiperactivación diurna en los afectados por insomnio.
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Comprendiendo la hiperactivación mental
La hiperactivación, frecuentemente asociada con la ansiedad, el estrés y trastornos del sueño como el insomnio, ha sido un concepto difícil de definir y medir con precisión. Este desafío ha dificultado la investigación de sus características específicas y sus efectos.
La hiperactivación engloba tanto respuestas fisiológicas, como el aumento del cortisol, como respuestas psicológicas, como el estrés y la tensión. Sin embargo, su variabilidad a lo largo del tiempo, particularmente en respuesta a cambios en el sueño, ha permanecido poco clara.
El objetivo del estudio fue precisar cómo fluctúa la hiperactivación en tiempo real y su relación con las variaciones de la calidad del sueño noche tras noche en personas con insomnio.
Como explica la Dra. Lara Rösler, investigadora postdoctoral del Grupo de Sueño y Cognición del Instituto Holandés de Neurociencia:
"Se asume que la hiperactivación es un síntoma clave del insomnio; sin embargo, los investigadores hablan de cosas muy diferentes cuando se refieren a la hiperactivación, desde sensaciones de inquietud hasta el aumento de hormonas del estrés medidas en la saliva, o incluso ondas cerebrales de alta frecuencia durante el sueño."
La Dra. Rösler añade:
"Además, no sabíamos previamente si la hiperactivación era una característica constante de las personas con insomnio o si fluctuaba dentro y entre días, ni qué impulsa estas fluctuaciones. Por lo tanto, queríamos comprender mejor, utilizando un enfoque basado en datos, qué sentimientos y emociones subjetivas son característicos de la hiperactivación y qué aspectos del sueño (pobre) contribuyen a ella."
Un enfoque multifacético
Para lograr sus objetivos, los investigadores reclutaron a 207 adultos de entre 18 y 70 años, incluyendo 169 personas diagnosticadas con insomnio y 38 sin problemas del sueño como grupo de control. Se utilizaron el Registro Holandés del Sueño y anuncios publicitarios para reclutar participantes, siguiendo criterios diagnósticos estándar para el insomnio. Se excluyó a participantes con ciertas afecciones mentales o neurológicas graves, tratamiento activo para depresión mayor, o trastornos específicos del sueño, entre otros.
Antes de la fase principal del estudio (nueve días), los participantes completaron varios cuestionarios que evaluaban sus hábitos de sueño y su bienestar emocional. Durante los nueve días, utilizaron teléfonos móviles para completar evaluaciones ocho veces al día, a través de un aviso sonoro. Además, realizaron entradas adicionales al despertarse y antes de acostarse, registrando aspectos de su estado emocional, la calidad del sueño y sus niveles generales de activación.
Para obtener datos objetivos, los participantes llevaron dispositivos de actigrafía en sus muñecas, los cuales monitorizaban continuamente los movimientos y la temperatura de la piel como marcadores indirectos de los patrones del sueño.
Esto permitió medir la tranquilidad física, la duración y calidad del sueño, y la sincronización de los ritmos de temperatura corporal central, influenciados por el sueño y los patrones circadianos. También completaron un diario del sueño cada mañana, detallando aspectos como el tiempo en cama, el tiempo que tardaron en conciliar el sueño y su calidad subjetiva del sueño.
A través de estos autoinformes diarios y la actigrafía, se recopilaron y analizaron miles de puntos de datos individuales. Se utilizó un método estadístico llamado análisis factorial exploratorio para identificar un factor de hiperactivación, definido como un estado emocional distinto que abarca sentimientos de tensión, estrés e irritabilidad. Posteriormente, se rastreó cómo este factor cambiaba a lo largo de cada día y durante la noche.
La importancia de la calidad percibida del sueño
Los resultados del estudio revelaron patrones distintos en la hiperactivación. Primero, las personas con insomnio obtuvieron puntuaciones consistentemente más altas en hiperactivación que aquellas sin problemas del sueño. Sus niveles de hiperactivación estaban elevados a todas horas del día, pero eran particularmente altos por la mañana y tendían a disminuir a lo largo del día.
Aunque todos los participantes mostraron un pico de hiperactivación por la mañana, este aumento nocturno fue mucho más pronunciado para aquellos con insomnio. Este hallazgo sugiere que las personas con insomnio pueden tener dificultades para "relajarse" durante el sueño, lo que lleva a una mayor tensión al despertarse.
Se encontró también una fuerte asociación entre las noches con mala calidad del sueño y niveles más altos de hiperactivación a la mañana siguiente. La calidad del sueño se determinó tanto por informes subjetivos como por la sincronización de ciertos indicadores fisiológicos, como la temperatura de la muñeca.
Cuando los participantes reportaron una mala calidad del sueño por la mañana, tendieron a experimentar un mayor aumento nocturno en la hiperactivación. Marcadores específicos del sueño, como la cantidad de tiempo dormido y la eficiencia de ese sueño, también jugaron un papel en los niveles de hiperactivación matutina.
Como afirma la Dra. Rösler:
"La hiperactivación se caracteriza en gran medida por sentimientos de estrés e inquietud, y es consistentemente mayor en las personas que sufren de insomnio que en los durmientes normales. De manera crucial, la hiperactivación es más fuerte por la mañana, inmediatamente después del despertar, y nuestros datos muestran que esto se debe en gran medida a la calidad percibida del sueño en lugar de los marcadores objetivos del sueño: cuanto más insatisfecho esté con su noche de sueño anterior, más probable es que experimente hiperactivación."
Y añade:
"Nos sorprendió ver que la calidad percibida del sueño estaba más fuertemente asociada con la hiperactivación que cualquier otra característica individual del sueño, como el tiempo total de sueño o el tiempo que permanece despierto después del inicio del sueño. Así que, en lugar de las horas totales de sueño que obtiene, la satisfacción con su sueño es lo que impulsa su sensación de hiperactivación."
A pesar de estas nuevas ideas, el estudio presenta algunas limitaciones. No se utilizaron mediciones clínicas directas de la actividad cerebral durante el sueño (como la polisomnografía), lo que habría proporcionado datos más precisos sobre el sueño REM —la fase del sueño asociada con sueños vívidos— y su posible papel en la hiperactivación. Los investigadores señalan que el sueño REM fragmentado a menudo se relaciona con un estado de alto estrés e inestabilidad emocional al día siguiente.
La Dra. Rösler explica:
"Utilizamos diarios del sueño y relojes de actigrafía para evaluar el sueño, pero esto no permitió la investigación de etapas específicas del sueño. El uso de dispositivos portátiles de EEG nos habría permitido investigar la cuestión de si los cambios en el sueño REM están asociados con la calidad percibida del sueño y el aumento de la hiperactivación, una hipótesis que estamos explorando actualmente en un estudio de seguimiento."
Implicaciones y conclusiones
Este estudio sienta las bases para desarrollar tratamientos enfocados en mejorar la calidad del sueño como una forma potencial de aliviar los síntomas de hiperactivación diurna en personas con insomnio.
La Dra. Rösler concluye:
"Esperamos comprender mejor los mecanismos neurobiológicos que contribuyen al vínculo entre la hiperactivación y el sueño deficiente. Actualmente, estamos estudiando cómo la medicación noradrenérgica afecta tanto a las características del sueño como a los síntomas de hiperactivación y ansiedad diurnas para evaluar hasta qué punto el locus coeruleus, el principal centro de noradrenalina en el cerebro, podría estar involucrado en este proceso."
Fuentes y recursos de información
Rösler, L., et al. (2024). Hyperarousal dynamics reveal an overnight increase boosted by insomnia. Journal of Psychiatric Research, 179, 279–285. DOI: 10.1016/j.jpsychires.2024.09.032