Una mayor reactividad emocional ante el estrés diario de la pareja se asocia con una mejor calidad del vínculo, especialmente en las relaciones románticas que están comenzando. Esta es la conclusión principal de una investigación de Emre Selçuk y colaboradores, publicada en el Journal of Personality & Social Psychology.
La reactividad emocional
Tradicionalmente, la reactividad afectiva, o el aumento de las emociones negativas en respuesta al estrés, se ha estudiado como un fenómeno individual, centrado en cómo las personas reaccionan ante sus propios factores de estrés. Investigaciones anteriores han vinculado una mayor reactividad afectiva con resultados negativos para la salud mental y física, incluyendo un mayor riesgo de angustia psicológica e insatisfacción en la relación.
El equipo de Emre Selçuk y sus colegas, amplían esta línea de investigación introduciendo una perspectiva novedosa: la reactividad afectiva no como un rasgo personal, sino como una dinámica interpersonal dentro de las parejas. Su propuesta plantea que cuando los individuos muestran respuestas emocionales elevadas ante el estrés de su pareja, esto puede funcionar como una señal de compromiso emocional, fortaleciendo la calidad de la relación.
Dinámicas de pareja bajo la lupa
Para explorar esta hipótesis, los investigadores llevaron a cabo cuatro estudios diádicos longitudinales con parejas en diferentes etapas de su relación. Los estudios 1 y 2 se centraron en parejas incipientes (en los primeros meses de su relación romántica), mientras que los estudios 3 y 4 examinaron relaciones más establecidas, específicamente recién casados. En todos los estudios, los participantes realizaron evaluaciones repetidas de sus estados emocionales, exposición a factores de estrés y satisfacción con la relación durante distintos periodos de tiempo. Esto permitió a los investigadores capturar tanto las fluctuaciones a corto plazo como las trayectorias a largo plazo en las dinámicas de la relación.
En los Estudios 1 y 2, parejas que estaban comenzando sus relaciones, fueron reclutadas de campus universitarios en Turquía y se les pidió que completaran entradas de diario en diferentes intervalos. El Estudio 1 involucró a 152 parejas que completaron informes semanales durante un período de ocho semanas, mientras que el Estudio 2 siguió a 144 parejas que completaron registros diarios durante 21 días, con seguimientos adicionales cada tres meses durante un año.
En ambos estudios, los participantes informaron sobre la exposición al estrés de su pareja, sus propias respuestas emocionales negativas a ese estrés y sus percepciones de la capacidad de respuesta de su pareja. La calidad de la relación se evaluó a través de medidas de satisfacción y compromiso.
Los estudios 3 y 4 extendieron la investigación a parejas de recién casados, examinando si los mismos patrones se mantenían en relaciones más establecidas. El Estudio 3 involucró a 164 recién casados que habían estado casados por menos de seis meses y habían estado juntos durante un promedio de casi cuatro años.
Estas parejas participaron en un estudio de registro diario de 21 días, seguido de evaluaciones mensuales de la relación durante ocho meses. El Estudio 4 siguió a una muestra más grande de 208 recién casados durante cinco oleadas de evaluación espaciadas cada tres meses. Al igual que en los Estudios 1 y 2, los participantes rastrearon los factores estresantes diarios, la reactividad emocional, la capacidad de respuesta percibida de la pareja y la calidad general de la relación.
En los cuatro estudios, los investigadores controlaron la reactividad de los individuos ante su propio estrés, para garantizar que los efectos observados fueran específicos de las respuestas emocionales desencadenadas por las dificultades de su pareja, en lugar de su tendencia general a experimentar angustia.
La inversión emocional
Los resultados de la investigación de Emre Selçuk y colaboradores, revelaron una clara distinción entre las relaciones incipientes y las establecidas. En los Estudios 1 y 2, los participantes que mostraron una mayor reactividad emocional ante el estrés de su pareja reportaron una mayor calidad en su vínculo. Esta asociación estaba mediada por la percepción de la capacidad de respuesta de la pareja. Es decir, las parejas que respondían emocionalmente al estrés de su compañero/a eran vistas como más comprensivas, validantes y solidarias, lo que a su vez contribuía a una mayor satisfacción y compromiso.
Además, en el Estudio 1, los individuos cuyas parejas mostraron una alta reactividad afectiva estuvieron protegidos contra la disminución de la calidad de la relación durante el período de ocho semanas. De manera similar, en el Estudio 2, los beneficios de la reactividad de la pareja se extendieron durante un período de tiempo más largo, con una mayor reactividad emocional que predice una mejor calidad del vínculo incluso un año después.
La madurez en la relación
En los Estudios 3 y 4, centrados en recién casados, la reactividad afectiva ante el estrés de la pareja no predijo la calidad del vínculo de la misma manera. A diferencia de las relaciones incipientes, donde la capacidad de respuesta emocional parecía fortalecer los lazos, las parejas establecidas no mostraron asociaciones significativas entre la reactividad al estrés de la pareja y los niveles de satisfacción.
Por otra parte, en estos vínculos a más largo plazo, la reactividad emocional no protegió contra la disminución de la calidad de la relación con el tiempo. Esto sugiere que, si bien una mayor capacidad de respuesta emocional ante el estrés de una pareja puede servir como una señal significativa de inversión y cuidado en las primeras etapas de un romance, se vuelve menos relevante a medida que las relaciones maduran y las parejas desarrollan un sentido más estable de su vínculo.
En general, estos estudios resaltan la naturaleza cambiante de las dinámicas emocionales en los vínculos románticos, enfatizando que lo que fomenta la cercanía en las nuevas relaciones no necesariamente la mantiene a largo plazo.
Es importante tener en cuenta que estos resultados podrían no ser generalizables a otros contextos culturales.
Fuentes y recursos de información
Selcuk, E., Gunaydin, G., Ascigil, E., Bayraktaroglu, D., & Ong, A. (2024). My partner really gets me: Affective reactivity to partner stress predicts greater relationship quality in new couples.. Journal of Personality and Social Psychology, 126, (5), 895-912. DOI: 10.1037/pspp0000509