Advertisement

Los dos pilares que nunca debes olvidar en la educación de tus hijos

Hubo un tiempo donde se decía que “los niños vienen con un pan bajo el brazo”, y hoy por hoy lo que necesitaríamos es que viniesen con manual de instrucciones. La paternidad/maternidad es el mayor desafío de la vida (y seguramente también el más largo), y en muchas ocasiones nos embarcamos en él de forma poco consciente.

La llegada de un bebé altera todo el “modus vivendi” de la pareja, despertando de forma natural al papá y/o la mamá y también desterrando hasta nueva orden a los miembros de la pareja.

Es por ello que no debemos descuidar la salud de nuestra relación y buscar espacios y tiempos para recordar que no sólo somos progenitores (y además no sentiros culpables por ello).

Una cita a la semana sin “churumbeles” puede ser una fórmula: una comida juntos, un paseo, una tarde de café y cine, una actividad deportiva…

Ese momento donde por unas horas nos volvemos a dar prioridad y nos conectamos con lo que somos más allá de la paternidad.

Volviendo a los peques y su manual de instrucciones: La crianza de un niño debe estar envuelta de amor, cariño, atención y ternura.

No estoy descubriendo nada que no sepáis, pero en ocasiones nos asaltan las dudas como padres y madres, de cómo actuar a la hora de dar pautas de comportamiento, poner límites o consensuar normas.

Cada hij@ es un mundo, y si bien no hay dos iguales, y hay cientos de métodos de crianza, hay dos pautas que son claves para educar a tu hijo de una forma sana, fomentando su seguridad, su desarrollo equilibrado y su autoestima (algo que de adulto@s os agradecerán). Son simples, pero el verdadero secreto radica en la perseverancia.

Sois un bloque: l@s dos vais a una.

La primera pauta que desde Aidé, Gabinete de psicología en Sevilla, consideran clave para educar a vuestros hij@s, es tener un criterio común y compartido, y éste será el que mantendréis frente a ellos. Esto implica que nunca debéis desacreditar al otro progenitor delante de los niñ@s aunque no estéis de acuerdo (las correcciones o puntualizaciones se hacen en privado).

Esta pauta es básica para darles seguridad a los niñ@s y que no se creen fisuras entre vosotr@s que vuestros hij@s aprovechen para su propio beneficio, evitando además así potenciales conflictos de pareja. Tanto es así, que más vale una “mala pauta” compartida, que dos buenas pautas muy diferentes.

Seguro que no tenéis que iros muy lejos para recordar cuando a papá le preguntabais la hora de llegada a casa (porque era más permisivo que mamá), pero luego a mamá le pedíais “la paga” porque ella era más generosa, y alguna que otra vez esto generaba un conflicto entre ellos.

Cuando hablamos de ser un bloque, de lo que se trata es de evitar estas situaciones, y no sólo en la adolescencia, sino desde bien pequeñ@s. Esto os ahorrará muchos disgustos y hará que vuestros hij@s se sientan seguros y no sientan la necesidad de “colarse” entre las grietas que haya entre vosotr@s para ver dónde están los límites.

Para ello es vital que exista una comunicación fluida y una confianza mutua. Y este criterio es importante tanto en progenitores en pareja, como separados (esto es todo un reto, pero si buscáis el bienestar y equilibrio de vuestros hij@s, esta es la forma).

Sois consecuentes: pase lo que pase, mantenéis vuestra palabra.

A la hora de premiar o de corregir o castigar (castigar entendido como perder privilegios) debemos mantenernos firmes con lo prometido.

Si hemos dicho que un determinado comportamiento conllevará una recompensa, lo cumpliremos sin excepción, y lo mismo cuando hayamos propuesto una consecuencia negativa ante un mal comportamiento.

Es vital que seamos consecuentes pase lo que pase, o sentaremos precedentes de poca fiabilidad y de que nuestra palabra no tiene peso. Y eso, genera incertidumbre y falta de seguridad en nuestros hij@s y sienta las bases de posibles conflictos.

Cuando actuamos bajo esta pauta, damos la responsabilidad al niñ@ de su comportamiento, de forma que de antemano sabe las consecuencias que va a tener (tanto positivas como negativas) y las asume, por lo que le evita al adulto el “mal trago” de enfadarse y echar una reprimenda (él o ella han elegido comportarse así y ha asumido que ese era el resultado).

Quizás la primera vez pueda conllevar una rabieta, pero será la primera y la última. Por todo esto es importante que nos pensemos muy bien cómo vamos a premiar y los privilegios que vamos a dar o a quitar, para tener la certeza de que podremos cumplirlos. Y por supuesto, para esto también hay que ser un bloque.

Son muchas más las recomendaciones que se podrían dar para una paternidad consciente y de éxito, pero si sólo pudierais llevar a cabo dos, elegidlas. Vuestros hij@s os lo agradecerán.

Advertisement

El contenido de este artículo presenta la opinión o punto de vista de su autor(a), ha sido sometido a revisión editorial para que se ajuste a la realidad y seriedad del tema tratado, se publica en aras de la libertad de expresión y del conocimiento y no necesariamente reflejan la opinión o punto de vista de actualidadenpsicologia.com.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.