Efectos en los hijos tras una separación; cuáles son y cómo gestionarlos

La separación de los padres es un evento que genera estrés en los hijos, pero no tiene por qué ser una situación traumática, siempre y cuando el adulto tome conciencia a la hora de gestionarlo y esté atento a las necesidades y el mundo interior del niño o adolescente.

En muchas ocasiones, las separaciones vienen de la mano del conflicto. Se junta la parte emocional, la económica, la social y la parentalidad y resulta complicado separar tema por tema, por lo que la expareja se ve inmersa en un conflicto constante.  

Es importante que, antes de comenzar el proceso de separación, los padres sean conscientes del modo en el que esto puede afectar a sus hijos para así afrontarlo de la mejor forma posible y no permitir que éstos acaben en medio del fuego cruzado.

¿Qué les ocurre a los hijos cuando sus padres se separan?

Cuando comunicamos a un niño la separación de los padres, le estamos sacando del “mundo niño”, es como si sacáramos a Peter Pan de Nunca Jamás y lo lleváramos al Congreso. Para ellos el proceso de separación implica mucha incertidumbre, es una sensación similar a un piloto de avión que abandona el mando a su suerte. Esta incertidumbre sobre qué es lo que va a pasar ahora, viene acompañada de muchas otras emociones y sensaciones:

Pierde tranquilidad: su lugar seguro, su “casa” deja de ser tal y como el la ha conocido hasta el momento. Esta tranquilidad aún se verá más alterada si existe conflicto en la pareja, su casa deja de ser su lugar seguro, para ser el escenario de la guerra entre las dos personas que él/ella más quiere.

Pierde seguridad: la sensación de sentirse protegido y fuerte. Una situación frecuente es que, uno de los miembros de la pareja salga peor parado de la ruptura y éste sea percibido como la parte débil, también por los hijos, en muchas ocasiones. En el niño, esto se traduce en “qué ocurre si la persona que a mi me protege, está en peligro o triste, ¿qué puedo hacer yo?”

Pierde capacidad de predecir: los niños necesitan orden y tener cierto conocimiento sobre lo que viene después. Sus cerebros son una máquina de predecir en base a las experiencias que van teniendo y la separación les alteran por completo todas sus hipótesis. Por ello, hay que tratar de darles la mayor estabilidad posible dada la situación y reducir lo máximo posible la inestabilidad y la incertidumbre en su entorno.

Pierde el derecho a centrarse solo en el mundo infantil: sin quererlo, los hijos se ven involucrados en asuntos que no les corresponden y que son del mundo adulto. Por ello, es importante protegerles de los temas que son de la pareja. La situación ya es difícil para ellos, por ello, cuanto más se les proteja de lo que nos les corresponde más les ayudaremos.

Miedo, pena y culpa: Emociones que acompañan a los hijos en las separaciones

Durante este proceso los niños conviven con emoociones probabelmente desconocidas hasta el momento. Como padres, es importante conocerlas para poder valídarselas a los hijos, comprender el por qué de su comportamiento y ponerles nombre.

El miedo

No están acostumbrados a separarse de su madre o de su padre de forma tan habitual, necesitan también acostumbrarse a esta situación. Es habitual que cuando se quedan con uno de los progenitores, sientan miedo a que le ocurra algo al otro, o incluso a que no vuelva o le deje de querer. Es importante ir dándole elementos de seguridad.

La pena:

Como hemos comentado anteriormente, el niño suele percibir a uno de los miembros de la pareja como el que sale más perjudicado de la separación. En estos casos se genera un proceso de identificación con éste. Percibe que uno de sus padres está sufriendo, pero no se siente capaz de ayudarlo. Esto genera mucha impotencia en los niños y una gran tristeza.

La tristeza es una emoción con la que los niños aún no se manejan bien, por lo que habitualmente la manifiestan mediante la agresividad o el enfado.

La culpa:

Es importante que los padres expliquen y aclaren a los hijos que la separación, en ninguno de los casos es culpa de ellos. Aunque para los adultos esto es algo que resulta obvio, para ellos no y tienden a considerarse los culpables de lo ocurrido.

La culpa también aparece cuando el hijo o hija tiene la sensación de tener que elegir entre mamá o papá. Tener que posicionarse, aunque sea en aspectos que pueden parecer banales, atrapa a los hijos entre dos alternativas, y sea cual sea la opción elegida, el niño sale perdiendo. “Si quiero a papa, traiciono a mama” y “Si quiero a mama, traiciono o papa”.

Pautas concretas; cómo afrontar la separaición

Tras conocer las emociones que predominan durante la separación y los retos a los que se enfrentan, es bueno decidir de forma consciente cómo se va a afrontar a partir de la separación la relación con los hijos:

  • Explicar que la pareja se separa como matrimonio, pero nunca como padres. Ese equipo permanece unido.
  • En ningún caso fomentar o alentar al niño a que elija entre sus padres. Hacerle explícito que el niño o niña puede seguir queriendo a ambos y que vais ayudarle a que esto sea así.
  • Ten en cuenta que todo lo que se haga para perjudicar al otro miembro de la pareja, en primer lugar, perjudicará a los hijos.
  • Hasta cierta edad los hijos necesitan mantener una imagen intacta e idealizada de sus padres. No seas como padre o madre, el/ la responsable de romper esto mediante críticas o historias sobre la separación.
  • Bajo ningún concepto discutáis delante de los hijos y mucho menos, los pangáis en situación de elegir entre ambos.
  • No convertir al hijo en un espía para conseguir información sobre el otro progenitor.
  • En el caso de haber nuevas relaciones, darles tiempo a los hijos. En primer lugar, han de adaptarse a la separación, ya habrá tiempo de presentar a nuevas parejas, no quieras correr. Es importante respetar los tiempos.
  • Aseguraros de que el niño entiende de que, a pesar de que la relación se rompa, vuestra relación con él/ella es diferente y nunca se va a romper.
  • Estar atentos a las emociones de los niños y validarlas.
  • Tratar de concretarles lo máximo posible en el momento de la separación, cómo va a ser su nueva vida.

En definitiva, los hijos necesitan percibir seguridad y protección. Una separación no es un momento fácil para el adulto, pero es necesario hacer un sobresfuerzo para proteger y gestionar la situación con los hijos de forma consciente y responsable. Es fundamental tener presente que la mejor manera de cuidar a un hijo en una separación es respetar a su otro progenitor.

Referencias:
  • Castells, P. (1993). Separación y divorcio: efectos psicológicos en los hijos. Cómo prevenirlos y curarlos. Barcelona: Planeta
  • Gonzalo, J.L. (2018). Cuando mi corazón tiembla. Madrid: Editorial Sentir.
Cristina Rocafort Cirac

Psicóloga sanitaria y terapeuta familiar y de pareja, con especialidad en sistémica. Mi trabajo consiste en ayudar a las familias a aprender a funcionar de otro modo, uno que les genere mayor bienestar emocional

Advertisement

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.