Un estudio reciente, publicado en Behaviour Research & Therapy, revela una correlación significativa entre la capacidad de inhibición de la respuesta antes del tratamiento y los resultados positivos en individuos con tricotilomanía (TTM), independientemente del tipo de terapia recibida.
La TTM, un trastorno psiquiátrico caracterizado por la extracción repetitiva del cabello, a menudo conlleva un importante deterioro psicológico y funcional.
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Déficits Neurocognitivos y su Impacto en el Tratamiento
Estudios previos han sugerido que las personas con TTM presentan déficits neurocognitivos, especialmente en la inhibición de la respuesta y la flexibilidad cognitiva. Sin embargo, la influencia de estos déficits en los resultados del tratamiento seguía siendo poco clara.
Este estudio, liderado por Kathryn E. Barber y su equipo, se propuso investigar precisamente esta relación, analizando si el funcionamiento neurocognitivo predecía la respuesta al tratamiento y la severidad de los síntomas en pacientes sometidos a terapia conductual para la TTM.
Dos Terapias, un Objetivo Común
El estudio incluyó a 88 adultos (entre 18 y 65 años) diagnosticados con TTM según el DSM-IV-TR y con una puntuación mínima de 12 en la Escala de Tirones de Cabello del Hospital General de Massachusetts (MGH-HS). Se excluyó a individuos con trastornos psiquiátricos graves (como trastorno bipolar o psicosis) y a aquellos con dependencia de sustancias. Los participantes fueron aleatorizados en dos grupos:
- Grupo 1: Recibió terapia conductual mejorada con aceptación (AEBT), que combina la terapia conductual con principios de la terapia de aceptación y compromiso (ACT).
- Grupo 2: Recibió psicoeducación y terapia de apoyo (PST).
Ambos grupos participaron en 10 sesiones semanales de terapia durante 12 semanas. La AEBT incluyó técnicas como el entrenamiento en inversión de hábitos, control de estímulos y ejercicios enfocados en la aceptación para mejorar la flexibilidad psicológica. La PST se centró en aspectos educativos y en conversaciones de apoyo.
Medición de la Inhibición y la Flexibilidad
El rendimiento neurocognitivo se midió en dos momentos: antes y después del tratamiento. Para evaluar la inhibición de la respuesta, se utilizó la Tarea de Señal de Detención (SST), donde los participantes debían suprimir respuestas motoras ante ciertas señales visuales.
La flexibilidad cognitiva se evaluó mediante la Tarea de Alternancia de Objetos (OAT), que requería que los participantes adaptaran sus respuestas tras recibir retroalimentación. De los 88 participantes iniciales, 68 completaron el tratamiento y las evaluaciones posteriores.
La Inhibición de la Respuesta como Factor Predictivo
Los resultados mostraron que los individuos con mejor inhibición de la respuesta antes del tratamiento (medido con la SST) tenían más probabilidades de responder positivamente a la terapia, independientemente de si recibían AEBT o PST.
Específicamente, los participantes con tiempos de reacción a la señal de detención más rápidos al inicio del estudio mostraron una menor severidad en la extracción del cabello al final del tratamiento. Esta relación se mantuvo tanto en las medidas autoinformadas (como la MGH-HS) como en las evaluaciones realizadas por los clínicos (como la Escala de Severidad de Tricotilomanía del Instituto Nacional de Salud Mental).
La Flexibilidad Cognitiva
Curiosamente, la flexibilidad cognitiva, medida mediante el rendimiento en la OAT, no predijo los resultados del tratamiento. Los errores perseverativos en esta tarea (indicativos de una pobre flexibilidad cognitiva) no se relacionaron con el éxito o fracaso del tratamiento.
Ni la inhibición de la respuesta ni la flexibilidad cognitiva mejoraron significativamente durante el tratamiento. Esto sugiere que, si bien las personas con una mayor inhibición de la respuesta basal estaban mejor equipadas para beneficiarse de la terapia, la terapia en sí misma no mejoró estas funciones cognitivas.
Es interesante notar que en el grupo AEBT, los no respondedores mostraron incluso un declive en la inhibición de la respuesta, lo cual los investigadores plantean podría estar relacionado con la edad de estos participantes, más que con un efecto del tratamiento.
Además, se encontró una relación débil pero significativa entre la flexibilidad cognitiva y la severidad de la extracción del cabello según la evaluación del clínico, sugiriendo que los individuos con menor flexibilidad cognitiva tendían a tener síntomas más graves. Sin embargo, esta asociación no fue lo suficientemente fuerte como para influir en los resultados generales del tratamiento.
Por último, una limitación del estudio es la falta de un grupo control sano, lo que limita la capacidad de generalizar los cambios en el rendimiento neurocognitivo durante el tratamiento.
Fuentes y recursos de información
Barber, K. E. et al. (2024). Neurocognitive Functioning in Adults with Trichotillomania: Predictors of Treatment Response and Symptom Severity in a Randomized Control Trial. Behaviour Research and Therapy, 179, 104556–104556. DOI: 10.1016/j.brat.2024.104556