Cómo usar tu lenguaje para establecer vínculos emocionales

El lenguaje es un arma de doble filo. Mejor dicho, la forma en que lo utilizamos es un arma de doble filo. Nuestra comunicación causa malentendidos, conflictos y enfrentamientos. A veces parece que estemos hablando idiomas totalmente distintos, o que nuestra forma de ver el mundo sea absolutamente opuesta. Sin embargo, también hay ocasiones en ... Leer más

Pau Navarro

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Cómo usar tu lenguaje para establecer vínculos emocionales
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El lenguaje es un arma de doble filo.

Mejor dicho, la forma en que lo utilizamos es un arma de doble filo.

Nuestra comunicación causa malentendidos, conflictos y enfrentamientos. A veces parece que estemos hablando idiomas totalmente distintos, o que nuestra forma de ver el mundo sea absolutamente opuesta.

Sin embargo, también hay ocasiones en las que nos puede unir profundamente. Momentos en los que sientes una especial vinculación y entendimiento con la persona que estás hablando, donde las horas se convierten en minutos y sientes como si os conocierais de toda la vida.

¿Sabrías decir qué diferencia un tipo de comunicación de la otra?

1. La única diferencia está en tus sentimientos

Nos han educado para esconder nuestras emociones, para reprimir nuestros pensamientos y comunicarnos de forma aséptica. ¿Te suena la madre que regaña a su hijo para que deje de llorar? ¿O el padre que le pide al niño que no sea tímido y salude a su vecino?

Este tipo de educación ha convertido nuestra comunicación en algo neutro y objetivo. “La película es interesante” o “Ese plato está muy bueno” son ejemplos de frases a las que hemos despojado de cualquier responsabilidad y emoción por nuestra parte.

Les hemos arrancado los sentimientos que nos provocaban porque también creemos que mostrarlos nos hace vulnerables. Pensamos que decir “Me emocioné profundamente con esta película” nos expone demasiado, lo que puede provocar que los demás nos rechacen, ridiculicen o se rían de nosotros.

“¿Te emocionó? ¡Pues sí que eres sensible!” nos imaginamos que nos dirán.

Sin embargo, la realidad es todo lo contrario.

Ábrete y ellos también se abrirán

Se ha comprobado que cuando expresas tus emociones las personas te perciben como alguien más honesto y en quien confiar. No en vano los mejores estafadores se presentan como víctimas emocionalmente atormentadas para ganarse tu confianza.

Leer:  Fundamentos de psicología de la emoción

Con eso conseguirás que la gente empatice contigo, e incluso se ha demostrado científicamente que causarás una mejor impresión, más sincera y próxima.

Abrirte y expresar tus emociones interiores también provocará el efecto imán. Al exponerte estarás creando un clima de mayor cercanía, y eso conseguirá que tu interlocutor responda en consecuencia abriéndose también.

La gente sentirá que has creado un clima propicio para expresar sentimientos, y reciprocará contigo mostrando sus emociones.

Contagia tus emociones

Además de ganas de reciprocar, también provocarás el llamado contagio emocional.

Las emociones se contagian. Ha tenido que ser así para que el ser humano pudiera sobrevivir cuando la comunicación no estaba tan desarrollada. Si un ancestro nuestro observaba miedo y agitación en su compañero de cacería, debía ser capaz de interpretar de inmediato que algún peligro andaba cerca.

Tu pena, alegría, tristeza, entusiasmo o expectación se contagian. Pero lo más interesante es que se ha demostrado que no es necesario que observar una emoción para sentirla: a menudo es suficiente con escuchar hablar de ella.

Las emociones se transmiten por lo que dices o incluso por lo que escribes, así que aprovéchalo para crear empatía en los demás.

No tengas miedo en mostrar tus emociones. Son el lenguaje más primitivo que existe. El problema real es no atreverte a hacerlo y buscar otras formas de comunicar lo que sientes. No suele funcionar.

Ejemplos de lenguaje emocional

Ahora ya conoces la importancia de expresar tus emociones. Y la fórmula para hacerlo es sencilla. Tan solo tienes que comunicar el sentimiento interno que has experimentado y unirlo a su motivo con un porqué.

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Por ejemplo:

  • La película me ha conmovido porque me ha hecho revivir algunos momentos de mi infancia.
  • He disfrutado mucho con la comida porque hace tiempo que no probaba platos tan jugosos.
  • Me ilusiona volver a verte porque siento que nos hemos alejado un poco últimamente.

¿Observas el patrón “Tu sentimiento + el motivo”?

De esta forma estarás apoyando tus emociones con hechos y razones concretas, y eso es muy difícil de que alguien te lo discuta.

Para dominar este tipo de comunicación probablemente debas empezar a ampliar tu vocabulario emocional. Existen muchos más matices además de “me gusta” o “no me gusta”, no te quedes solo en eso. Ilusionar, apetecer, desconcertar, encantar, aborrecer o extasiar son ejemplos de verbos que comunican emociones con mayor precisión.

¿Mi consejo? Lee más libros y amplía tu vocabulario emocional. Serás mucho más exacto transmitiendo y contagiando emociones.

2. Encuentra vínculos emocionales

Una vez conoces la importancia de comunicarte emocionalmente y la fórmula exacta para hacerlo, ya dispones de las bases para crear vínculos emocionales.

Pero todavía existe otra forma de profundizar más en esa conexión. De construir un vínculo especial con tu interlocutor. Y se consigue encontrando puntos en común dentro de ciertos temas de conversación.

En primer lugar, encontrar lo que os une es muy importante porque está demostrado que cuanto más nos parezcamos a alguien, mejor nos sentiremos en su presencia.  Es de sentido común, pero cuando dos personas saben que comparten algo, ya sea un interés o una experiencia, se perciben más próximas.

Para multiplicar el poder de esos vínculos, lo ideal es crearlos dentro de temas de alta carga emocional como por ejemplo tu infancia (¿quién no siente nostalgia cuando recuerda su niñez?), familia, viajes, aficiones y sueños.

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Tu objetivo debe ser dirigir la conversación hacia alguno de estos temas y una vez ahí, encontrar puntos en común con la otra persona. Puede ser que a ambos os gustase la misma serie en vuestra infancia, que el viaje que más os haya marcado sea el mismo o que compartáis una afición.

Cualquier punto en común puede ser el inicio de un vínculo emocional, así que saca a la luz esos temas de conversación y busca lo que os vincula.

En conclusión

La manera en que nos comunicamos no favorece establecer ningún tipo de empatía o conexión emocional con las personas.

Hemos crecido ocultando nuestras emociones y con la convicción de que exponerlas nos hacía vulnerables. Pero expresar nuestros sentimientos suele provocar el efecto contrario, y es la única forma de conectar realmente con los demás.

Una vez hayas perdido el miedo a comunicarte emocionalmente y observes el profundo efecto que ejerce sobre las personas, puedes crear conexiones todavía más profundas encontrando vínculos en temas emocionales como la infancia o las aficiones, y expresando lo que te hacen sentir.

Si quieres profundizar en el tema, en este artículo sobre la comunicación asertiva encontrarás más información sobre la importancia de expresar tus sentimientos y necesidades.

Pau Navarro

Pau Navarro es formador en habilidades sociales, postgraduado en inteligencia emocional y autor del blog Habilidad Social, donde encontrarás guías prácticas avaladas que te ayudarán a vencer tus miedos y construir relaciones más positivas. También le podrás encontrar en Facebook y Twitter.