Hay silencios y silencios. Un silencio no es necesariamente ausencia o vacío. Hay silencios que funcionan como disparadores que hacen explotar o generan movimientos; otros, en cambio, son herramientas de exclusión, estrategias de segregación para acallar pensamientos y posturas disidentes.
Hay un silencio singular que no es vacío, sino exceso. Un silencio que no calla, sino que incomoda: el de lo femenino, enaltecido como un valor a rescatar y, al mismo tiempo, confinado a los márgenes. No se trata solo del silencio de las mujeres como grupo social, sino del de todo aquello que, en el lenguaje, en el deseo y en la historia, ha quedado forcluido, apenas insinuado, dicho a medias o casi prohibido, porque no encaja en los estándares establecidos. Un mundo donde “la mujer debe callar”, donde lo femenino aparece como un derivado de lo masculino.
Históricamente, este silencio ha sido ensordecedor y anulante, justificado como una necesidad para evitar males mayores. Para proteger a la familia, para evitar conflictos, para darle fuerza a la pareja, para soportar todo, y pese a todo, en silencio.
Femenino Singular es el documental performático de Dorian Shine, ganador de múltiples festivales internacionales. Más que un simple testimonio, es una invitación inesperada a pensar el universo femenino desde su propia singularidad, desde aquello que ha sido históricamente soslayado. Algo de ese silencio se atreve a ser dicho en esta obra, que va más allá del registro documental: es una experiencia sensorial, una puesta en acto donde lo no dicho se muestra en toda su potencia.
Sumergirse en este film no es solo escuchar relatos o recopilar testimonios. Es dejarse interpelar por una experiencia estética que rompe con la pasividad del espectador. La implicación del autor se vuelve evidente en cada encuadre, en cada cuerpo que habita la pantalla, hasta que el silencio mismo explota en arte. Su motivación de realizar este documental se encuentra en la sorpresa y descubrimiento del universo femenino en cada una de las mujeres con quienes compartía, además de su constante interacción con el arte.
En sus propias palabras, Dorian nos invita a escuchar esta singularidad silenciada: “Fue el retrato de la mujer, representada en pintura o en estatuas, aquello que ilustró las civilizaciones. Y, sin embargo, escuchamos muy poco su voz en la historia: su voz femenina, para hablar sobre ella misma”.
Silencio Femenino: Lo que escapa y persiste
Hoy lo femenino sigue siendo empujado a la periferia, lo marginal, la excepción. En los discursos dominantes, en la política, en la economía y en el imaginario colectivo, su destino continúa siendo el de lo que queda fuera de la norma. Sin embargo, lo femenino no responde a una única forma ni puede ser reducido a una sola definición. Puede entenderse tanto como una identidad de género –en la construcción cultural, social e histórica– o como un modo de posicionamiento subjetivo en la lógica psíquica. En este último sentido, lo femenino nombra lo que desborda la medida del significante, lo que escapa a la lógica fálica y al orden simbólico que intenta delimitarlo.
En psicoanálisis, lo femenino no se reduce a “ser mujer”, en términos de identidad de género o de sexo biológico asignado al nacer. Más bien, remite a una manera de habitar la falta, de sostener el deseo en su singularidad, de experimentar el mundo desde un “no-todo”, como lo formuló Lacan. No se trata de una totalidad cerrada, sino de una experiencia que se abre a lo que no encaja, a lo que no puede ser completamente simbolizado ni capturado por el lenguaje.
Las voces que son silenciadas, esas experiencias de lo femenino que han sido relegadas, censuradas o apenas insinuadas, siguen insistiendo en abrirse camino. Femenino Singular se sumerge en ese territorio. Treinta mujeres argentinas nos habilitan a entrar en su narrativa singular, en su propia manera de transitar lo femenino, ya sea como identidad de género o como vivencia subjetiva que desborda las categorías establecidas. Su propósito no consiste en definir “lo que es” ser mujer, sino en adentrarse en la experiencia profunda de quienes lo encarnan. Para ello, el documental abre el diálogo con una pregunta clave: “¿Qué es lo que hace de vos lo que sos?” En este punto, el film resuena tanto con los desarrollos del psicoanálisis como con las expresiones contemporáneas que piensan el devenir-mujer como un proceso en fuga, una experiencia que atraviesa el cuerpo, el deseo y la resistencia.
Lo femenino, en sus múltiples formas, ha sido históricamente confinado al silencio: lo no dicho, lo apenas susurrado, lo imposible de nombrar. Pero aquí, en esta obra performática, ese silencio intenta ser expresado. No desde la enunciación explícita, sino a través de una poética que lo convoca, lo hace presente. Nos adentramos en una exploración de aquello que se escapa de los discursos dominantes y que, sin embargo, irrumpe con una fuerza transformadora, abriendo espacios para pensar lo femenino más allá de los significantes impuestos, más allá del mandato normativo que intenta encasillarlo en una estructura fija, domesticada, dócil.
Uno de los aspectos más potentes de Femenino Singular es su capacidad para dar cuenta de lo que lo femenino calla. No porque no quiera ser dicho, sino porque el lenguaje disponible no siempre lo permite. El documental nos muestra cómo este silencio puede volverse una herramienta política, cómo lo que no se dice es, muchas veces, más poderoso que aquello que se enuncia desde la estructura de poder. Porque este silencio no es vacío ni ausencia: es un espacio de resistencia
En este sentido, lo femenino no es solo una identidad —entendida como lo idéntico a sí mismo—, sino que está más ligado al proceso de identificación. Se inscribe en la otredad, en una forma de habitar el mundo que se experimenta desde la fisura, desde la diferencia, desde lo que no encaja en las categorías establecidas. En ese no-todo, en esa grieta de lo simbólico, se juega su fuerza política y su potencia transformadora.

Lo femenino en el lenguaje: Una excepción que desafía la norma
El título del documental Femenino Singular tiene un peso significativo en sí mismo. Reúne lo femenino y lo singular como categorías que irrumpen en lo ya establecido. Además, en relación con el lenguaje español, el femenino singular remite directamente al artículo “la” y “una”, es decir, aquello que no puede ser universalizado ni generalizado, sino que responde a la experiencia de una a una.
En gramática, el artículo femenino singular ha aparecido también tradicionalmente en la forma masculina (el y un) cuando precede a nombres que comienzan con “a” tónica (el agua, un hacha). Simbólicamente, lo femenino parece inscribirse en la estructura del lenguaje como una excepción, algo que debe ajustarse a la norma masculina para ser pronunciable. Esta excepción en la gramática no es solo un fenómeno lingüístico relacionado con la fonética, sino que también puede leerse como un reflejo de los sesgos y estructuras de poder que atraviesan el lenguaje y la cultura.
Cabe destacar que esta irregularidad gramatical refuerza la idea de que el nombre adoptado por este documental performático tiene múltiples aristas en su significado. Esta salvedad en el lenguaje también podría pensarse como un eco de la lógica de lo femenino en el psicoanálisis: un posicionamiento que no se deja encasillar del todo, que desborda su propia categoría y resiste ser plenamente simbolizado. No se trata de una identidad fija, sino de una construcción que ocurre en el intersticio entre norma y excepción, entre lo que se dice y lo que no puede ser completamente dicho, como bien lo expresan las protagonistas del documental.
Desde la perspectiva psicoanalítica lacaniana, lo femenino es aquello que escapa del orden fálico. No se deja atrapar por la lógica de lo Uno ni por la estructura totalizante del poder hegemónico. En este sentido, Femenino Singular hunde sus raíces en lo femenino como lo no-todo (pas-tout), en lo que no puede ser completamente capturado por el significante y que se hace presente en el decir, en la imagen, en el movimiento y en el cuerpo, elementos fundamentales contemplados en el film.
Podría decirse que lo femenino es la historia de un exilio dentro del propio lenguaje, obligada a decirse con las palabras del otro, a hablar en una lengua que ha sido modelada por la lógica que lo excluye. Pero en esa marginalidad, en esa falta de inscripción plena en el orden fálico, se abre también otra posibilidad: la de la singularidad, la del no-todo que escapa a la norma y que, por ello mismo, arma otras formas de existencia. Quizás, ahí donde lo femenino ha sido silenciado, es donde su voz resuena con más fuerza.
El documental se convierte así en una apuesta por visibilizar las formas en que lo femenino se vive, se piensa y se transforma en el presente. Nos invita a escuchar esas voces silenciadas, a reconocer los deseos reprimidos y a dar lugar a subjetividades históricamente negadas. Al nombrarse, estas subjetividades desafían las imposiciones de la norma. En este gesto, Femenino Singular convoca al espectador a “hacer un zoom” no en cualquier detalle, sino en lo singular de cada experiencia, en su “identidad personal, oculta y velada”.

Imagen y cuerpo: El lenguaje de lo silenciado
La propuesta de esta hermosa obra de Shine refuerza la lógica de que lo que no puede decirse del todo con palabras, debe mostrarse. Por ello, la elección del formato documental performático no parece casual: es una apuesta estética y política de plantear lo femenino de un modo que trasciende la palabra. No sólo lo documenta, sino que también lo pone en acto aquello que escapa a la simbolización. Hay un plus de sentido que no está en lo dicho, sino en lo que se muestra sin decirse.
Lo que ha sido silenciado encuentra aquí su propio lenguaje, su propia voz, su propia forma de irrumpir. En Femenino Singular, la imagen, el sonido y las formas de contar las historias seleccionadas no son sólo recursos técnicos. Cada plano, cada gesto, cada pausa, cada movimiento del cuerpo, construyen un lenguaje propio que amplía la potencia del universo femenino. Este juego entre la palabra y lo indecible nos remite a la importancia del testimonio en la construcción subjetiva. En Femenino Singular estos testimonios se despliegan en experiencias que desvían la mirada de la mujer como objeto para situarla en su propia vivencia: el juego de la niña, la elección de la religiosa, la satisfacción de la zona erógena, las muñecas, la maternidad, el trauma, el cuerpo como pregunta…
Frente a una cultura que sigue viendo a la mujer como objeto, como lo expresaba una de las entrevistadas: “No me miran a mí. Miran el objeto que ven en mí”, Femenino Singular responde con imágenes donde el cuerpo se libera de esa mirada ajena y se presenta en su propia luz. No es un cuerpo objeto, sino un cuerpo que se expresa, que habla por sí mismo, en su manera de moverse, de mirar, de ocupar el espacio.
Pensar lo femenino como singular es en sí mismo un acto de resistencia política, pero también marca una lógica distinta de existencia, no medida exclusivamente por lo fálico, una apuesta por lo que aún no ha sido nombrado pero que insiste y permite el acceso a nuevas formas de subjetivación. Es una lógica que cuestiona el sistema fálico, sin negarlo por completo: lo completa, lo desafía, lo tensiona. Y en este sentido introduce una dimensión queer.
En Femenino Singular, el cuerpo se presenta como territorio de resistencia, como un lugar posible donde la singularidad y el deseo propio de cada mujer puede inscribirse. ¿Cómo mostrar subjetividad desde lo femenino en esta cultura que sigue moviéndose bajo una lógica masculina? No hay una única respuesta, ni es lo que persigue esta obra. Dicha respuesta es expresada en el film desde vivencias múltiples, con sus singulares formas de habitar el cuerpo, la sexualidad, el deseo, el arte y la vida cotidiana. Habilita también cuestionamientos en el mismo autor al preguntarse sobre lo constitutivo femenino: “¿Es su cuerpo? ¿Es su voz? ¿Su memoria? ¿Son sus ojos clavados en su espejo o clavados desde su ventana al mundo? Cada vez que creía encontrar una respuesta, se generaban mil preguntas más”.
Estas manifestaciones singulares de resistencia muestran que un cuerpo no es una estructura dada de antemano. No “somos” un cuerpo, no somos solo un pedazo de carne: lo “tenemos” y lo construimos en el devenir de nuestra subjetividad, en nuestras identificaciones singulares.
Lo femenino: La grieta que no cierra
La singularidad de lo femenino no es un fenómeno pasajero, ni una construcción teórica fija. No es una moda ni un capricho de la época. Es una grieta en el orden dominante, un punto de fuga entre lo que se dice y lo que resiste a ser nombrado. Es la posibilidad de crear nuevas formas de ser, de amar, de decir y de callar.
Femenino Singular nos recuerda que la resistencia no siempre se manifiesta en el grito. A veces habita en el susurro, en la pausa, en la mirada que se desliza fuera del centro normativo. Sobre todo en un contexto que históricamente ha silenciado ciertas experiencias, tener un espacio habilitado para contar su propia historia es un acto de inscripción de su singularidad en el mundo. Y más aún cuando históricamente el cuerpo femenino ha sido un territorio de disputa simbólica, un objeto sometido a apropiaciones discursivas y normativas.
En este sentido, Femenino Singular no sólo testimonia la diversidad de experiencias femeninas: también interpela el inconsciente colectivo. Es una invitación a repensar la feminidad más allá de los binarismos y las categorías cerradas. Lo femenino no es únicamente una identidad de género; también es un posicionamiento, una lógica del deseo, una forma de habitar el mundo que escapa a la captura del lenguaje y a las normas establecidas.
Desde esta perspectiva, Shine plantea que “la identidad de la civilización está conformada por la identidad de sus mujeres”, sugiriendo que la manera en que una sociedad concibe lo femenino no solo define a las mujeres, sino que atraviesa toda su estructura simbólica. Al mismo tiempo, esta afirmación también apunta a que la identidad no es un elemento fijo, sino un proceso en constante construcción, basado en la aceptación de la falta. No todo está dicho de antemano: la identidad es, en última instancia, reflejo de lo que se hace visible en el encuentro con la otredad, en esos signos y huellas que emergen en la relación con el otro.
Si nos permitimos entrar en esa alteridad femenina que nos habita, podríamos desafiar el discurso contemporáneo, que insiste en silenciar la singularidad. Esta absoluta alteridad fue lo que le hizo preguntas al autor de Femenino Singular “por las fronteras” que lo separaban de un universo con el que se topaba constantemente en su devenir y lo desafiaban ante la pregunta por la femineidad. Encontró que, en el proceso de entrevistas, se abría paso un universo con entidad propia, con un valor en sí mismo, mientras él pasaba a un segundo plano, como testigo: “¿Estas mujeres me hablaron a mí? ¿O a ellas mismas? …Poco a poco fui ausente…”. Por ello, adquiere un significado especial que la voz que representa al autor en el documental no sea la suya, sino la de una mujer.
Dorian, junto a Oliver Harry Shine en la producción del material, nos entregan una obra que no sólo performa singularidades, sino que invita a vivirlas. No busca clausurar el enigma femenino, sino abrir preguntas. Nos recuerda que la resistencia también está en la palabra, en la vivencia, en el silencio. En la imagen, en el cuerpo, en la potencia de decir "esto soy", aún cuando ese "soy" no pueda ser plenamente capturado por el lenguaje. Ante la pregunta "¿Que constituye una mujer?", la respuesta es clara: "Conocer cada historia".
Fuentes y recursos de información
- Butler, J. (1990). El género en disputa. Paidós.
- Cixous, H. (1975). La risa de la Medusa. Siglo XXI.
- Freud, S. (1933). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis.
- Irigaray, L. (1974). Ese sexo que no es uno. Siglo XXI.
- Lacan, J. (1972-73). Seminario XX: Aún. Paidós.
- Mulvey, L. (1975). Placer visual y cine narrativo.