En estos últimos días de aislamiento obligatorio, social y preventivo se han exacerbado distintos tipos de conductas en relación a la violencia, desobediencia a la autoridad, irresponsabilidad (con respecto al cuidado de la salud), egoísmo, discriminación, negación, etc.
Con ello se puede dar cuenta de que las percepciones subjetivas (individuales) acerca de la enfermedad son muy distintas en todas las personas, dependiendo de sus modos de concebir la realidad.
Entre todas las conductas mencionadas, una de ellas no ha sido muy visibilizada por los medios de comunicación: la discriminación que se ejerce hacía los enfermos de Covid-19 y también hacía el personal de salud.
¿De qué hablamos cuándo hablamos de discriminación? La discriminación comprende la desigualdad de trato o maltrato para con otra/s persona/s generada por distintas razones. Entre ellas por diferencias raciales, pobreza, formar parte de una minoría, estar enfermo o estar en contacto con personas infectadas cómo por ejemplo los médicos, enfermeros y demás personal de salud.
En ese sentido la discriminación hacía los enfermos según el INADI, (Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y Racismo) involucra distintas cuestiones como el derecho a la salud de la comunidad, el acceso, la atención, el recibir la información adecuada y tomar decisiones sobre el cuidado integral de la salud, la prevención y la promoción de la salud.
Entendemos que el problema no es actual, pero según los datos que brinda el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), en estos momentos se han acentuado los casos de discriminación y ello es debido a la falta de información, el miedo al contagio y a perder la vida, la desprotección social, la desconsideración por lo que le ocurre al otro, el egoísmo, etc.
Ahora bien ¿Qué sienten las personas que son discriminadas?
El primer sentimiento es el desamparo, la desprotección social, luego humillación de parte de los otros, vergüenza por estar enfermo, impotencia por no saber que hacer en un primer momento, frustración, tristeza por haberse infectado y además ser estigmatizado, bronca, rabia por el maltrato injustificado, soledad por el hecho de tener que estar completamente aislado y también por ser tildado de “enfermo”.
¿Cuáles son las consecuencias psicológicas que genera la discriminación en las personas afectadas?
Entre ellas baja autoestima, inseguridad, negación del tema, soledad, angustia, depresión, no poder hablar del tema con los demás, sentirse expuesto, rechazado y posteriormente tener dificultades para desarrollar sus actividades de la vida diaria (ámbito socio-laboral). O incluso llegar a ocultar los síntomas de la enfermedad dando como resultado el agravamiento del cuadro, el aumento de contagios e incluso la muerte.
Frente a dicha problemática la sociedad, independiente de sus singularidades, debería poner en práctica la solidaridad, la aceptación de las diferencias, el respeto, la empatía para conectar con el otro y el altruismo para sentirse más útil y aportar algo valioso en esta crisis de derechos humanos que estamos viviendo.
Sería importante además tratar de comprender que el bienestar y el cuidado de la salud depende de todos y del trabajo en conjunto cómo ciudadanos. Reconocer el compromiso y el riesgo que asumen los profesionales de la salud día a día y aquellas personas que continúan con sus labores con gran esfuerzo y dedicación, para que podamos contar con los bienes y servicios necesarios para sobrellevar este periodo de aislamiento obligatorio.
Todos los seres humanos merecemos recibir un buen trato y el reconocimiento de nuestros derechos. La vida nos da la oportunidad de dar un paso hacia adelante para actuar de otro modo, re-aprender y re-pensar sobre nuestras conductas hacía los otros y hacía nosotros mismos. Tomemos conciencia, nadie se salva solo, necesitamos estar juntos y trabajar en pos de un único objetivo: cuidar la salud y hacerle frente al Covid-19.