Vivimos atrapados en verdaderas jaulas mentales de barrotes inexistentes. Y la gran pregunta es… ¿cómo hago para abandonar la jaula que yo mismo he creado?
Lo primero y más importante es que pongas el foco de atención en ti mismo. Se acabó el culpar a otros, al gobierno, a tu pareja, a los traumas infantiles, a la ciudad donde vives, a tu empleo o a tu nivel económico.
¡Todo eso son excusas que perpetúan la jaula mental en la que andas metido! El verdadero cambio proviene 100% de ti. Y lo paradójico es que cuando uno cambia, el resto también lo hace.
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Analiza estas tres vertientes en tu vida:
- ¿Qué tipo de pensamientos invaden tu mente a diario? Para ello, tendrás que tomar conciencia de que hay en tu mente (¿hay pensamientos optimistas y que te impulsan a la acción?, ¿hay pensamientos destructivos que minan tu valía?, ¿hay autoengaño?)
- ¿Qué relación tienes con tus emociones (¿las conoces?, ¿las evitas o las escuchas?, ¿eres adicto a los fármacos?, ¿te has parado a pensar que si aparece una determinada emoción hay un mensaje detrás?)
- ¿Tomas decisiones en base a lo que sientes o a lo que es correcto y adecuado? Piensa en la última decisión importante que tomaste. Quizá un cambio de empleo, de ciudad, continuar o terminar con una relación de pareja… Y sin autoengaño, pregúntate en qué te basaste para tomar la decisión.
Estas tres preguntas, te permitirán crear un mapa general de cómo está tu mundo interior.
La mente excesivamente controladora necesita que todo sea como ella quiere que sea, y cuando es así (una gran parte de las veces), crea una parafernalia de culpa y horror. “¿Por qué no me llama? ¡Yo nunca actuaría como ella lo está haciendo!”
La mente que todo quiere controlarlo, sufre. No permite que la realidad se desarrolle tal cual es, no permite que los demás sean como realmente son. Lo que hace es comparar lo que existe realmente, con sus deseos y anhelos. “Si tuviera un trabajo mejor, sería feliz. Si encontrara a la mujer de mi vida, todo cambiaría… “
El gran antídoto para dejar de controlar e intentar que el mundo y las personas se comporten en base a tu gusto y deseos es la ACEPTACIÓN plena de lo que existe aquí y ahora.
Cuando confíes en que lo que tienes en este momento (y lo que no tienes) es perfecto, todo cambiará. Eliminarás el juego de desear cosas diferentes y te permitirás disfrutar plenamente del aquí y ahora. La confianza se trabaja día tras día. Puedes optar por repetirte la siguiente frase cuando te veas maldiciendo la vida que tienes… “todo es perfecto tal y como está”
Recuerda que la aceptación es el primer paso para que algo se transforme… ¡así que, a por ello!
Otro antídoto increíblemente potente para dejar de estar controlado por los pensamientos es realizar actividades que calmen tu mente.
Desde pintar mándalas, hasta practicar yoga, pilates o tai chi. Pero mi preferida es meditar.
Quedarte en silencio contigo mismo y simplemente, observar los pensamientos. Como olas que vienen y van, hasta que el mar queda en calma.
Es la mejor práctica que conozco para aprender a aceptar, no juzgar y confiar en el gran potencial que todos llevamos dentro.
Al meditar, realizas una limpieza mental diaria de la gran cantidad de basura que hay en ella. Esta limpieza es la que te permitirá guiarte por tu intuición cuando tengas que tomar decisiones. Esta limpieza es la que te permitirá tener un equilibrio emocional continuo. Y esta limpieza, mantenida en el tiempo, es la que te permitirá distinguir claramente la realidad de la película mental que has creado.
Incluyo meditación en la psicoterapia que realizo con otras personas. Los resultados son magníficos. Te dejo una reflexión de una de las personas que he ayudado:
"Me sorprende mucho como empiezo a ser capaz de entenderme más a través del silencio de la mente, es curioso. Cierro los ojos y escucho con atención el silencio que creo y de repente, sin generar pensamientos, soy consciente de que me ocurre, de que siento, de porque, y de que debo de hacer para solucionarlo, ¡es genial! Me da una sensación de poder sobre mi misma y de paz inmensos, además de relajarme mucho. ¡Qué gran invento la meditación y que falta le hace al mundo!".