El abuso de sustancias es un importante problema de salud pública, y la identificación de factores de riesgo para su desarrollo es crucial para los esfuerzos de prevención e intervención, un reciente estudio ha arrojado luz sobre un vínculo potencial entre el consumo regular de bebidas gaseosas en los niños y una mayor probabilidad de consumo de alcohol en el futuro (Kwon et al, 2023).
La investigación exploró los posibles mecanismos neuroconductuales de tales relaciones, examinando la relación entre el consumo diario de refrescos con cafeína y los marcadores conductuales y de neuroimagen de los factores de riesgo neuroconductuales de los trastornos por consumo de sustancias en niños.
Los resultados podrían ser cruciales para los profesionales sanitarios, los padres y los educadores, ya que podrían ayudar a identificar aquellos con mayor riesgo de desarrollar trastornos por consumo de sustancias y a tomar medidas preventivas.
Riesgos Inminentes para la Salud Infantil
El consumo diario de bebidas gaseosas con cafeína podría tener consecuencias perjudiciales para la salud infantil, la evidencia sugiere que este hábito podría duplicar la probabilidad de que los niños prueben el alcohol posteriormente.
La investigación apoyada por el Programa de Investigación de Ciencias Básicas a través de la Fundación Nacional de Investigación (NRF) de Corea, se basó en datos del estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD) Study, que es el mayor estudio a largo plazo sobre el desarrollo cerebral y la salud infantil en Estados Unidos. En el estudio participaron más de 4.000 niños de entre 9 y 10 años.
Los participantes se sometieron a varias evaluaciones para capturar las tres categorías principales de factores de riesgo neuroconductuales: memoria de trabajo, impulsividad y procesamiento de recompensas.
La memoria de trabajo se midió a partir del rendimiento de la prueba de clasificación de listas, la prueba de clasificación de tarjetas y 2-back en la tarea n-back emocional (en-back) realizada dentro de un escáner de resonancia magnética funcional (fMRI). Los datos fMRI de la tarea en-back se analizaron en base al contraste de 2-back frente a 0-back, utilizando regiones de la red frontoparietal y fronto-talámica como regiones de interés (ROIs).
La impulsividad se midió mediante la urgencia-premeditación-perseverancia-búsqueda de sensaciones-urgencia positiva (UPPS-P), y el sistema de inhibición conductual/sistema de activación conductual (BIS/BAS), y el tiempo de reacción de la señal de parada (SSRT) durante la tarea de señal de parada (SST) realizada dentro del escáner fMRI.
Para medir el procesamiento de la recompensa, el estudio utilizó dos tareas: la Tarea de Elección de Efectivo y la Tarea de Retraso del Incentivo Monetario (MID). La tarea de elección de efectivo evalúa la disposición a retrasar la gratificación, mientras que la tarea MID mide los correlatos neurales de la anticipación de recompensas y pérdidas monetarias.
La ingesta diaria de refrescos con cafeína de los participantes se evaluó mediante un cuestionario de autoinforme. El estudio también recogió datos sobre otras posibles variables de confusión, como la edad, el sexo, la raza/etnia, los ingresos familiares y la educación de los padres.
El estudio utilizó diversos análisis estadísticos, incluidos modelos de regresión lineal, para examinar la relación entre la ingesta diaria de refrescos con cafeína y los marcadores conductuales y de neuroimagen de los factores de riesgo neuroconductuales de los Trastorno por Uso de Sustancias en niños. El estudio también llevó a cabo análisis de sensibilidad para abordar el posible impacto de la falta de datos en los resultados.
Un tema que merece atención y debate continuo
Los resultados mostraron que tanto la alta impulsividad como la baja memoria de trabajo estaban significativamente relacionadas con el consumo diario de gaseosas con cafeína. Además, los niños que bebían gaseosas con cafeína regularmente mostraron una actividad cerebral distinta en comparación con sus pares no bebedores.
Por ejemplo, durante la tarea de control de impulsos, los bebedores diarios mostraron una menor actividad en una región cerebral llamada la corteza cingulada anterior (ACC). La reducción de la actividad en la ACC se observa con frecuencia en niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y en personas con trastornos por consumo de sustancias.
Mientras tanto, en la prueba de memoria de trabajo, los bebedores diarios mostraron una menor activación en una región cerebral llamada giro frontal inferior (IFG), que forma parte del lóbulo frontal. Estudios anteriores han demostrado que una menor activación en la corteza frontal está relacionada con una capacidad de memoria de trabajo más baja.
En conjunto, estos hallazgos sugieren firmemente una asociación entre el consumo diario de gaseosas y la baja memoria de trabajo y la alta impulsividad, que son factores de riesgo para los trastornos por consumo de sustancias.
La autora principal, Mina Kwon, del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Seúl, explica: "Nuestros hallazgos sugieren que el consumo diario de gaseosas con cafeína en niños es predictivo del consumo de sustancias en el futuro cercano. Una posible explicación es que las sustancias contenidas en las gaseosas con cafeína (cafeína y azúcar) podrían inducir un efecto toxicológico en el cerebro, haciendo que el individuo sea más sensible a los efectos reforzadores de drogas más fuertes como el alcohol".
Esto se conoce como la 'hipótesis de la puerta de entrada', sin embargo, una teoría alternativa, conocida como la "hipótesis de responsabilidad común", también es posible. La idea detrás de esta teoría es que los niños que naturalmente tienen menos capacidad para regular sus impulsos son más propensos a buscar y probar sustancias como la cafeína a una edad temprana. Luego, a medida que envejecen y se vuelve más fácil acceder a sustancias ilícitas, pueden avanzar hacia drogas más fuertes como el alcohol.
Es vital, por lo tanto, desarrollar recomendaciones basadas en evidencia para el consumo de gaseosas con cafeína en menores. No hay consenso sobre una dosis segura de cafeína en niños, y algunos podrían ser más vulnerables a los efectos adversos asociados con el consumo frecuente de cafeína que otros.
Limitaciones de los hallazgos del equipo incluyen un "número sustancial" de muestras con datos faltantes, lo que llevó a su exclusión de los análisis.
"Como resultado", detalla el artículo, "existe la posibilidad de que los datos excluidos falten de manera no aleatoria, lo que podría influir en nuestros hallazgos. Aunque respaldamos la robustez de nuestros principales resultados aplicando métodos estadísticos que podrían controlar otras variables de confusión, también reconocemos que múltiples variables, además del consumo de gaseosas con cafeína, podrían mediar en la relación entre los factores de riesgo neuroconductuales y el consumo futuro de alcohol".
El papel de la educación y la regulación
Sin embargo, la correlación entre el consumo de gaseosas con cafeína y el posterior consumo de alcohol no necesariamente implica una relación causal, factores adicionales, como la genética y el entorno familiar, pueden influir en esta asociación. La simple observación de un mayor consumo de gaseosas no debe considerarse una causa directa del consumo de alcohol.
Una perspectiva adicional destaca la importancia de la educación y la regulación, independientemente de la relación entre las gaseosas y el alcohol, es crucial educar a los niños sobre hábitos saludables y la moderación en el consumo de bebidas azucaradas. La regulación de la publicidad de productos poco saludables dirigida a menores también desempeña un papel importante en este debate.
En última instancia, existe la necesidad de investigación adicional. Para comprender mejor el vínculo entre el consumo de gaseosas y el alcohol en niños, se requieren estudios longitudinales más exhaustivos que consideren múltiples variables.
El debate en torno al consumo de bebidas gaseosas y su relación con el consumo de alcohol es complejo y multidimensional. Mientras algunos expresan preocupaciones sobre los posibles riesgos para la salud infantil, otros resaltan la necesidad de considerar múltiples factores y la importancia de la educación y la regulación. La investigación futura es esencial para arrojar luz sobre este tema y guiar las políticas de salud pública.
Fuentes y recursos de información
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Kwon, M., Kim, H., Yang, J., Lee, Y., Hur, J. K., Lee, T.-H., Bjork, J. M., & Ahn, W.-Y. (2023). Caffeinated Soda Intake in Children Is Associated with Neurobehavioral Risk Factors for Substance Misuse, Substance Use & Misuse, DOI: 10.1080/10826084.2023.2259471