El artículo del que vamos hablar trata sobre uno de los grandes peligros que podemos encontrar en el entorno de nuestros hijos, el famoso bullying o acoso escolar.
Uno de cada tres niños se ha sentido acosado en clase, el 43% piensa en el suicidio, un 17% de ellos lo ha intentado y más de 500.000 niños sufren un grado de acoso intenso.
Podemos describir el bullying como una forma de maltrato, normalmente intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil, al que convierte en una víctima habitual y persistente.
Esta fatídica lucha está formada por: EL AGRESOR encargado de amedrentar, intimidar, someter emocionalmente a la víctima con vistas a obtener algún resultado o alcanzar reconocimientos y atención de los alumnos.
LA VICTIMA está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos. Por último: EL OBSERVADOR siempre están presentes en el momento de producirse los actos, solo se limitan a observar, sin interrumpir el acoso ni defender a la víctima.
El acoso no necesariamente se expresa con agresiones físicas, sino que puede presentarse como agresión verbal (en realidad el tipo más frecuente), y como exclusión, siendo esta forma la más utilizada por las chicas y en general por los alumnos de los últimos cursos.
Importante recordar que estamos siempre en casos de bullying, cuando se trata de un comportamiento despiadado y cruel, y no de un conflicto entre iguales que tienen un nivel semejante de capacidad de gestión de sus enfrentamientos o diferencia de intereses.
Existen ciertos indicadores que pueden evidenciar el posible riesgo de bullying o que está apareciendo:
- A menudo están solos, excluidos del grupo. Pasando la mayor parte del horario lectivo en soledad.
- Repetidamente son ridiculizados, degradados, con motes.
- Existe cierta tendencia a ser víctima si tienen una escasa habilidad para los juegos y deportes.
- Dificultad para hablar en clase, se muestran inseguros
- Muestran tristeza, llanto, inquietud, ansiedad
- Deterioro en el interés por la escuela y por el acudir a clase
- Tiene un autoconcepto o imagen de sí mismos bastante negativo.
- Muestran moratones, rasguños, heridas...
- Pasan desapercibidos la mayor parte del tiempo
- No se sienten a gusto con su aspecto físico y tienden llevar un vestuario poco destacado.
Es importante prevenir estas conductas, por ello debe haber un fomento y educación hacia la convivencia en la comunidad educativa. Como señala Ianni (2002) la convivencia se aprende y la convivencia enseña.
Se aprende a partir de la experiencia y no del discurso y se afirma y refuerza cuando se producen cambios duraderos en la conducta.
Aprender a convivir supone una experiencia sostenida que se trasmite mediante el trabajo docente de la vida en la escuela y no solamente de la enseñanza de las asignaturas.
La familia, como hemos visto juega un papel imprescindible por ello su implicación dentro de la comunidad educativa debe ser fundamental, estar al tanto de lo que sucede en el aula no desligarse de los tutores o profesores pese que el alumnado ya tenga cierta edad.
Cuando se sepa que nuestros hijos están implicados en estos sucesos es importante poner cartas sobre la mesa, y no pensar que se trata de un juego simple de niños, vistas las consecuencias que puede tener.
Hablar con ellos, estar siempre para lo que puedan necesitar y hacerles ver que pase lo que pase cuentan con vuestro apoyo, informar a los docentes del Centro de estas situaciones.
Es importante concienciarles de la implicación en estos grupos y acciones, levantar la cortina del silencio sin que esto sea una trampa para ellos.
En resumen, La violencia entre escolares es nefasta y destructiva para todos. Para los violentos, porque les hace creer que gozan de impunidad ante hechos inmorales y destruye sus posibilidades de integración social.
Para las víctimas, porque afecta gravemente el desarrollo de su personalidad. Para el resto de los escolares, porque se socializan en un clima de temor e injusticia y terminan creyendo en la ley del más fuerte.