SARS-CoV-2: La marca del desarrollo y la salud mental

Rosa Almirón Cuadros

La pandemia del Coronavirus ha hecho estragos a nivel social, afectivo y cerebral. Pensemos en la salud mental de adultos y mayores. Estamos dando pasos importantes para poner en valor estos problemas y saber que todas las enfermedades mentales, también son causa de muerte.

Veamos un ejemplo:

  • Nos caemos y nos rompemos un hueso; en cuanto notamos que algo pasa, vamos al centro de salud y salimos con una escayola; si no es de gravedad en un mes y medio como pronto, estaremos sin ella.

Sigamos con el ejemplo:

  • no tenemos gana de levantarnos por la mañana; la mayoría de las noches la ansiedad y el llanto es lo que tenemos presente; ¿Qué hacemos? ¿Tenemos herramientas para sanarnos? o por el contrario ¿Tenemos que pagar 50 euros, mínimo, para poder acceder a una sola consulta de salud mental?; pues pensamos, "mejor lo dejamos, se me pasará en unos días". Lo más seguro es que acabe en depresión grave y como consecuencia, podemos imaginarnos el final.

Atender las enfermedades mentales desde el primer momento en que se presentan debería de estar al mismo nivel que cuando simplemente, nos rompemos un hueso y podemos ir al centro sanitario en el momento. Estamos dando pasos muy importantes para conseguir que no sea un privilegio, para que la salud mental esté por encima de cualquier simple herida.

Pero ahora, sigamos reflexionando acerca de lo anterior: ¿Por qué en adultos jóvenes hay más enfermedades mentales? Podemos hablar de ansiedad, estrés, anorexia, depresión... un sinfín de trastornos que, de no ser diagnosticados a tiempo pueden acabar en el suicidio. Pero queda lo más importante: no nos hemos dado cuenta de que la mayoría de estos trastornos, pueden estar marcados en su cerebro desde que esos jóvenes o adultos tenían 2-3 años.

Los primeros estadios del desarrollo son los más importantes y donde se van a marcar los hechos y acontecimientos con los que se va moldeando nuestro órgano más importante: el cerebro. Si durante los primeros años de vida sometemos al niño a presiones, relaciones y acontecimientos de la vida diaria que podemos ver como normales, en cuanto sea un joven o adulto, va a plasmarse lo que ha vivido de niño.

Con esta introducción, vamos a ver cómo la pandemia actual nos está marcando en nuestro desarrollo y en el de muchos niños, jóvenes y adultos.

La socialización en tiempos de pandemia

Centrándonos en el tema de este artículo, es de vital importancia recordar a todos esos niños que, durante los períodos más importantes de su vida han sido privados de libertad social y afectiva. La naturaleza del aprendizaje de los niños, no solo se presenta por la genética si no que en gran parte, aprenden de los estímulos que reciben de su entorno que le permiten acceder al conocimiento.

El ser humano tiene una capacidad de adaptación al medio que viene dada por la plasticidad cerebral. Nos hemos adaptado a los tiempos de pandemia, a un confinamiento y una retirada de relaciones sociales que nos han afectado a nuestro desarrollo y a nuestra vida. Pero siempre nos olvidamos del futuro; de las generaciones que están ahí, de las que estamos cuidando. Nos olvidamos de lo más importante: el desarrollo de los niños.

Durante estos años, vivimos en una sociedad altamente protegida, privados del vínculo social y afectivo tan importante en los primeros años del desarrollo humano. Los daños humanos que la pandemia está haciendo, se pueden presenciar en las escuelas. Cada día vemos niños con fobia social, con problemas para relacionarse con los demás que vienen marcados desde su nacimiento en el año de la pandemia.

Un niño con tres años de edad hoy en día, se ha desarrollado en una burbuja protectora, en parte obligados por el Coronavirus, donde no ha tenido relación y se le ha prohibido el dar un simple abrazo o poder ir al parque a jugar. Estos problemas de socialización en los niños son tan importantes que no podemos dejarlos pasar por alto.

Vamos a ver un ejemplo en todos los niveles del desarrollo con un niño de 2 años y medio de edad.

  • Este niño nace en Febrero de 2020. Al cumplir un mes, se declara el estado de alarma. Nos prohíben salir a la calle, relacionarnos con los demás, cierran parques, escuelas y todo tipo de lugares no esenciales. El mundo entero se para ante un virus imparable.
  • Mayo de 2020. Plan de desescalada; se indica que los menores de 14 años pueden salir en la franja horaria de 12:00h a 19:00h. El niño cumple 3 meses. No ha tenido contacto con nadie, solamente con sus padres. No ha visto ni verá aún a su familia, a sus abuelos, sus tíos... En el mejor de los casos, el niño solo verá caras con mascarillas y podrá respirar el aire que no es el de su casa.
  • Febrero de 2021. El niño cumple 1 año. Ha aprendido a andar en su casa, no ha ido a parques ni a una guardería aún. No tiene relación con niños de su edad y la sobreprotección a causa del Coronavirus, es una realidad. El vínculo social y afectivo solo lo tiene con sus padres. Si ha visto a algún familiar con mascarilla durante este tiempo, en cuanto se la quitan en la distancia, el niño se extraña.
  • Septiembre de 2021. El niño empieza a socializarse. Se encuentra reacio al vínculo social con niños de su edad. Muestra principios de lo que podría ser una fobia social aunque lo vemos normal por la situación que estamos viviendo. Aún así, seguimos sin poder abrazarnos, sin poder juntarnos más de X personas (las que por ley nos toque en ese momento), sin poder plasmar en el otro lo más importante: una emoción o la alegría de haberse encontrado después de tanto tiempo; seguimos en la distancia... 1,5m.
  • Febrero de 2022. El niño cumple 2 años. La pandemia ha avanzado mucho. La mayoría de la población está vacunada y podemos hacer una vida "normal" dentro de lo que llamamos ahora "nueva normalidad". Nuestro niño sigue sin ir a la guardería por miedo al contagio; "Ya irá al colegio" pensamos. Sin saber las consecuencias que traerá, pensamos en lo mejor para el presente y no para el futuro. El niño sigue sin tener mucha relación con otros niños; la tiene pero le prohibimos darles abrazos y besos a los niños con los que no se junta en el parque normalmente. Hemos creado sin saberlo una burbuja de socialización.
  • Septiembre de 2022. El niño entra al colegio. 3 años. Se manifiestan los primeros signos de lo que temíamos: fobia social. Llora al ver a niños a los que no está acostumbrado a ver. Llora cuando estos compañeros le dan un abrazo, con lo que eso emocionalmente conlleva... Y lo más importante: nos está diciendo en casa que no quiere ir al colegio. No quiere socializarse, tiene miedo. No quiere ponerse una mascarilla para poder entrar al aula. O para poder acercarse a un amigo.

¿Qué será de este niño en un futuro? ¿Qué será de sus relaciones sociales? ¿Cómo se desarrollará y se relacionará socialmente con sus amigos?

Esto es un ejemplo vivo de lo que los docentes nos encontramos cada día en la escuela. Ya no tenemos que lidiar con que a un niño no le guste aprender matemáticas o música. Tenemos que enseñar valores tan importantes como la inteligencia emocional. Estamos enseñando a crear vínculos sociales y afectivos antes que asignaturas y conocimientos.

Los docentes no nos quejamos. Estamos enseñando y viendo el lado más humano del niño. Es lo normal después de privarnos de una libertad, y no hablamos de la libertad de poder salir a la calle. Hablamos de algo tan humano como poder abrazar, poder jugar con los amigos, poder ir a darle un abrazo a su abuelo que, ahora vacunado, un poco de miedo se le ha quitado.

Con esto podemos reflexionar tanto docentes como padres en lo que nos espera en el futuro. Un futuro no tan lejano donde vamos a presenciar, y lo estamos ya presenciando lo que será de estos niños.

Volvamos al principio de este artículo: la salud mental. En pocos años, lo más seguro es que estos niños necesiten una ayuda externa.

Una ayuda y un apoyo para poder seguir adelante. No podemos dejar atrás la salud mental si queremos que nuestros hijos y nuestros alumnos no desarrollen enfermedades mentales, ya que han aprendido, como hemos dicho anteriormente, de un medio que no es favorable para nuestro órgano, para el cerebro. Han aprendido de un medio que va a desembocar en enfermedades mentales que nos preguntaremos el por qué están ahí y ojalá no olvidarnos del ambiente en el que se han desarrollado. Una pandemia; privación de libertad; sin socialización... Un largo etcétera de piedras en el desarrollo.

Ahora es el momento que tenemos los docentes para poner de relieve lo que estamos viendo en las clases. Para no dar cabida a estos problemas que un simple virus nos puede poner en el futuro. Tratemos de hacer lo posible por que los niños aprendan en un entorno lo más favorable posible y que en un futuro, puedan consultar los problemas derivados de esta pandemia sin que ello sea un privilegio.