Un nuevo estudio ha revelado que las personas que experimentaron mayor adversidad en su infancia reportaron respuestas subjetivas más débiles a las drogas estimulantes. Esto sugiere que el trauma puede alterar la experiencia con las drogas y resalta la necesidad de explorar los mecanismos subyacentes en futuras investigaciones.
Un análisis de datos de estudios previos indica que las personas con mayor adversidad en la infancia tienden a mostrar respuestas subjetivas atenuadas a la metanfetamina y la d-anfetamina entre 90 y 180 minutos después de la administración. Sin embargo, sus respuestas subjetivas a la buprenorfina no se vieron afectadas, y esta droga tuvo un efecto generalizado limitado en los participantes. Este estudio fue publicado en la revista Journal of Psychopharmacology.
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Cuando la infancia deja huella
Las personas con problemas de uso de sustancias a menudo tienen un historial de abuso y negligencia en la infancia. El abuso y la negligencia infantil involucran comportamientos dañinos o la falta de atención necesaria, lo que lleva a daños físicos, emocionales o psicológicos.
El abuso puede ser físico, emocional o sexual, y ocurre cuando un niño es maltratado o violado deliberadamente. La negligencia, por otro lado, ocurre cuando las necesidades básicas de un niño, como la comida, la vivienda, la atención médica o el apoyo emocional, no se satisfacen.
Tanto el abuso como la negligencia pueden tener efectos a largo plazo en el desarrollo de un niño, su salud mental y su capacidad para formar relaciones. Estas experiencias a menudo conducen a un trauma, que puede resultar en ansiedad, depresión u otras dificultades en la edad adulta, incluida una mayor propensión a los trastornos por uso de sustancias.
¿Cómo influye la adversidad temprana en la recompensa de las drogas?
La autora del estudio, Molly Carlyle, y sus colegas, se propusieron explorar el impacto de las adversidades de la vida temprana en la recompensa por las drogas. En otras palabras, buscaban determinar si las experiencias de abuso y negligencia en la infancia influyen en la forma en que una persona experimenta las drogas.
Los investigadores analizaron datos de ensayos aleatorios controlados con placebo existentes en los que adultos sanos recibieron dosis únicas de las drogas psicoactivas metanfetamina, d-anfetamina y buprenorfina.
Las dos primeras son agonistas de la dopamina, lo que significa que imitan los efectos del neurotransmisor dopamina en el cerebro. La buprenorfina es un agonista parcial de los opioides, lo que significa que activa los receptores de los opioides en el cerebro, pero produce una respuesta más débil en comparación con los agonistas completos.
El estudio analizó datos recopilados por el Human Behavioral Psychopharmacology Laboratory de la Universidad de Chicago. Esto incluyó tres estudios realizados en adultos de 18 a 40 años que fueron reclutados para participar en investigaciones que involucran la administración de drogas. El estudio 1 involucró a 61 participantes sanos que recibieron metanfetamina oral (20 mg). En el segundo estudio, 112 adultos sanos recibieron 20 mg de d-anfetamina, mientras que el tercer estudio involucró a 38 participantes que recibieron 0.2 mg de buprenorfina.
En los tres estudios, las respuestas subjetivas de los participantes a las drogas se evaluaron utilizando el Cuestionario de Efectos de las Drogas de 90 a 180 minutos después de la administración. Este cuestionario solicita a los participantes que califiquen qué tan fuerte sienten el efecto de la droga, qué tan altos se sienten, cuánto les gustan o disgustan los efectos y si desearían más de la droga. Los participantes también completaron una evaluación de las experiencias de adversidad en la infancia utilizando el Cuestionario de Trauma Infantil.
La adversidad infantil y la experiencia con los estimulantes.
Los resultados mostraron que los participantes que informaron niveles más altos de adversidad en la infancia tendieron a reportar efectos subjetivos más bajos de la metanfetamina y la d-anfetamina.
Estas personas informaron que sentían los efectos de la droga con menos intensidad, les gustaban menos y experimentaban un "subidón" inducido por la droga más bajo. Sin embargo, el grado en que los participantes desaprobaban la droga o querían más de ella no se asoció con la adversidad infantil reportada.
La buprenorfina tuvo poco efecto en los participantes en general. Los efectos de la dosis utilizada en el estudio fueron indistinguibles del placebo (cuando los participantes recibieron una píldora que creían que contenía la droga, pero no lo hacía). Estos efectos, o la falta de ellos, no se asociaron con la adversidad infantil reportada.
"En general, los participantes con más adversidades en la infancia reportaron respuestas subjetivas atenuadas a las drogas estimulantes, pero no a la buprenorfina. Los estudios futuros deberían examinar la generalización de estas relaciones, para identificar los mecanismos subyacentes al vínculo entre la adversidad infantil y la respuesta a las drogas", concluyeron los autores del estudio.
Mirando más allá de las autoevaluaciones.
El estudio apunta a posibles efectos de la adversidad infantil en las experiencias con las drogas. Sin embargo, cabe señalar que el estudio se basó únicamente en autoinformes. Por lo tanto, aún no está claro si las personas con experiencias de adversidad en la infancia realmente sienten efectos más bajos de las drogas estimulantes, o si simplemente tienden a reportar las experiencias con las drogas de manera diferente, calificando la misma intensidad de las experiencias con las drogas (agradables) como más bajas.
El estudio, a pesar de sus limitaciones, arroja luz sobre una compleja relación entre la adversidad infantil y la experiencia con las drogas. Esta información podría ser útil para el desarrollo de intervenciones más efectivas para personas con problemas de adicción y un historial de adversidad infantil.
Fuentes y recursos de información
Carlyle M, de Wit H, Leknes S. (2024). Impact of childhood adversity on acute subjective effects of stimulant and opioid drugs: Evidence from placebo-controlled studies in healthy volunteers. Journal of Psychopharmacology. DOI: 10.1177/02698811241268892